Donbass. Un puente dorado

Por Colonel Cassad. Resumen Latinoamericano, 14 de enero de 2021.

El asesor de política informativa Oleksiy Arestovich, que forma parte de la delegación ucraniana para las negociaciones sobre Donbass, ha ofrecido a Rusia un “puente dorado” para abandonar la RDP/RPL. En realidad, Arestovich no ha hecho más que dar voz a los deseos que ya había expresado previamente la administración Zelensky de revisar los acuerdos de Minsk según las líneas marcadas por Ucrania y Estados Unidos de realizar primero la “desmilitarización”, “entrega de la frontera” y solo después tratar una resolución política. La Federación Rusa no ha aceptado esta opción hasta ahora y no va a hacerlo ahora, algo de lo que es perfectamente consciente Arestovich.

Pero como la tarea de lograr una resolución política al conflicto no es rentable (especialmente teniendo en cuenta el cambio de poder en Estados Unidos en favor de los Demócratas), los representantes del Gobierno de Zelensky continúan realizando exactamente la misma comedia que los representantes de Poroshenko, pretendiendo ofrecer propuestas extremadamente válidas que son repetidamente rechazadas por contradecir las obligaciones que Ucrania aceptó oficialmente.

El objetivo es mostrar que Ucrania supuestamente busca una resolución política, pero la traicionera Rusia rechaza propuestas “muy favorables”. Desde ese punto de vista, la propuesta actual es solo la repetición de un camino que ya se ha transitado muchas veces y que siempre lleva al impasse de Minsk.

El objetivo final de los “puentes dorados” es la retirada de Rusia de Donbass según los cálculos previstos por el ultimátum de Obama en 2014, que exigió a Rusia la rendición de Donbass y Crimea y la retirada de Ucrania. Teniendo en cuenta que las mismas personas que apoyaron el golpe de Estado y el estallido de la guerra civil en Ucrania han vuelto a obtener el poder en Washington, para los representantes de la administración de la colonia, entre los que se encuentra Arestovich, repetir las exigencias estadounidenses y continuar con la rutina de la “agresión rusa” sirve también como demostración de lealtad a los nuevos jefes. Este tipo de declaraciones parece querer decir: “Estoy aquí y quiero seguir en mi puesto”.

Como es fácil observar, tanto el entorno de Poroshenko como el de Zelensky se encuentran en una carrera para probar su lealtad al jefe retornado. Yatseniuk está dispuesto a pagar cientos de miles de dólares para estar presente en la investidura de Biden la semana que viene. Y su deseo no es baladí. Como muestran las sanciones contra Kolomoisky, Dubinsky o cualquiera asociado con Derkach, quienes trataron de jugársela a Biden van a pasarlo mal. En el contexto actual de la política estadounidense, a nadie le va a importar si se deja caer a alguno de los “problemáticos” en una colonia como Ucrania. Es más, tampoco estarán en la investidura de Biden los emigrados ucranianos que se marcharon a Estados Unidos pero osaron mostrar la corrupción de Biden pensando que en Estados Unidos había libertad de expresión. El verdadero precio de esa libertad de expresión se verá en los próximos meses, cuando es evidente que Washington incrementará la presión contra los círculos que no sean suficientemente leales, por lo que las muestras de lealtad al nuevo jefe aumentarán notablemente.

En ese contexto, sería ingenuo esperar un avance significativo en las negociaciones sobre Donbass, algo que Kozak ha confirmado hoy. “No hay avances”, afirmó, y no los habrá con Zelensky. La actual administración colonial de Ucrania no está interesada en ello. Así que el proceso de Minsk, que cumplirá seis años en febrero, seguirá siendo un foro de palabras vacías con promesas de “seguir negociando”, como un teatro de diplomacia. Hace tiempo que no tiene nada que ver con la resolución del destino de Donbass.

Es preciso mencionar también que, al mismo tiempo, a sugerencia de Gran Bretaña y Estados Unidos, Ucrania está promocionando la cuestión propagandística de la “plataforma Crimea”, financiada por la embajada británica en Kiev. En realidad, Ucrania está fuertemente integrada en el espacio de propaganda estadounidense y británico. Y cuando se habla de “puentes dorados” en Donbass, debemos comprender que se trata de veladas propuestas de diferentes formas de rendición de la Federación Rusa. Si se sigue el “puente dorado” y se entrega Donbass, habrá que pasar por el “puente dorado” en Crimea y después siempre se podrán encontrar otros “puentes dorados”, ya que, una vez empezado, el proceso de rendición es difícil de parar, como se pudo observar en tiempos de Gorbachov, cuando se transitaron numerosos “puentes dorados” y se dejó al país sin ninguna esfera de influencia.

Ahora la situación es ligeramente diferente, por lo que estas propuestas sirven más como objetivos de la guerra informativa que como expectativa de rendición inmediata de Rusia. En este sentido, es preciso insistir en que la política rusa en dirección a Ucrania es pasiva y se mueve por inercia, por lo que, unida al lento proceso de entrega de pasaportes rusos y el estancamiento de la cuestión de determinar el destino de la RPD y la RPL, da una pésima impresión. Pronto se cumplirán siete años desde el inicio de la guerra, que dura ya más que la Segunda Guerra Mundial y cuyo final sigue sin estar a la vista, y sería ingenuo pensar que los acuerdos de Minsk van a cambiar esta situación.

Fuente: Slavyangrad

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