Jefe militar del Estado Islámico fue entrenado por fuerzas especiales de EEUU

Resumen Latinoamericano/Al Mannar, 18 de septiembre de 2015 – En el verano de 2012, un grupo de 15 chechenos cruzaron la frontera de Turquía hacia Siria. Estos hombres serían uno de los núcleos que acabaron formando el Estado Islámico (EI, o ISIS). Uno de aquellos 15 chechenos sería con el tiempo la figura no árabe más importante de la jerarquía del EI, según señaló el periódico McClatchy.

Abu Omar al Shishani, como es conocido, nació como Tarjan Batirashvili y fue un oficial de las fuerzas especiales de Georgia, que combatió contra las tropas rusas durante el conflicto de 2008 entre Georgia y Rusia, provocado por el ataque de la primera contra Osetia del Sur. Shishani se destacó con su unidad en el combate contra los rusos y recibió elogios de sus mandos.

Incluso antes de la guerra de 2008, se había ganado ya una reputación por luchar contra los rusos. Su padre declaró a periodistas locales que el joven Batirashvili había participado en una serie de operaciones como combatiente en Chechenia antes de unirse al Ejército georgiano en 2006, a la edad de 20 años.

Batirashvili fue entrenado por las fuerzas de operaciones especiales norteamericanas y vivió durante años en la Garganta del Pankisi, un pequeño enclave de chechenos étnicos dentro de Georgia. Desde este enclave, un gran número de chechenos penetraron en la república rusa de Chechenia y otras zonas del Cáucaso durante la Segunda Guerra Chechena (1999-2000) y los años siguientes para combatir a las fuerzas rusas.

Batirashvili juró lealtad al EI en 2013 y se convirtió en el jefe militar supremo del EI en el norte del Siria y Alepo. El mercenario está al frente de varios miles de extremistas del Cáucaso que han acudido a Siria para unirse al extremismo. Ahora dirige una red de terroristas procedentes no sólo de Chechenia y Daguestán, sino también de Afganistán, Tayikistán y Uzbekistán.

“Él ha legitimado al EI en el Cáucaso por medio de sus éxitos militares, incluyendo la toma de la Base Aérea de Menagh, que han sido ampliados por la propaganda del EI”, dijo Michael Cecire, un analista del Foreign Policy Research Institute de Filadelfia.

“La capacidad de Batirashvili atrajo a combatientes de otras facciones en Siria y contribuyó a aumentar el flujo de extranjeros -dijo Cecire-. En el norte del Cáucaso, los jóvenes (extremistas) ya no querían luchar en el cada vez más marginado Emirato del Cáucaso, sino en el EI”.

Entrenamiento estadounidense

“Le entrenaron bien y recibimos mucha ayuda de EEUU -dijo un antiguo oficial georgiano, que pidió no ser identificado, a MacClatchy-. De hecho, la única razón por la que no fue a luchar a Iraq junto a los norteamericanos fue porque necesitamos sus habilidades aquí en Georgia”.

Cuando se unió a las fuerzas especiales georgianas, Shishani fue escogido por los norteamericanos. “Todos fuimos entrenados por las fuerzas especiales estadounidenses y él fue su mejor alumno”. El hecho de haber luchado contra los rusos en las filas de los grupos armados extremistas no supuso ningún menoscabo para su posición o reputación.

Llega el wahabismo

El Islam en Chechenia y también en la Garganta de Pankisi ha sido siempre moderado, ligado al sufismo, la rama mística del Islam. Sin embargo, la llegada de fondos saudíes y la construcción de una segunda mezquita en la Garganta del Pankisi cambiaron la situación.

La nueva mezquita fue construida con una donación de Arabia Saudí y predicó “un tipo de Islam wahabí extraño para los musulmanes de la región”, en lugar del sufismo que había dominado la zona durante siglos.

“Ellos dijeron que era erróneo rezar en las tumbas de los santos, como nuestro pueblo había hecho durante siglos”. Esto llevó a que a mediados de la década de 2000 se hubiera producido una división en el seno de la comunidad. Los hombres jóvenes se vieron radicalizados por la nueva mezquita y esto llevó a tensiones con las fuerzas de seguridad georgianas.

“Todos ellos comenzaron a salir para Siria -dijo un miembro de la comunidad musulmana local-. La cosas están ahora mejor porque todos los extremistas se han ido a Siria”. Según datos de la inteligencia georgiana, el número de residentes del Pankisi que se han ido a luchar a Siria es de 150 a 200.

El Frente al Nusra radicaliza sus posturas e ideología

Crecientes indicaciones señalan que se está produciendo un proceso de progresiva radicalización dentro del Frente al Nusra, grupo terrorista como el ISIS, después de que algunos medios hablaran de ciertos intentos de algunos países del Golfo Pérsico, incluyendo Qatar, para convencer al grupo de que se aleje de Al Qaida, organización a la cual pertenece. Tales propuestas, que buscaban hacer menos incómodo para dichos países el ayudar al Frente debido a su vinculación a Al Qaida, fueron, sin embargo, rechazadas por los dirigentes de la organización.

En la actualidad, dirigentes de la organización han mostrado que el grupo ha tomado la decisión “estratégica” de volver a la línea ultra-radical marcada por el fallecido jefe de Al Qaida de Iraq, Abu Musab al Zarqaui.

Este giro del Frente al Nusra ha sido expresado por uno de los dirigentes del grupo, Raduan Mahmud Nammus, alias Abu Firas Suri, antiguo portavoz del mismo y dedicado ahora a “temas de jurisprudencia” en un largo artículo en el que enumera 29 puntos, donde ataca a líderes de otros grupos y descarta cualquier alejamiento de los objetivos de Al Qaida a nivel global. Nammus mantiene vínculos con el grupo Jorasan, considerado como uno de los más extremistas dentro de la organización y que ha promovido atentados en países occidentales.

Por sus posturas, muchos vinculan a Nammus con la ideología de Abu Qatada (Omar Mahmud Uzman), un líder extremista que vivió largo tiempo en el Reino Unido y fue posteriormente deportado a Jordania. Este último está considerado como uno de los teóricos más prominentes de Al Qaida y uno de los ideólogos que más influencia han ejercido en el Frente al Nusra.

Estos intentos se enmarcan también dentro de los intentos de Al Qaida y su líder Aiman al Zawahiri de rehabilitarse como el “líder del yihad contra los cruzados” mediante sus llamamientos para atacar a los países occidentales y en favor de una cooperación con el EI contra los países de la coalición.

Zahawiri dijo, en este sentido, que a pesar de su rechazo a la legitimidad del “califato” del EI, “la lucha contra los cruzados, los shiíes y los laicos” debía llevar a un incremento de la colaboración con la organización liderada por Abu Bakr al Bagdadi y cualquier otro grupo de “muyahidines”, especialmente en Siria, un país considerado como “el primer frente del yihad”.

En los últimos años, el EI ha conseguido convertirse en la organización favorita de los extremistas de todo el mundo superando a Al Qaida y sus filiales, incluyendo el Frente al Nusra y otros.

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