A proteger y respaldar el Proceso de Paz en Colombia. Por Laura Juliana Soto Moreno*

Justo cuando movimientos sociales, activistas de Derechos Humanos, líderes políticos, presidentes de los países facilitadotes, entre otros, resaltaban los dos años de diálogos de paz ininterrumpidos entre la insurgencia de las FARC-EP y el gobierno de Colombia, se produce un hecho por demás sorprendente. El presidente Juan Manuel Santos decide unilateralmente suspender el proceso. ¿Cuál fue su justificación? La retención del General Rubén Darío Alzate; el cabo primero Jorge Rodríguez Contreras y la abogada Gloria Urrego, asesora de proyectos especiales del Ejército, por parte del frente 34 de las FARC en la región del Chocó. Santos, respondiendo a la presión del ejército nacional, decide por este hecho, suspender los diálogos y exigir a la insurgencia la liberación de los retenidos.

Llama la atención el que este General experto en inteligencia militar y antisecuestro hubiera violado todos los protocolos de seguridad al adentrarse a esta zona de Colombia, conocida por la fuerte presencia de las FARC, de bandas delincuenciales y reducto de paramilitares. ¿Por qué este alto rango de las fuerzas armadas se encontraba en esta zona sin escoltas, vestido de civil y sin ningún tipo de protección adicional? Será algo que el General tendrá que responder, y algo que el ejército tendrá que investigar. También llama la atención que el ex presidente Álvaro Uribe Velez, acérrimo enemigo del proceso de paz y aliado de la salida militar al conflicto social y armado, haya sido quien publicó en Twitter primero que nadie la noticia de la retención del General Alzate. ¿Por qué Uribe sabía antes que el mismo presidente Santos? Esto sin duda comprueba que Uribe aún mantiene fuertes contactos con altos mandos del ejército y tiene importante influencia en cierto sector castrense. Santos respondió a esta presión de la ultraderecha colombiana encabezada por Uribe, suspendiendo los diálogos y exigiendo una explicación a las FARC. Estas, a su vez, publicaron varios comunicados en los cuales primero llaman a blindar el proceso de paz; segundo, aceptan que el bloque “Iván Ríos” tiene en su poder al grupo de retenidos; tercero, afirman que es una acción militar propia del conflicto y por eso hacen un llamamiento al cese al fuego bilateral y, por último, comunican la decisión de liberar a las personas retenidas como muestra de paz y para garantizar la continuidad de los diálogos.

Las reacciones en Colombia y a nivel internacional no se hicieron esperar, primero se exigió una explicación a la insurgencia, luego fue unánime la demanda para que continuara el proceso de paz y, sobre todo, fue masivo el pedido ferviente por un cese al fuego bilateral para dejar de dialogar en medio del conflicto. Esto último, más allá del hecho militar puntual de la retención del General, es lo que se debe destacar: la necesidad de un cese al fuego bilateral para fortalecer el proceso y evitar que este tipo de situaciones se vuelvan a presentar. Según uno de los voceros de la insurgencia “Pablo Catatumbo”, este tipo de hechos se pueden seguir dando si no existe un cese al fuego: “En Colombia hay mucha gente que apoya este proceso, que valora los esfuerzos que viene haciendo las Farc por sacar adelante el proceso. Lo que decimos es que mientras continúe la confrontación, se van a presentar hechos como este, e incluso hasta muchos más graves. (Fuente: Revista Semana).

Hay que enfatizar en la importancia que este proceso de paz tiene para Colombia y para Latinoamérica, no solo porque significaría ponerle fin al conflicto armado más añejo del continente, sino también porque ratifica la unidad de nuestros países. La colaboración constante de Cuba, Chile y Venezuela; y el apoyo incondicional de los demás estados de Suramérica deben incrementarse en medio de esta difícil coyuntura para lograr el éxito de los diálogos de paz. Precisamente, el papel de los garantes es un elemento a resaltar en medio de esta crisis. Cuba y Noruega sirvieron de intermediarios entre la insurgencia y el gobierno para facilitar la liberación del General a través del accionar de la Cruz Roja, y aún Venezuela y Chile como países acompañantes apoyaron el proceso en esta coyuntura. Sobre la importancia de estos diálogos en el continente, debemos recordar que el conflicto social y armado colombiano ha sido siempre la punta de lanza para que los gobiernos norteamericanos mantengan una fuerte presencia militar en nuestros países utilizando el Plan Colombia como la estrategia que guía esta silenciosa y aparentemente justificada invasión. El llamado es a que se fortalezcan estos diálogos, a que, desde todos los países de nuestramérica, se presione a ambas partes para que no se levanten de la mesa sin antes llegar a acuerdos concretos y, también, a informarnos e interesarnos por la realidad de este proceso tan golpeado por la ultraderecha colombiana. Buscar diferentes fuentes de información, no quedarnos con el discurso guerrerista de los militares y de Álvaro Uribe, sobre todo porque, como dice la líder política Piedad Córdoba: “50 años de guerra no se resuelven en dos”.

(*) Laura Juliana Soto Moreno es colombiana, vive hace cinco años en Argentina donde realizo estudios de Maestría en Derechos Humanos en la Universidad Nacional de La Plata. Es graduada en Ciencia Política por la Universidad Javeriana de Bogotá.     Integra el Movimiento Social y Político “Marcha Patriótica”.

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