Donbass. La guerra en el frente y en la retaguardia

Por DonRF. Resumen Latinoamericano, 27 de junio de 2022.

Ayer por la mañana, el líder checheno Ramzán Kadyrov afirmaba en sus redes sociales que las tropas rusas, entre ellas las unidades chechenas, habían rescatado a los centenares de civiles que se encontraban en la fábrica química Azot de la localidad de Severodonetsk. Poco después, un reportaje de Izvestia confirmaba la evacuación de civiles de la fábrica. Con ello, la zona industrial de Severodonetsk, único punto bajo control de las tropas ucranianas, queda finalmente en manos de la RPL y la batalla se traslada ahora a la vecina Lisichansk, última ciudad de Lugansk aún en manos ucranianas y donde se ha retirado una parte de la guarnición de Severodonetsk. Avanzando desde diferentes puntos, las tropas rusas y republicanas han comenzado ya a luchar por la ciudad.

Sin embargo, no todo en el frente se trata de avances y retrocesos, sino que hay que prestar también atención al uso que en la guerra se hace de la población civil. Al igual que ocurriera en Azovstal, el uso de Azot para alegar control de una parte de la ciudad en una batalla que ya estaba perdida recuerda que Ucrania continúa haciendo uso de la estrategia de escudarse en la población civil. Esa estrategia va mucho más allá y no se limita a las localidades en las que se lucha en cada momento. En muchos casos, la estrategia no tiene únicamente en cuenta los condicionantes militares, políticos o informativos, sino que hay también un claro componente de castigo colectivo contra una población que se considera desleal.

Artículo Original:

Al principio de la operación militar especial, el alcalde de Nikolaev, consciente de que la defensa de la ciudad era inútil, ayudó a que se colocaran instalaciones militares por toda la ciudad y se jactó de que unidades de artillería habían sido colocadas en los barrios residenciales. Ahora, el mismo alcalde de Nikolaev afirma que los ciudadanos deben abandonar sus hogares y huir. La ciudad va a ser aún más militarizada y no habrá opción de levantar el cerco. No es el primer caso, lo mismo ocurrió en Chernigov, que estaba a punto de caer en manos rusas cuando se produjo el gesto de buena voluntad [la retirada rusa, no solo de la región de Kiev, sino también de Chernigov, donde disponía de posiciones ventajosas-Ed]. Lo mismo ocurrió en Mariupol, Volnovaja o Severodonetsk, que se entregaron únicamente cuando ya estaban destruidas.

Ucrania ha actuado de la misma forma contra las ciudades de Donbass. Perfectamente consciente de que no van a poder levantar el cerco de las aglomeraciones urbanas: “En las últimas 24 horas, dos civiles han muerto y cinco más han resultado heridos a consecuencia de los bombardeos ucranianos en el territorio de la República Popular de Donetsk”.

Atacan las ciudades solo para ganar tiempo y garantizar más destrucción. La ciudad de Járkov ha tenido un destino similar. En cuanto se identificó la amenaza de conflicto, la ciudad fue rápidamente convertida en fortaleza y ahora la población civil es rehén de la situación. Por supuesto, esto no siempre ocurre así. Jerson sí se entregó: “Savluchenko, director del Departamento de Juventud y Deportes, fue asesinado en un ataque terrorista en Jerson según afirmó a RIA Novosti la administración local”.

Ahora hay periódicos ataques terroristas allí, como ocurre en otras ciudades que se entregaron sin luchar. El objetivo es impedir la gobernanza y hundir a las regiones en la anarquía. La táctica es muy efectiva siempre y cuando no te importe ni la población ni lo que vaya a pasarle. A ellos no les importa. Esto es algo que debería comprender la población de la región histórica de Novorossiya, que se ha convertido en el campo de batalla.

Ayer leía un reproche a los residentes de Sviatogorsk [al norte de Slavyansk] en un foro público ucraniano: “Veo que nuestra gente está muy contenta de aceptar (limosna) comida del enemigo. Me podéis condenar, pero ese mismo vídeo va a ser usado por los rashistas [término muy utilizado ahora mismo por Ucrania y sus defensores extranjeros formado por la mezcla de los términos rusos y fascistas-Ed] en nuestra contra”.

Hay muchos ejemplos similares. Según Ucrania, la población de los territorios perdidos no debería comer ni usar el transporte, los servicios públicos no deberían funcionar, la cosecha no debe plantarse (ha habido intentos de destruir la fruta a los agricultores de Jerson) y los médicos no deberían aceptar pacientes. Todos deben morir voluntariamente en agonía. Para que la BBC tenga una buena imagen. Y quienes no mueran serán colaboracionistas y traidores. No son las palabras de ningún loco, es la política oficial de este semiestado que permite que sus fuerzas de seguridad cometan actos terroristas contra no combatientes.

¿Qué se puede hacer al respecto? Puede que se reproduzcan.

En casos en los que haya suficientes fuerzas para un doble anillo en el cerco, merece la pena sitiar las ciudades y después realizar una de esas evacuaciones de las que se han hecho tantas bromas. Recuerdo que en Siria se permitía a los combatientes abandonar en convoyes las ciudades sitiadas hacia territorios que fueran seguros para ellos. Eso les daba la ocasión de evitar un sangriento asalto y la estrategia fue beneficiosa al final.

Se puede advertir a las autoridades locales y los comandantes de la guarnición de que serán personalmente responsables por las batallas urbanas en esas zonas y ocurrirá sin dejarles huir a la Unión Europea para usar a sus partisanos. Los horrores son posibles por un motivo: no son castigados. El esquema es sencillo: hacen explotar una ciudad, levantan los brazos, se les da de comer, se les intercambia y van a hacer explotar otra ciudad.

No se puede tratar a los insurgentes como combatientes ordinarios. Todos al otro lado deberían comprender que habrá consecuencias por intentar jugar al sitio de Breslau. Eso salvará tanto a la población como a las ciudades. Cualquier persona disfruta de la simplicidad. Se puede hacer que una persona trabaje en las ciudades liberadas, pero con medidas de control de la población. Es mucho mejor que los ataques terroristas.

Fuente: Slavyangrad

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