Estado Español. El preso comunista del PCE(r), Manuel Arango sale en libertad tras 22 años y acudirá al homenaje a Isabel Aparicio, fallecida en prisión

Resumen Latinoamericano, 27 de abril de 2021.

Este martes 27 de abril. tras salir de a cárcel, Manuel Arango, se personará en el homenaje que se realizará a su compañera Isabel Aparicio.

El preso comunista Manuel Arango sale en libertad tras 22 años y acudirá al homenaje a Isabel Aparicio

MANUEL ARANGO RIEGO, UN REVOLUCIONARIO COMUNISTA

Autobiografía escrita desde la cárcel

Nací el 12 de diciembre de 1948 en Villaseca de Laciana (León), en el seno de una familia obrera que trabajaba en la minería del carbón.
Para las familias mineras y sus hijos (los guajes), el marco vivencial estaba dominado por la miseria, las condiciones de trabajo esclavizantes (que causaban numerosos muertos y heridos), y por la represión fascista, que había convertido el valle minero en un lugar parecido a un campo de concentración.
Fue como consecuencia de las duras condiciones de vida, por la influencia de las huelgas mineras y por las ideas políticas antifascistas que recibía de mi familia y de los trabajadores más combativos, como se fueron gestando en mí los deseos de organizarme para la lucha contra el fascismo y la explotación capitalista.
DURANTE LA OMLE
En mi juventud, después de salir del valle minero, estuve en varias ciudades, en las que trabajé en la construcción, en hostelería, en talleres y en algunas fábricas, entre ellas la SEAT de Barcelona. Durante este tiempo realicé también diversos estudios, la mayor parte de ellos en régimen académico nocturno.
Fue en 1974, mientras trabajaba en la ciudad de Barcelona, cuando conocí a la OMLE (Organización Marxista Leninista de España). Esta Organización Comunista venía preparando durante años las condiciones necesarias para la reconstrucción del PCE (r).
En el tiempo de mi militancia en la OMLE, formé parte de algunos organismos clandestinos situados en Barcelona y en su periferia. Allí realicé una actividad de formación revolucionaria con los trabajadores; a la vez que participaba en la organización de luchas por reivindicaciones laborales y contra la represión y los preparativos de la farsa de la “reforma política”, que estaban llevando a cabo los últimos gobiernos de Franco.
EN LA ORGANIZACIÓN DEL PCE(r)
El congreso reconstitutivo del PCE(r), realizado en junio de 1975, fue un acontecimiento de trascendencia histórica para la clase obrera, que de nuevo volvía a tener al frente a su vanguardia comunista, después de que el PCE de la época de la guerra civil revolucionaria hubiese sido destruido por el revisionismo carrillista con su política de colaboración con el fascismo.
Con el nacimiento del PCE(r), se realizaba la lucha revolucionaria de la clase obrera y comenzaba a desarrollarse el movimiento de resistencia antifascista, del que nuestro Partido fue ya desde aquel entonces su conductor político.
La reconstrucción de nuestro Partido, en el que he militado desde aquel entonces, fue también un acontecimiento decisivo para la transformación de mi vida. El PCE(r) ha sido el artífice del desarrollo de mi formación comunista: mediante la combinación de la preparación teórica revolucionaria y la vida orgánica partidista con la práctica revolucionaria, articulado todo ello por las formas de organización, funcionamiento y métodos de trabajo comunistas.
El conjunto de mis actividades revolucionarias, desempeñadas a través de diversas tareas y responsabilidades, han estado determinadas por las necesidades y objetivos del PCE(r) en cada período concreto.
Dentro de mis actividades comunistas, he desempeñado tareas y responsabilidades de carácter político, organizativo y propagandístico, a través de organismos partidistas de base, intermedios, especializados y en la dirección. Igualmente, he participado en encuentros colectivos importantes para el desarrollo de nuestro Partido, como fueron las reuniones plenarias del Comité Central y los congresos.
Durante algunos períodos de tiempo, realicé también determinadas tareas revolucionarias en algunas organizaciones del movimiento de resistencia antifascista. Igualmente, participé en la edición de publicaciones democrático-antifascistas, editadas de forma legal.
Así mismo, he participado directamente en diversas épocas en la organización y realización de luchas de carácter político, en huelgas por reivindicaciones laborales y en campañas de solidaridad y de apoyo a las luchas de los presos políticos.
En cuanto al medio en el que he realizado mis actividades revolucionarias, el más habitual ha sido desde la clandestinidad, salvo en cortos períodos de tiempo, en los cuales, al recobrar la libertad después de mis estancias en prisión, participaba desde la legalidad en tareas partidistas y en otras actividades en el movimiento popular.
En referencia al marco territorial donde he realizado mi actividad revolucionaria, una parte fue realizada en el Estado español, mientras otra parte fue realizada desde la clandestinidad en Francia, donde permanecí, los 16 años anteriores a mi última detención en 2007, desde la cual me encuentro en prisión.
La última parte de esta exposición general, se refiere a la represión política que, durante décadas, me ha aplicado el Estado fascista español por mi militancia en el PCE(r). Dentro de esa represión política se encuentran: la persecución policial constante estando en la clandestinidad y la vigilancia sistemática, las provocaciones y amenazas cuando me encontraba en la legalidad; la aplicación de la tortura cada vez que he sido detenido; así como mis diversas estancias en prisión, donde he sido sometido a la política represiva que se aplica a los presos políticos.
DIVERSAS ETAPAS EN MI ACTIVIDAD REVOLUCIONARIA
Durante los más de 35 años de existencia del PCE(r), he participado en diversos períodos de su desarrollo.
He vivido períodos en los que, al concurrir diversos factores favorables, pudimos acelerar el proceso revolucionario y extender la organización del Partido de manera amplia. En otros períodos, dominados por el receso de las luchas obreras y populares y por los insuficientes deseos de organizarse por parte de los trabajadores, nuestra labor política tenía menor repercusión y el desarrollo organizativo era más lento. También he vivido períodos especialmente difíciles, en los que tuvimos que afrontar diversas reorganizaciones para reconstruir los organismos y tareas partidistas afectadas por la represión fascista, a lo que se unía un insuficiente número de fuerzas organizadas sobre todo en la clandestinidad, con lo cual nuestra labor revolucionaria en general se veía más limitada.
Este conjunto de situaciones cambiantes, me ha permitido acumular experiencias revolucionarias en diversos terrenos y el poder ir asimilando las diversas tácticas y objetivos en cada período concreto.
Ahora, y con el propósito de facilitar la exposición de mis actividades revolucionarias de forma más concreta, dividiré el conjunto de esas actividades en etapas, en las que mostraré también mis experiencias más destacadas y el contexto en el que se produjeron.
La primera etapa de mi actividad revolucionaria la sitúo desde las fechas de la reconstrucción del PCE(r) hasta el final de los años 70.
Mi labor revolucionaria en esta etapa se inscribe dentro de los principales objetivos del Partido en aquel tiempo; aquellos objetivos eran: fortalecer y extender la organización del PCE(r), que estaba iniciando su desarrollo; desenmascarar políticamente y sabotear la farsa de la “reforma política” puesta en marcha por el régimen político de los monopolios; y denunciar a los partidos revisionistas, al socialfascismo del PSOE y a los grupos reformistas, que apoyaban la falsa democracia y desempeñaban un papel abiertamente contrarrevolucionario.
En los primeros tiempos de esta etapa, desempeñé mi labor partidista en Barcelona y en otras ciudades de su entorno. De aquel tiempo de intenso trabajo organizativo y propagandístico destacaría, sobre todo, nuestra presencia organizada en grandes centros fabriles, como en SEAT, SIEMENS, ELSA, CORBERO, VAN GUARD y ROCA, entre otros; también destacaría nuestra significativa influencia política en núcleos de población obrera como Hospitales del Llobregat, Badalona, Santa Coloma de Gramanet, Sabadell, etc. Otra labor política constante fue la lucha multifacética de nuestro Partido en defensa de los derechos nacionales de Catalunya.
A continuación, pasé a desarrollar mi actividad revolucionaria participando en poner en marcha por primera vez la organización partidista en Asturias, León, Santander y en la cuenca minera palentina. En medio de un ambiente antifascista bastante generalizado y activo, se lograron establecer núcleos organizados del Partido en centros de trabajo del medio urbano y en algunas cuencas mineras. De este período destacaría, entre otros hechos significativos, la notable ascendencia política de nuestro Partido en algunos barrios obreros de Gijón, en diversas zonas mineras de la cuenca del Nalón, en Asturias, y entre la minería del Valle de Laciana, en León. Mención especial merece la huelga general de la construcción de Asturias, que mantuvo a 25.000 obreros en lucha durante varios meses y en la cual la organización del Partido en Asturias participó en diversos cometidos y en la dirección de aquella lucha.
Durante todo este tiempo de trabajo partidista en diversas zonas, pude comprobar que la labor comunista desplegada despertaba también en numerosas personas los deseos de incorporarse a las luchas que promovían diversas organizaciones antifascistas. De esta manera, se producían frecuentes incorporaciones de estudiantes, intelectuales, trabajadores, etc.,al Socorro Rojo (organización de defensa de los presos políticos), a Pueblo y Cultura (colectivo de intelectuales y artistas antifascistas), a la ODEA (organización democrática de estudiantes antifascistas) y a los GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre).
En esta etapa, desarrollé también mi actividad revolucionaria en la propaganda central del Partido. Allí me encontré una ramificada organización clandestina de las diversas tareas de propaganda, sustentada en la especialización de funciones y donde existía una elevada profesionalidad revolucionaria en el cumplimiento de cada tarea y responsabilidad. En este tiempo, adquirí claro conocimiento del papel fundamental que desempeña la propaganda comunista para el desarrollo del Partido y del movimiento revolucionario en su conjunto. Estaba ante una propaganda que, a través de sus variadas publicaciones, cumplía diversos cometidos: como arma de lucha política e ideológica contra el régimen fascista y cuantos le apoyaban, como promotora y guía de diversos tipos de luchas, como propaganda revolucionaria de referencia para el movimiento de resistencia antifascista, como elemento imprescindible para la labor de organización y de formación teórica revolucionaria, y como plataforma de defensa del comunismo y de divulgación de la nueva sociedad socialista.
Posteriormente, pasé a formar parte de la Dirección Política del PCE(r). Allí pude ver que me encontraba ante el organismo más desarrollado de nuestra organización comunista, en el que se combinaba la dirección colectiva con las responsabilidades concretas sobre las principales áreas de trabajo partidista. Comprendí también el decisivo papel de este organismo en la conducción de nuestro Partido y la influencia de sus decisiones y análisis políticos en el conjunto del movimiento revolucionario. Me encontraba en un organismo que proporcionaba a sus integrantes una elevada formación comunista y cualificadas experiencias revolucionarias en diversos campos.
Durante estos años, mientras el Estado fascista y los partidos institucionales preparaban el entramado de las falsas democracias, la represión se abalanzó sobre nuestro joven Partido, dispuesta a destruirnos a toda costa. El Estado fascista, que desde nuestra reconstitución nos consideró su enemigo estratégico, ya que nuestro objetivo fundamental es la destrucción del sistema capitalista y su régimen político en España mediante la revolución socialista, desencadenó contra nosotros una campaña represiva tras otra. Esta represión causó numerosos detenidos, torturados y encarcelados, a la vez que fueron asesinados dirigentes, militantes y simpatizantes de nuestro Partido.
En esta etapa, fui detenido, torturado y encarcelado en tres ocasiones en diferentes años, bajo la acusación de “asociación ilícita y propaganda ilegal” por mi militancia en el PCE(r). Estuve encarcelado en varias prisiones, en las que padecí la represión que se aplicaba a los presos políticos y participé en diversas formas de protesta, entre otras en motines y huelgas de hambre.
Al final de los años 70, en diciembre de 1979, viví directamente en la prisión de Zamora, donde me encontraba encarcelado, los hechos que rodearon a la fuga de cinco dirigentes del PCE(r) y de los GRAPO. Esta fuga, que forma parte de los acontecimientos más destacados de la historia del nuevo movimiento revolucionario en el Estado español, fue una victoria política sobre el régimen fascista y una demostración de la eficacia organizativa de la comuna de los presos políticos existentes en aquella prisión.

La segunda etapa de mi actividad revolucionaria, situada en los años 80, coincide con el período de tiempo que nuestro Partido calificó como “la década de la infamia”, a causa de la escalada represiva, explotadora y militarista desencadenada por los gobiernos socialfascistas del PSOE.
Los gobiernos felipistas, promotores de la guerra sucia de los GAL, iban a someter a nuestro Partido a nuevas campañas represivas de aniquilamiento; de ahí que, recién estrenado el primer gobierno felipista, fuera asesinado Juan Martín Luna, veterano dirigente del PCE(r).
Los años 80 iban a ser especialmente difíciles para nuestro Partido; debido a las ilusiones legalistas y reformistas existentes en parte de los trabajadores (lo que dificultaba nuestro trabajo político y organizativo), así como al insuficiente número de fuerzas organizadas clandestinas, como consecuencia de los efectos de la represión.
Durante el tiempo en el que permanecí en la legalidad después de salir de prisión, participé en tareas dirigidas a establecer núcleos básicamente organizados en torno al Partido en algunas zonas y, sobre todo, trataba de lograr nuevas incorporaciones al aparato organizativo clandestino del Partido.
Fue también durante este período de tiempo en la legalidad, cuando participé en organizar algunos núcleos de solidaridad activa con los presos políticos, ya que la organización Socorro Rojo había desaparecido a finales de los años 70 a causa de la represión. Para impulsar la solidaridad activa con los presos políticos participé, igualmente, en poner en marcha la publicación del boletín “Amnistia”. Toda esta labor, impulsada por nuestro Partido, creaba las bases para el surgimiento de las diversas asociaciones de familiares y amigos de los presos políticos (AFAPP).
Para el PCE(r), dada la existencia del régimen fascista (con sus leyes y tribunales de represión política y sus fuerzas especiales contrarrevolucionarias policiales y militares), siempre ha sido fundamental para llevar adelante sus objetivos revolucionarios y desarrollarse, tener un fuerte aparato organizativo clandestino. Fue bajo este criterio, y como había hecho en períodos anteriores, por lo que volví a incorporarme a la clandestinidad.
En esta etapa, participé en la reorganización puesta en marcha, dirigida a ir reconstruyendo aquellas áreas del Partido afacetadas por la represión. Y, nuevamente, volví también a desarrollar mi labor comunista en la propaganda central del Partido. En el corto período de tiempo que en esta ocasión permanecí en propaganda, un reducido grupo de militantes comunistas tendríamos que concentrar en nuestras manos las principales tareas de la propaganda central partidista. Se trataba de garantizar que la voz del PCE(r), en sus diversas publicaciones, llegase a los trabajadores y contribuir a la labor política y organizativa del conjunto del Partido.
Posteriormente, participé en las tareas de la “sección técnica” de la organización guerrillera GRAPO, donde me dediqué a la elaboración de materiales militares para el uso de la guerrilla. Esta participación fue interrumpida poco tiempo después de haberla iniciado, debido a mi nueva detención, en la cual fui otra vez torturado.
En esta etapa permanecería en prisión desde 1982 a 1989. Durante este tiempo, estuve en varias prisiones, donde viví la mayor implantación de las comunas de los presos políticos del PCE(r) y de los GRAPO, como consecuencia de las conquistas logradas por las luchas que los presos de ambas organizaciones realizaron a principios de los años 80; en esas luchas contra la represión penitenciaria, perdió la vida en huelga de hambre en prisión Juan José Crespo Galende, militante de nuestro Partido.
De esta nueva estancia en prisión, destacaría, junto a los logros colectivos comunales alcanzados en diversos terrenos, el importante cometido desempeñado por la organización de las comunas en el desarrollo de mi formación comunista.
En la tercera etapa, que sitúo en los años 90, viviría nuevas experiencias revolucionarias, que me iban a proporcionar, sobre todo, una mayor panorámica sobre el desarrollo de nuestro Partido y del propio proceso revolucionario en el Estado español.
Después de salir de prisión, estuve realizando en la legalidad algunas actividades organizativas partidistas, a la vez que participaba en determinadas luchas obreras contra las reconversiones industriales que, impulsadas por los gobiernos felipistas, habían arrojado al paro a millones de trabajadores. En estas luchas, pude poner en marcha algunos “círculos obreros”, la forma organizativa sindical independiente que siempre ha fomentado nuestro Partido contra la explotación capitalista, las mafias de los principales sindicatos oficialistas y otros grupos sindicales de menor entidad, cuyo cometido es sabotear los intereses de los trabajadores y sus luchas.
Posteriormente, participé durante un tiempo en las ediciones de las revistas democrático-antifascistas “Área Crítica” e “Historia Crítica”, así como en su promoción y distribución.
Durante el tiempo que permanecí en la legalidad, pude también participar en la campaña de apoyo a las luchas de los presos políticos del PCE(r) y de los GRAPO contra la política de dispersión carcelaria, que había puesto fin a la existencia de las comunas en las prisiones. Esta campaña, impulsada por las organizaciones de solidaridad con los presos políticos y por nuestro Partido, y a la que se unieron los GRAPO con sus acciones armadas, logró un amplio respaldo popular, tanto en el Estado español como en el ámbito internacional. Dentro de esta campaña, la actividad de lucha más elevada fue alcanzada como consecuencia del fallecimiento por huelga de hambre en prisión de José Manuel Sevillano Martín, militante del PCE(r) y guerrillero de los GRAPO.
A continuación, pasé nuevamente a la clandestinidad, para contribuir a fortalecer la organización clandestina del Partido.
Desde la clandestinidad, viviría en esta etapa las repercusiones de diversos acontecimientos de especial relevancia, sucedidos tanto en el marco internacional como en el Estado español.
En el plano internacional, el famoso “nuevo orden mundial”, proclamado por los principales centros de decisión del imperialismo, pronto se convirtió en caos mundial, como consecuencia de la agudización de la crisis general del capitalismo y del estallido de las contradicciones internas de este sistema. Fue bajo este marco de crisis y contradicciones desatadas como el capitalismo relanzó el saqueo intensivo de los pueblos, dio rienda suelta a la represión fascista y desencadenó las agresiones militares imperialistas a gran escala, dirigidas a un nuevo reparto del mundo entre las grandes potencias.
En el Estado español, con la debacle electoral del felipismo en el gobierno, se consumaba totalmente el fracaso de la farsa de la “reforma política”. “Este fracaso histórico –declaraba nuestro Partido- representa una gran victoria política del conjunto del movimiento de resistencia antifascista, de nuestro Partido y de los trabajadores”. En medio de una intensa crisis política, llega al gobierno el aznarismo, que relanzaría el terrorismo de estado, la explotación de los trabajadores y la política imperialista, con tal intensidad que todo ello supuso “un verdadero regreso a los orígenes fascistas” del régimen político de los monopolios, como manifestó nuestro Partido.
Con relación a la situación de nuestro Partido, pude vivir en esta etapa en la clandestinidad un proceso de gradual fortalecimiento organizativo y de incremento de nuestra actividad revolucionaria. Al principio, el insuficiente número de fuerzas organizadas en la clandestinidad, limitaba nuestro trabajo revolucionario y frenaba nuestra proyección. Posteriormente, el desarrollo del trabajo partidista permitió ir reconstruyendo organismos y tareas afectadas por la represión, incrementar nuestra actividad revolucionaria general y realizar importantes encuentros colectivos partidistas, entre ellos dos nuevos congresos del Partido.
Otro hecho significativo sucedido en aquel tiempo, fue la completa y pública denuncia realizada por nuestro Partido sobre el falso “proceso de negociaciones” que el gobierno aznarista intentó llevar adelante con nosotros, con el único propósito de que renunciáramos a nuestros principios y objetivos revolucionarios.
De las experiencias más concretas de mi trabajo revolucionario en la clandestinidad, destacaría, en primer lugar, las relacionadas con mi labor en la propaganda central del Partido. En este período, se trataba, ante todo, de desarrollar las ediciones partidistas existentes y poner en marcha otras nuevas, así como construir organismos dedicados a las diversas tareas de propaganda en el conjunto del Partido. A medida que avanzaba el trabajo general del Partido, la labor de propaganda adquirió un mayor desarrollo, sobre todo, en la realización de nuevas publicaciones, en la creación de organismos específicos para las tareas de propaganda y en el incremento del número de receptores de nuestras publicaciones. Este sería para mí un tiempo de trabajo propagandístico multifacético.
Otra destacada experiencia adquirida en esta etapa, guarda relación con las celebraciones del III y IV congresos del Partido, realizados en 1993 y 1997 respectivamente. Estos dos congresos significaron importantes victorias políticas del Partido y del conjunto de los trabajadores contra el Estado fascista, la demostración de la capacidad organizativa clandestina del PCE(r) y poderosas declaraciones de consecuencia revolucionaria. En ambos congresos, participé en tareas dedicadas a su preparación y en la realización colectiva de los mismos. Todo ello me supuso un mayor reforzamiento de mis convicciones comunistas y de mi formación revolucionaria.
Por último, hago especial mención de las nuevas experiencias que en esta etapa me reportó el realizar la totalidad de mi actividad revolucionaria desde territorio francés. Entre otras experiencias que considero importantes, señalaría: el poder adquirir una mayor panorámica sobre el desarrollo de las principales áreas de trabajo partidista; el comprender la necesidad de disponer de una firme retaguardia que contribuya a asegurar la continuidad de la labor revolucionaria de nuestro Partido en cualquier situación; la necesidad de fomentar constantemente la lucha revolucionaria en diversos terrenos, para imponer al régimen fascista un verdadero cambio democrático, que contribuya a fortalecer el proceso revolucionario; también fue importante la necesidad de tener en cuenta la evolución de la situación internacional, cada vez más dominada por el avance de las guerras imperialistas y las crecientes rivalidades entre las grandes potencias, así como por la escalada de la contrarrevolución fascista, todo ello en relación a sus repercusiones sobre el desarrollo del proceso revolucionario en España.
En todo este tiempo desempeñaron un cometido fundamental para el desarrollo de mi propia labor comunista y poder adquirir destacadas experiencias revolucionarias, la presencia de nuestro Secretario General, Manuel Pérez Martínez (Arenas), y de la veterana dirigente de nuestro Partido Isabel Llaquet Baldellou.
La cuarta etapa de mi actividad revolucionaria, situada a partir del año 2000, se diferenciaría de la anterior etapa en bastantes aspectos. En esta etapa, tendría que desempeñar nuevas tareas y responsabilidades mientras continuaba en la clandestinidad en territorio francés; viviría nuevas reorganizaciones en el Partido para hacer frente a las consecuencias de la represión; y nuevamente, volvería a ser detenido.
En los primeros años de esta etapa en el Estado español, un extenso movimiento popular se enfrentaba a la política ultrareaccionaria del gobierno aznarista, que perdería el poder en medio de masivas manifestaciones de rechazo. A continuación, con la llegada del zapaterismo al gobierno, no sólo no se dio solución a ninguna de la principales reivindicaciones de los trabajadores, de nuestro Partido y de las organizaciones de la resistencia popular, sino que, por el contrario, el nuevo gobierno socialfascisa continuaría desarrollando el terrorismo de Estado y las políticas explotadoras e imperialistas.
Particular mención en esta etapa debo hacer del llamado “proceso de paz” que puso en marcha el gobierno de Zapatero. Con aquel “proceso de paz” “tramposo”, como así lo denominó nuestro Partido, el gobierno pretendía reforzar la política represiva, sembrar la confusión y que las organizaciones del movimiento de resistencia renunciaran a sus principios y a los objetivos revolucionarios por los que venían luchando y acatasen la legalidad constitucional-fascista. Nuestro Secretario General señalaría: “con sus actos demuestran que no están por la paz, sino por la continuación de la guerra”.
En esta etapa, primero el gobierno aznarista y posteriormente el gobierno socailfascista de Zapatero, en combinación con el Estado fascista francés, sometieron a nuestro Partido y a otras organizaciones del movimiento de resistencia antifascista a continuas campañas represivas. Esta intensa represión en años sucesivos, conllevó las detenciones de cuadros y militantes comunistas y condujo incluso a prisión a Isabel llaquet Baldellou y a nuestro Secretario General, que desde el año 2000 continua encarcelado.
Para enfrentar las consecuencias de la represión, emprendimos varias reorganizaciones en diversos años, que contenían las siguientes coordenadas principales de trabajo: la reconstrucción de organismos y tareas afectadas por la represión, la aplicación de elementos de corrección de deficiencias y errores y la destacada labor de fortalecer el aparato organizativo clandestino de nuestro Partido, debilitado orgánicamente por las detenciones de camaradas.
En este período, cobró especial importancia el conjunto de tareas dirigidas al desarrollo de un movimiento de lucha que fuese capaz de imponer un verdadero cambio político, laboral y social; este cambio estaba contenido en el “programa democrático”, creado e impulsado por nuestro Partido y que contenía las siguientes partes: amnistía general para los presos políticos; derogación de las leyes y tribunales de represión política; libertades políticas y sindicales plenas; mejoras económicas y sociales para los trabajadores y restitución de sus derechos laborales; derecho de autodeterminación para las naciones oprimidas por el Estado fascista español; y la salida de España de la OTAN y demás organizaciones militares imperialistas.
Otro aspecto que adquirió también especial importancia en esta etapa fueron las tareas dedicadas a la preservación de nuestro Partido frente a la represión. En toda nuestra existencia como Partido, siempre le hemos dedicado la necesaria y constante atención a las medidas de seguridad. No obstante, los comunistas sabemos que los principales recursos para la preservación de nuestro Partido y garantizar la continuidad de su labor revolucionaria, residen en la justeza de nuestra línea política y en la correcta aplicación de nuestras formas de organización y funcionamiento, así como en la aplicación de la clandestinidad y los métodos de trabajo comunistas; es también fundamental la estrecha vinculación con los trabajadores y el avance de la lucha revolucionaria.
En cuanto a mi labor partidista concreta en esta etapa, la mayor parte fue realizada desde la clandestinidad en Francia. Esta labor estaría condicionada, principalmente, por las consecuencias de la represión, lo cual me llevaría a realizar nuevas tareas y desempeñar nuevas responsabilidades.
En este tiempo, participé en el desarrollo de las diversas reorganizaciones puestas en marcha; dentro de las cuales realizaría mi labor partidista en las tareas de la propaganda central, en la reconstrucción de organismos afectados por la represión, en labores logísticas y en la dirección política del PCE(r).
Fui detenido nuevamente en 2007. En las prisiones del Estado español, continuaba la política de exterminio planificado de los presos políticos, sustentada en la dispersión carcelaria y en las medidas de aislamiento, así como en un buen número de prohibiciones y restricciones de los más elementales derechos.
Desde mi estancia en prisión, tuve que comparecer en dos juicios en la Audiencia Nacional. En los juicios realizados, a pesar del extenso montaje jurídico-policial dirigido a unir en un todo igual al PCE(r) y a la organización guerrillera GRAPO, quedaron demostradas las actividades específicamente partidistas de los militantes comunistas. Al mismo tiempo, fue desmontada toda vinculación orgánica entre ambas organizaciones, debido a sus diferentes formas de organización, de funcionamiento y condiciones de militancia, así como a sus diferentes formas de lucha.
Una vez más, se demostró que el PCE(r) basa su actividad revolucionaria en el trabajo organizativo comunista y de formación revolucionaria entre los trabajadores, en la organización y fomento de la lucha política contra el régimen fascista, en la promoción de la unidad combativa antifascista entre las organizaciones populares y en la organización de las luchas contra la explotación capitalista.
En suma, ante aquellos tribunales contrarrevolucionarios (instrumentos del terrorismo de Estado), quedó pública constancia de que a nuestro Partido se le viene persiguiendo desde su reconstitución: por su cometido de vanguardia comunista de la clase obrera, por su papel de conductor político e ideológico del movimiento revolucionario y por ser el Partido promotor de la revolución socialista en el Estado español.
Nuevamente, fui condenado, esta vez a casi 14 años de cárcel por mi militancia en el PCE(r). En prisión, continúo manifestando mi condición de militante comunista a través de la resistencia contra la política represiva penitenciaria, apoyando los objetivos de nuestro Partido y las luchas populares.

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