Colombia. La zozobra de vivir a pocos metros de una base militar en el Catatumbo

Resumen Latinoamericano, 24 de febrero de 2021.

“En cualquier momento del día o de la noche se escuchan disparos”, cuenta Arilady Pacheco, lideresa del Comité de Mujeres en el corregimiento de San José del Tarra, y quien desde hace cuatro días ha participado de la movilización campesina que se lleva a cabo en este corregimiento del municipio de Hacarí, Norte de Santander, con el objetivo de exigir el retiro de una base militar que fue ubicada cerca de las viviendas.

“Desde que la base militar se asentó aquí, en mi casa no se tiene paz. No puedo dejar salir a mi niña pequeña al patio porque me da miedo que en cualquier momento aparezca una bala perdida. Qué más experiencia que la de que mi hija no pueda salir de la sala de mi casa”, dice Arilady.

La base se encuentra aproximadamente a 20 metros de distancia de las viviendas más cercanas, cuyas paredes ya son el reflejo de lo que se vive a diario en este sector. A comienzos de febrero, más de 90 personas tuvieron que desplazarse hacia el casco urbano del municipio, debido a que sus casas quedaron como “un colador de disparos”, según cuenta Arilady.

“Esto es tratar de subsistir en medio de una guerra que nosotros no le encontramos sentido. Nos sentimos como invadidos porque las fuerzas militares prácticamente invadieron un territorio que no les corresponde”, afirma.

Esta base fue instalada hace dos años sin ningún tipo de consenso ni comunicación con la comunidad y, al estar tan cerca de las viviendas, ha representado un riesgo importante para los campesinos, pues constantemente se presentan enfrentamientos que dejan en medio a la población civil. Este y otros son los escenarios narrados por Arilady, los cuales han marcado su cotidianidad y la de sus vecinos:

“Que te acostés y escuchés ruidos en el patio de tu casa porque las tropas militares están inspeccionando la zona, haciendo caminatas nocturnas, entonces que vos los escuchés y no podás dormir tranquila. Que te imaginés que te van a llegar a la casa y van a empezar las confrontaciones y las paredes de tu casa no van a soportar las balas. Que te imaginés que un petardo o una bomba te va a afectar tu vivienda. Que te imaginés que tus hijos vayan caminando y los encontrés por ahí malheridos; son cosas que no te dejan vivir tranquilo”.

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La movilización campesina

Más de 1200 campesinos y campesinas se encuentran en un asentamiento campesino desde el jueves 18 de febrero, exigiendo al Ministerio de Defensa el retiro de la base militar. A pesar de que hoy se cumplen cuatro días desde que comenzó la movilización, apenas ayer hizo presencia la Personería.

Ante la exigencia de su retiro, la comunidad aún no ha recibido ninguna respuesta. Afirman que han estado interlocutando con el teniente García Rojas y con el coronel Quintero, quien es el comandante de la Fudra III; sin embargo, ambos aseguran que es el Ministerio de Defensa quien debe tomar esta decisión.

El día de ayer los campesinos y campesinas lograron tomarse parte del espacio que utiliza la fuerza pública en la base militar, y aseguran que continuarán en el asentamiento hasta que reciban una respuesta por parte del Gobierno.

“Estamos buscando la manera más sencilla de que nos dejen vivir tranquilos, permanecer en nuestro territorio, trabajar y subsistir”, afirman.

Fuente: Colombia Informa

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