Perú. La agenda social comunitaria es esencial para la libertad de expresión

Resumen Latinoamericano, 25 de octubre de 2020

Periodistas y comunicadores indígenas y comunitarios de diversas regiones del Perú iniciaron un proceso formativo y de reflexión acerca de la función que cumplen y cómo potenciarla para fortalecer la libertad y diversidad de expresión.

Los grandes medios comerciales, en su mayoría, reflejan las agendas oficiales delineadas por grandes intereses corporativos y económicos. Frente a estas agendas, los medios comunitarios responden de una manera más directa y genuina a los intereses de sus audiencias locales, es decir, la comunidad.

Cuando sus agendas trascienden a la agenda social, son sus temas los que con su diversidad enriquecen y legitiman a esta agenda. Esta fue una de las conclusiones surgidas durante el “Taller Especializado en Comunicación y Periodismo”, cuyo tema central en su primera sesión se ocupó de la “Agenda Social Comunitaria”.

En el espacio iniciado el miércoles 21 de octubre participaron más de 20 comunicadores indígenas y comunitarios de reconocida trayectoria, para analizar el proceso de construcción de dichas agendas, sus alcances, actores, así como los factores que intervienen e incluso definen este proceso.

Los participantes, de diverso perfil como periodistas, docentes bilingües, activistas juveniles o comunicadores autodidactas, comparten el quehacer de la comunicación desde sus regiones de origen, especialmente amazónicas y andinas.

Ellos coincidieron, junto al equipo facilitador conducido por el periodista José Díaz, por ejemplo, en el análisis de aquellas experiencias que trascendieron a la agenda social y oficial, pero con profundos impactos en el ámbito comunitario, tales como el megaproyectos Conga en Cajamarca.

En el caso de Conga, las voces comunitarias lograron dar a conocer su posición, logrando incidir en frenar dicha tentativa minera, además de lograr un posicionamiento de los actores comunitarios, con voz y rol en dicho escenario.

De esta forma, se analizó cómo un tema comunitario puede tener diversos niveles para constituirse en un tema social de agenda, cuyo alcance puede alcanzar el ámbito nacional e incluso internacional.

No una sino muchas agendas

La discusión partió del consenso de que no existe una sola agenda. En este sentido, sea en el ámbito comunitario o uno mayor, existen a su vez en ellas diversos niveles que se pueden hilar o articular, y cada cual sigue sus propios procesos, con sus actores y fuentes.

Por ejemplo, un tema de agenda nacional como la vacancia presidencial. ¿En qué medida es un tema de interés comunitario?

En la medida en que dicha situación afectaría directamente a la comunidad.

“¿Tiene el presidente proyectos comprometidos con mi región o localidad? ¿Están en marcha, por concluirse o definirse?”, son algunos ejemplos para encontrar y plantear aquellas implicancias de un hecho nacional, pero desde la perspectiva comunitaria.

Es así que estos niveles (agenda oficial y agenda comunitaria) pueden hilarse o articularse entre sí, pero a través de las preguntas adecuadas. En este proceso es el comunicador comunitario quien cumple el importante rol de encontrar estos hilos.

De esa forma, los temas que conforman la agenda comunitaria pueden posicionarse y transcender a una agenda mayor e incluso incidir en el cambio social.

De la agenda comunitaria a la agenda social

El tránsito de la agenda comunitaria a la agenda social pasa por articular la perspectiva comunitaria con temas de ámbito mayor –y viceversa–.

Las agendas comunitarias además de tener audiencias con intereses muy específicos que no son cubiertos por las agendas de los grandes medios, no solo informan sino también inciden.

Sin embargo, en este proceso puede ocurrir también la intervención de la agenda comunitaria, a partir de factores que desnaturalizan su esencia y proceso.

“Como comunicadores indígenas tenemos que generar nuestras propias agendas. Tenemos nuestros propios problemas y nuestras propias alegrías”, afirmó Yenny Paucar, de la REDCIP Puno.

En el mismo sentido, Nelly Huayta, comunicadora indígena, explicó que, en el caso de su medio y comunidad, ellos construyen la agenda de acuerdo a las llamadas de los oyentes y los temas que demandan.

Esto resulta en contenidos con noticias positivas y de interés para la gente, en base a lo que quieren aprender, saber o profundizar.

Huayta remarcó además que de esta forma ya no necesitan reiterar u ocuparse de otras noticias masivas porque estas “ya estaban en los otros medios”.

“Trabajas de acuerdo a lo que tienes y demandan en las comunidades”, puntualizó la comunicadora.

De esta manera resultan una suerte de “noticias constructivas, que no buscan normalizar solo hechos de violencia”, siendo también generar una forma de resistencia temática, reflexionó el colectivo conducido por José Díaz.

A partir de estas prácticas se aprecia la diferencia entre un comunicador comunitario y un periodista. Los medios comunitarios y, por consiguiente, su agenda, responden a su audiencia, en este caso la comunidad.

Asimismo, reflejan en sus contenidos el fuerte vínculo con sus valores, costumbres y visiones del mundo, ofrecimiendo a su audiencia contenidos culturales definidos.
 

Intervención de la agenda comunitaria

Las agendas pugnan entre sí en la medida que reflejan a su grupo de interés y poder. Es así que una agenda social surge entre la agenda oficial (impulsada desde el Estado e instituciones), la comercial (que impulsan los grupos empresariales) y las diversas agendas comunitarias.

Se manifestaron casos en los que grupos de poder oficial y económico penetran a las agendas comunitarias de tal manera que dejen de responder a los intereses de la comunidad, ejerciendo su control sobre esta audiencia.

“La prensa nacional realmente desinformaba”, remarcó José Luis Aliaga, de la Plataforma Institucional Celendina. Y es que, justamente, una consecuencia de esta intervención es la desinformación especialmente en asuntos de conflictividad social y ambiental.

En palabras de los propios comunicadores, se da un proceso de “compra de conciencias”, el cual deviene en la desaparición de los medios comunitarios, es decir, dejando de reflejar aquellos valores, visiones del mundo y cultura de la comunidad.

“Los poderosos se han dado cuenta del rol de las radios y medios comunitarios, y ahora nos persiguen”, refirió José Quispe.

Por su parte César Estrada, quien hasta hoy lidia con esta experiencia persecutoria, remarcó que “los medios de comunicación comunitarios les han abierto los ojos a los hermanos del campo, por eso han comenzado a perseguirlos”.

Esto debido a que las modalidades de intervención escalan a niveles mayores. Se inicia con el ofrecimiento de dinero, la obstrucción de apoyos o financiamiento al medio, y alcanzan hasta el amedrentamiento o agresión directa a los comunicadores.

Estrategias para la defensa de la agenda comunitaria

Son varios los procedimientos como los poderes empresariales buscan intervenir en las agendas de los medios comunitarios o programas independientes de influencia social.

Sin embargo, los medios comunitarios e indendientes son tan vigentes como necesarios, y resisten estos embates que provienen desde el poder oficial o económico.

Entre las formas de garantizar una protección se señaló como una alternativa recurrir a la Defensoría del Pueblo, un organismo descentralizado y con capacidad de movilizar protección policial si se requiere.

Asimismo, dar a conocer dichos sucesos a la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) ya que lo que se busca es hacer visible la situación ocurrida para que no quede solo en el ámbito comunitario.

Las sesiones de discusión y análisis continuarán en la segunda sesión del primer taller. Cabe destacar que este es un proceso formativo impulsado por Servindi, con el respaldo de la DW-Akademie.

FUENTE: SERVINDI

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