Comuna Los Cañizos Palo Quemado, un hilo rojo que no se corta

Resumen Latinoamericano/Marco Teruggi, desde Venezuela – “La lucha de Los Cañizos Palo Quemado cumple 28 años. Aquí vinimos y todo esto eran cañaverales de los terratenientes, nosotros nos metimos y fuimos parcelando las tierras, para cada familia. Muchos fueron presos. Mi esposo fue preso. El gobierno de Carlos Andrés Pérez arremetía fuertemente contra nosotros, y acá había pura gente humilde. Esta lucha nos dejó la enseñanza de cómo defenderse, tuvimos que aprender, porque aquí venía la guardia, y los niños crecieron con eso en la mente”, dice Olga debajo de las últimas ramas de un árbol grande. Es viernes 15 de agosto.

Su voz es entrecortada por las pruebas de sonido que llegan desde un micrófono. Un poco más lejos se reanuda un partido de fútbol sobre una cancha que a esta hora de la tarde, pasado el aguacero compacto como el aire, es más barro que  polvo. Los niños andan por todos lados. De a poco los sientan debajo de las carpas blancas que han resistido al agua. Junto a ellos las familias.

La oradora agarra el micrófono y dirigiéndose a los niños comienza a hablar: “En la escuela a ustedes siempre les dicen que esta comunidad se logró gracias a sus tíos, sus padres, sus madres, sus abuelos. A una lucha que comenzó 28 años atrás. Muchos de ellos están sembrados en el cementerio –enseñando con el dedo la entrada que queda a unos cientos de metros, detrás de la cancha-, los voy a ir nombrando y a cada uno vamos a aplaudirlo”. Comienza a leer la lista, y un aplauso permanente, a veces discreto, por momentos fuerte, se escucha durante unos minutos debajo de la carpa.

Es un día de celebración en Los Cañizos Palo Quemado. Con esa alegría que nace de tener razón, de haber logrado algo que fue difícil y justo. Han organizado un sancocho comunitario. Conseguido regalos para los niños que pasan a recogerlos –también bajo los aplausos- a medida que son llamados por el nombre. Hace 28 años de una historia, de la voluntad conseguir la tierra y fundar un pueblo.

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En el estado Yaracuy se encuentra el Ministro del Poder Popular para las Comunas y Movimientos, Reinaldo Iturriza, haciendo un recorrido por varios espacios comunales. Visita entre otros la Unidad Productiva Prudencio Vázquez, donde los campesinos le explican cómo podrían pilar el maíz que producen -2 millones 500 mil kilos de maíz al año- para hacer harina de maíz. Sana, más que la precocida del privado. Allí le presentan un proyecto para ser financiado. Ratifican la necesidad en el sistema comunal productivo desde las bases.

Iturriza está acompañado de Braulio Álvarez, quien es entre otras cosas dirigente campesino y diputado a la Asamblea Nacional. Van juntos a Los Cañizos donde la comunidad los espera. Allí se sientan, debajo de las carpas blancas. A sus espaldas se encuentra una bandera: Comuna Socialista Los Cañizos Palo Quemado, por la historia por la tierra y por la vida. A esa hora ya la tarde ha desaparecido del cielo.

La oradora anuncia la dinámica del conversatorio: diez voceros y voceras tomarán la palabra para explicarle al ministro cuales son algunos de los principales puntos en los cuales busca avanzar la comuna. También han invitado a otras comunas de la zona al encuentro, entre ellas la Comuna Socialista Ezequiel Zamora.

Antes del inicio de las intervenciones Braulio Álvarez se para, saluda. Él es parte de quienes iniciaron este camino hace 28 años, de la época en que como explican, eran buscados vivos o muertos. “Aquí le dimos un golpe certero a la oligarquía, a esos mismos que hoy están conspirando”, dice. Y trae algunos recuerdos como fotografías. Entre ellas la toma que realizaron a las embajadas de España y de México. Para visibilizar el reclamo. Empujar lo que no cedía.

Luego van pasando los voceros de pie junto al micrófono. Hombre y mujeres -la mayoría- de la comunidad. Campesinos, comuneros. Entre ellos personas que estuvieron desde el inicio, desde los años de no rendirse, cuando había “tierras en pocas manos y muchas manos vacías”, como narra la comunera que habla. Cuentan su historia, la que los hizo llegar hasta este día, esta tarde en la cual quieren avanzar más.

Los puntos presentados/pedidos al ministro son varios: un sistema de riego integral, una empresa de propiedad social para construir puertas, una cancha de uso múltiple, un invernadero, una procesadora de plátano, una bloquera –que llevará por nombre Olga Parra-, dos rutas comunales, una empaquetadora de azúcar, un liceo técnico agropecuario.

Explican cada uno de los puntos. Sus razones. Las necesidades de avanzar en mayor producción –“Cañizo se conquistó para ser un área de producción” explica Chavela desde el micrófono-, de crear espacios para la juventud. Sobre otras necesidades ya están avanzando: las cloacas por ejemplo. Los comuneros y las comuneras de Cañizos Palo Quemado quieren volver a fundar la comunidad, dicen.

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“El Gobierno de Calle es un método de trabajo, esto que estamos haciendo aquí lo estamos haciendo de manera permanente en todas partes, un método que al mismo tiempo tiene que llevarnos a pensar permanente en formas más eficientes de practicar el ejercicio de gobierno”, explica Iturriza. Hay un murmuro permanente de niños, algunos llantos, mucha atención, como desde el inicio de la asamblea popular.

Asume un compromiso central: en una semana estarán las respuestas a los proyectos presentados, en función de la viabilidad de los mismos. “La institucionalidad tiene que caminar aceleradamente para ponerse al ritmo del pueblo, para estar cada vez más al ritmo del pueblo organizado”, reconoce, señala limitaciones actuales. Y afirma: “Todo lo que financie el Ministerio de Comunas tiene que ser ejecutado por la comunidad, el pueblo organizado”.

También señala una de las tareas mayores que deben realizar las comunas: “Utilizar una poderosa herramienta de trabajo y de lucha, que tiene que determinar el ritmo de la institución, o sea que frene a ese instrumento la institución por más burocrática que sea, esté obligada a responder al mandato que está contenido allí. ¿Dónde?: en el plan de desarrollo comunal. Ahí me dicen ´esto es lo que manda el pueblo organizado en este ámbito territorial, para nosotros las prioridades son tales y tales, tenemos estos recursos, tanta fuerza disponible para solucionar estos problemas, necesitamos que el Estado Venezolano y la institucionalidad revolucionaria nos apoye en la resolución de tales y tales problemas´”.

Con su intervención finaliza el conversatorio. Las carpetas están guardadas. Varias personas se acercan a conversar con él. Pero antes la torta nocturna: son las 8h30 y el acto termina con alegría.

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Cuando ya las voces están dispersas, las reuniones en pequeños grupos se expanden fuera de las carpas, sobre las canchas, bajo los árboles, Braulio Álvarez sonríe. Usa una gorra verde oliva, una barba ya casi blanca, los ojos inquietos y calmos. Habla y una frase que atraviesa décadas se va armando.

“Aquí existió una vanguardia de hombres y mujeres que veníamos de la ya finalizada época del 60, campesinos y campesinas como Víctor Torrella, Aguilar, El Camarita, mujeres de la talla de Isabel, Chavela, María, que fuimos perseguidos y logramos el objetivo en un gobierno tan difícil como el de la IV República, con expedientes abiertos todos, año y medio en la cárcel algunos por esta lucha contra el latifundio, por un derecho humano como es trabajar y producir alimentos, esto es un honor y lo fue para el presidente Hugo Chávez Frías conocer toda esa experiencia de nosotros, de los más de 300 que pasamos por las cárcel, de los heridos que tuvimos, de haber tomado las embajadas por 8 días en 1991, ya incorporados también en la asonada revolucionaria militar con nuestro hermano el Grupo de Occidente, con Dilma Pepí y compañía, una ayuda que eleva a esta lucha ahora a una proyección de conciencia, de mucha capacidad de respuesta, donde se ha avanzado en la construcción de pequeños de silos, de pilones semiindustriales para la producción del nepe, del maíz, para concentrarlo para animales con otros productos que estamos elaborando, nos dice que estamos en la posición correcta, y sí es verdad que hay necesidades en la comunidad pero dice ´hoy tenemos casas, tenemos la carretera, la autopista, pero queremos un plan de riego para trabajar todos los días del año, necesitamos una cancha deportiva para que nuestros muchachos puedan físicamente desarrollarse mejor, la posibilidad de una escuela técnica agrícola y pecuaria´, y eso nos demuestra que Los Cañizos Palo Quemado ha cumplido su objetivo en el potro de la historia”.

Nombra al negro Miguel, al negro Andresote, a Ezequiel Zamora, a la región centro-occidental y las montañas que recorrió con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria en la década del 60, y esa noche que Hugo Chávez “cantó, bailó, comió, y bebió, a estas horas”, con ellos, en esa tierra desde la cual sonríe, y por la cual fue nombrado constituyente en 1999. Porque sonríe. Como la historia cuando tiene razón y se inclina para el lado de los que alguna vez fueron “vivos o muertos”, y muestra ese hilo rojo que no se corta, el de las memorias populares, las generaciones que se suceden obstinadas y aunque no siempre ganen, nunca dejan de resistir.

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