Francia. ¿Llegó la hora de cambio de régimen?

Resumen Latinoamericano, 25 de marzo de 2023.

Días después de albergar en París a la oposición y los agitadores contra Irán en noviembre pasado, el presidente francés, Emmanuel Macron, calificó muy animadamente los disturbios violentos en Irán como una “revolución”.

“La diplomacia es hablar con la gente con la que no estás de acuerdo y tratar de hacer algo útil”, dijo en ese momento, sin saber o sin querer saber que la verdadera revolución se estaba gestando en su país.

Durante los últimos tres meses, las protestas antigubernamentales se han extendido por toda Francia por la controvertida decisión de Macron de aumentar la edad de jubilación de 62 a 64 años, recordando a muchos el movimiento de los chalecos amarillos, un fenómeno sin precedentes en la historia de los movimientos socioeconómicos mundiales.

En los últimos días, las protestas en Francia han cobrado impulso, con millones de personas saliendo a las calles de todo el país pidiendo el derrocamiento del impopular gobierno de Macron.

Se cree que casi 3,5 millones de personas salieron a las calles en una huelga general nacional el jueves y la ira pública no muestra signos de disminuir.

Aunque el asediado presidente escapó por poco de la moción de censura del lunes, su destino político está sellado en gran medida.

En otras palabras, los enojados manifestantes no solo piden la abolición del llamado “plan de reforma de las pensiones”, sino también el cambio de régimen en Francia y la destitución de Macron.

El viernes, el rey Carlos III del Reino Unido también se vio obligado a cancelar su visita de Estado a Francia cuando estalló la violencia en muchas ciudades en respuesta al llamado a huelgas nacionales de los sindicatos.

Las escuelas, las empresas, el transporte, las refinerías de petróleo y las plantas de energía se han visto gravemente afectadas por los disturbios.

El jueves, como informaron los medios locales, manifestantes enojados corearon “fuera Macron” mientras marchaban en París y se reunían en la Plaza de la Bastilla, el sitio donde comenzó la revolución francesa.

En la capital francesa, un video que circula en las redes sociales muestra a la policía arrojando gases lacrimógenos a los manifestantes, lo que obligó a cerrar supermercados y restaurantes de comida rápida.

Más de 500 manifestantes han sido arrestados solo esta semana, la mayoría de ellos en París, mucho más que los arrestos en rondas anteriores de protestas en enero y febrero, según los medios franceses.

Las airadas protestas y la brutal represión policial muestran que el asediado presidente francés no aprendió la lección del masivo movimiento de los chalecos amarillos durante su primer mandato en 2018-2019.

En una entrevista la semana pasada, Macron habló sobre las protestas “legítimas”, diferenciándolas de las “protestas violentas”, al tiempo que advirtió sobre un motín al estilo del Capitolio el 6 de enero en el país.

No hace mucho, estaba decidido a legalizar a los violentos alborotadores respaldados por Occidente en Irán y considerar sus actos de violencia y destrucción como una “revolución”.

El ministro del Interior francés, Gerald Darmanin, durante una visita a la sede de la policía el jueves, describió a los manifestantes como “alborotadores” que, dijo, “quieren derribar el estado y matar a la policía”.

Sin embargo, en Irán, las autoridades francesas han aclamado a los alborotadores y terroristas que recientemente saquearon el país y asesinaron a sangre fría a los policías y voluntarios de Basyies como “combatientes” que luchan por la libertad.

En una declaración el viernes, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Naser Kanani, recordó cortésmente a las autoridades francesas su responsabilidad de hablar con los manifestantes y escuchar sus quejas, en lugar de entrometerse en los asuntos internos de otros países.

En particular, mientras los medios occidentales estaban indignados por los disturbios en Irán y promovían descaradamente una narrativa de “cambio de régimen” distorsionando los hechos, estos convirtieron a Macron como una víctima y han puesto a los manifestantes franceses en el banquillo de los acusados por exigir justicia social.

Según las encuestas, dos tercios de la población francesa han rechazado el plan de Macron, mientras que millones ya están en las calles desde mediados de enero.

Francia hoy no está tambaleándose al borde de los disturbios civiles. Ya se enfrenta a una guerra civil. El gobierno impopular de Macron está condenado y el propio presidente asediado está escribiendo su obituario. Es hora de un “cambio de régimen” en Francia. Y este cambio no requiere ninguna intervención externa. El pueblo de Francia es lo suficientemente maduro como para derrocar a Macron.

Fuente: Hispantv.

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