China. El plan de paz para Ucrania

Por Jenny Clegg, Resumen Latinoamericano, 6 de marzo de 2023.

El primer aniversario de la invasión de Ucrania por parte de Rusia provocó dos importantes propuestas: una era una nueva resolución de la Asamblea General de la ONU redactada por Ucrania en consulta con sus aliados y la otra, un plan de paz de 12 puntos de China. Ambas piden un alto el fuego y ambas piden cumplir el principio de soberanía de la ONU; aparte de ello, las coincidencias son escasas.

La resolución de la ONU exige la retirada inmediata de las tropas rusas, pero no hace un llamamiento específico a establecer negociaciones de paz. Esta resolución, que no es vinculante, se aprobó con 141 votos a favor, 32 abstenciones y 7 en contra. Como ocurrió con anteriores votaciones en la ONU sobre Ucrania, los grandes países en desarrollo se abstuvieron: a India, China, Pakistán, Bangladesh e Irán se le unieron Cuba y la mayoría de los Estados de Asia Central, y casi la mitad de los Estados africanos no la respaldaron.

El plan de China advierte del peligro de que el conflicto se descontrole, e incluso del riesgo de que se utilicen armas nucleares y se pongan en peligro las centrales nucleares (sorprendentemente, es solo una de la lista de preocupaciones de la ONU, ya que es el aspecto más peligroso del conflicto al que se enfrenta Ucrania). El plan, que también reconoce que se deben abordar las preocupaciones legítimas de todas las partes, insta a ambas partes a “trabajar en la misma dirección” para reanudar las negociaciones de paz lo antes posible. También pretende acabar con las sanciones unilaterales no autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU y expresa su oposición a que se utilice la economía mundial como “herramienta o arma con fines políticos”.

Mientras que el planteamiento unilateral de la resolución de la ONU sobre Ucrania solo puede contribuir a prolongar una guerra, la propuesta de China establece un marco internacional para llevar las negociaciones hacia un acuerdo pacífico.

China no tienen conflicto alguno con el derecho internacional (su plan es totalmente coherente con él), el problema radica en cómo se utiliza: a las grandes potencia les corresponde cooperar y contribuir a que las partes en conflicto “abran la puerta a un acuerdo político”.

Los medios de comunicación anti-China critican que el plan es vago, incluso vacío, y poco sincero, ya que su objetivo es únicamente proyectar la imagen de China como una potencia pacífica para el Sur Global, una preocupación por las apariencias que los sinófobos consideran una característica racial exclusivamente china. Pero, si bien las propuestas son poco detalladas, no le corresponde a China ni a ninguna otra potencia presentar fórmulas concretas ni soluciones preestablecidas.

Los partidarios de la guerra occidentales tratan ahora de minar la credibilidad de China como mediadora con un coro de graves acusaciones, aunque completamente infundadas, de que China pretende suministrar a Rusia equipamiento militar. “Si alguien tiene alguna duda acerca de suministrar armas a Ucrania, no hay más que ver que China se está preparando para armar a los rusos”, advirtió Boris Johnson en el Parlamento la semana pasada.

La cuestión de la neutralidad de China

China no condena explícitamente la invasión rusa, al atenerse a la “amistad sin límites” acordada a principios de febrero de 2022, de modo que se puede poner en entredicho su neutralidad declarada. Sin embargo, desde un principio China ha afirmado con toda claridad que la actual situación de guerra “no es lo que queremos ver”. El segundo día de la invasión se impusieron ciertas restricciones financieras y el entonces ministro de Asuntos Exteriores Wang Yi llamó por teléfono a sus homólogos de Francia, Gran Bretaña y la Unión Europea para explicar el punto de vista de China. Dicho punto de vista, que ahora ha desarrollado en la propuesta de 12 puntos, eran que se debían respetar y proteger la soberanía y la integridad territorial de todos los países, que, dadas las cinco series consecutivas de expansión de la OTAN hacia el este, se debían abordar adecuadamente las legítimas demandas de seguridad de Rusia y que se debían evitar las crisis humanitarias a gran escala. La máxima prioridad era que todas las partes actuaran con mesura y Wang Yi afirmó que China acogería con satisfacción el diálogo directo y la negociación lo antes posible entre Rusia y Ucrania.

Los pasos que ha dado Putin han puesto a China en una posición difícil, en particular respecto a sus relaciones con Europa. China se ha esforzado mucho para establecer una asociación con Europa como amortiguador frente a la cada vez mayor guerra económica de Estados Unidos. Ahora los europeos quieren que China tome postura respecto la guerra de Ucrania, un asunto absolutamente prioritario para ellos.

Al mismo tiempo China tiene sus propias buenas razones para no enfrentarse a Rusia, por ejemplo, una frontera de 4.300 kilómetros, además de varias experiencias en el pasado de agresiones de Rusia cuando China era una potencia mucho más débil: la guerra ruso-japonesa de 1904 librada en territorio chino y el conflicto fronterizo chino-soviético de 1969. De nuevo, dedicó un gran esfuerzo para conseguir restablecer la normalidad de las relaciones en 1989 y más tarde para reforzar la asociación entre ambos países. Al mismo tiempo, como China hace frontera con Afganistán y Corea del Norte, concede gran importancia a la cooperación con Rusia, que comparte su preocupación por la desestabilización que existe en las regiones de Asia Central y del Noreste.

Indudablemente, la hostilidad de Estados Unidos acerca a ambas partes. Ahora China considera que es urgente lograr una solución para el conflicto entre Rusia y Ucrania, porque Estados Unidos trata de reproducir un enfrentamiento similar en la región Asia-Pacífico, lo que tendrá un impacto aún mayor que el que está teniendo en el continente europeo.

Pero aunque Rusia y China están de acuerdo en que es necesario un mundo multipolar, el planteamiento de China al respecto es bastante diferente: mientras que Rusia se sintió obligada a resistir por medio de la fuerza a la expansión de la OTAN, la forma de pensar china (la del antiguo estratega Sun Tzu) es evitarla. En vez de formar un bloque sino-ruso, que sin lugar a dudas exasperaría aún más a Estados Unidos, el objetivo de China es evitar la confrontación gracias a la diplomacia y tratar de volver a situar a a la ONU en el centro de las relaciones internacionales.

El plan de paz chino sirve para demostrar cómo entiende China su papel de gran potencia: apoyar la consulta, facilitar las negociaciones de paz y ofrecer sus buenos oficios para la mediación. Además de ser una propuesta seria para poner fin al conflicto, el plan pretende que también se una el Sur global y poner a Europa de su parte justo cuando la OTAN vira hacia un conflicto directo con Rusia que amenaza las bases mismas de la cooperación internacional y del a ONU.

Lograr el apoyo internacional a la paz

La división al estilo de la Guerra Fría liderada por Estados Unidos se ha tropezado con un escollo, puesto que los países del Sur Global se resisten a elegir bando. Un año de presiones ha producido pocos cambios en las abstenciones en la ONU.

Para apelar a los países en desarrollo, Volodymyr Zelensky actúa como defensor del principio fundamental de soberanía de la ONU y les pide que donen armas. Lo que olvida es el compromiso de la ONU de resolver los conflictos mediante el diálogo. Convertir a esta organización en un campo de batalla de “democracias contra autocracias” desbarata peligrosamente aquello en lo que se funda: la igualdad de todos los Estados, con independencia de su sistema político.

El plan de China puede tiene un eco mayor en el Sur Global teniendo en cuenta el interés por el desarrollo que hay en los llamamientos a aunar esfuerzos para mitigar el impacto más amplio del conflicto, que está socavando la recuperación económica mundial después del covid y trastocando el suministro de energía, las finanzas y el comercio de alimentos. A la vez, al tiempo que sugiere a Europa que asuma una parte de la culpa en su fracaso a la hora de establecer un marco de seguridad inclusivo, China también intenta tocar una fibra común al apoyar las relaciones Unión Europea-Rusia para una seguridad indivisible en la misma línea que el planteamiento original de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.

China es la primera gran potencia que se involucra en tratar de lograr la paz; potencialmente aporta una enorme influencia para incidir con autoridad en ambos bandos. Al ser China el principal socio comercial de Ucrania, hasta que empezó la guerra las relaciones entre ambos han sido buenas. Ahora Zelensky ha acogido con cautela la implicación de China y ha afirmado estar dispuesto a reunirse con Xi Jinping. Puede que el pragmatismo de China no encaje con su afán en castigar a Rusia; no obstante, Putin también tendría que ceder territorio.

No hay posibilidad de alcanzar la paz hasta que ambas partes acepten el hecho de que para conseguir lo que desean tienen que estar dispuestas a dar algo a cambio. Los movimientos pacifistas y en contra de la guerra deberían aplaudir y apoyar la iniciativa [china], y no dar por sentado que China se limita a participar en el juego de la política de bloques ni infravalorar su papel como mediadora. La paz mundial exige ahora solidaridad internacional.

Fuente: Rebelion.

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