Palestina. ¿Están los extremistas Ben-Gvir y Smotrich perpetrando una nueva Nakba?

Por Feras Abu Helal. Resumen Medio Oriente, 10 de enero de 2023.

Ben Gvir está cruzando las líneas rojas de modo irresponsable en Oriente Próximo, en el contexto de su comentario sobre el reciente asalto provocador a la mezquita de Al-Aqsa la semana pasada.

En cuanto a Smotrich, es un político fascista que fue acusado por el ex jefe adjunto del Shin Bet, que es la agencia de seguridad interna de Israel, de terrorismo y de planear atentados contra las principales carreteras de Gaza durante la retirada del ejército de ocupación de la Franja de Gaza en 2005. Aunque niega estas acusaciones, sus ideas extremistas son claras y no se pueden negar.

La política de traslados, que consiste en presionar a los palestinos para que emigren de su país, es la idea más peligrosa de la ideología de los dos ministros extremistas. Smotrich dijo, durante una sesión de la Knesset en 2021, que Ben-Gurion “debería haber terminado el trabajo” y expulsado a todos los palestinos de Israel (Palestina) tras la guerra de 1948.

En otra ocasión, dijo que a los políticos árabes y musulmanes, en general, que poseen la ciudadanía israelí y no reconocen la autoridad de Israel, se les debería impedir residir en él (es decir, en su país y en la tierra de sus antepasados). En cuanto a Ben-Gvir, confirmó en una entrevista televisada que el gobierno debería crear un Ministerio de Inmigración para animar a los palestinos a abandonar su país (es decir, expulsarlos) si “odian a Israel o no creen en él”.

La población de Israel es de unos 9,7 millones de habitantes, de los cuales el 74% son judíos y el 21% árabes, según la Oficina Central de Estadística israelí. La mayoría judía ha ido disminuyendo anualmente desde 2009, cuando ese año era del 80%, mientras que el porcentaje de palestinos ha aumentado gradualmente durante este período.

Este cambio demográfico -en su levedad- constituye una gran preocupación para la derecha israelí, pero la mayor preocupación para la mayoría de los políticos israelíes es el cambio demográfico en toda la Palestina histórica, incluidas Cisjordania y la Franja de Gaza, donde la mayoría judía ha disminuido a casi la mitad, según The Economist y las oficinas de estadística palestina e israelí.

La cuestión de la distribución demográfica en la Palestina histórica siempre ha sido un tema fundamental en la política sionista. Para algunos, representa un dilema para la llamada “democracia” israelí, porque ninguna democracia real impide a una parte de la población su derecho electoral/democrático en función de su identidad, género o religión. Al mismo tiempo, conceder a los palestinos este derecho en toda la Palestina histórica amenazará la llamada “judeidad de Israel”. Por ello, la izquierda israelí considera que el proyecto de los dos Estados es la única forma de resolver este dilema, mientras que la derecha y la extrema derecha, que ha dominado la política israelí durante años, rechazan esta estrategia, convirtiendo la idea de “trasladar” a los palestinos de su país en una cuestión importante en el debate político actual en el Estado de ocupación.

Aunque la política de expulsión y desplazamiento hacia los palestinos no es nueva, lo que sí es nuevo es que no se ha limitado a ellos, sino que se ha extendido con el ascenso de la extrema derecha para incluir a los judíos. Ben-Gvir dice que quiere expulsar a Europa a los políticos judíos “desleales a Israel”. En cuanto a Smotrich, está intentando, junto con otro grupo de MK religiosos, abolir la “cláusula del nieto” de la llamada Ley del Retorno israelí, que da derecho a los judíos de tercera generación a emigrar a la Palestina ocupada.

Smotrich afirmó recientemente que el 70% de los inmigrantes procedentes de los países de la antigua Unión Soviética durante los últimos meses no son judíos, considerando esto un gran peligro para la mayoría de la nación judía y una “bomba de relojería judía” con la que hay que lidiar.

El Estado ocupante privó a los palestinos del derecho a regresar a su patria, a pesar de las resoluciones internacionales que confirman este derecho, mientras que, al mismo tiempo, aprobó lo que denomina la “Ley del Retorno” para los judíos desde el desplazamiento de los palestinos y el establecimiento de un Estado sobre sus ruinas en 1948. Históricamente, todo el espectro político israelí, incluida la izquierda sionista, se opuso al Derecho al Retorno de los palestinos, aunque algunos de ellos corren ahora el riesgo de ser expulsados del Estado de apartheid que apoyaron, si triunfa la estrategia de la extrema derecha.

Sólo hay una cosa confirmada por la realidad y la historia, y es que cualquier intento de deportar a los palestinos de su país para resolver el “problema demográfico” no tendrá éxito. Por un lado, los palestinos llevan, generación tras generación, setenta años soñando con regresar a su país, y en cada hogar palestino sigue estando su “llave del retorno” como símbolo de este derecho, incluso en los campos de refugiados, en Jordania, Siria, Líbano y en todo el mundo. Por otro lado, los países árabes vecinos de Palestina no pueden recibir más oleadas de refugiados, dada su inestabilidad y sus miserables condiciones económicas, además de que ya sufren problemas políticos relacionados con los refugiados.

El renombrado académico judío Avi Shalaim afirma: “El antisemitismo no es un fenómeno árabe, es un fenómeno europeo. El sionismo no es un fenómeno oriental, sino europeo. Es una solución al problema de los judíos en Europa (tras el Holocausto)”. Los europeos querían resolver el “problema judío” estableciendo un Estado ocupante en Palestina, pero al hacerlo crearon un nuevo problema, que es la “cuestión palestina”.

Quizá la ironía de la historia sea que los seguidores de Kahane en el nuevo gobierno sionista quieren exportar este problema a Europa, que lo creó en primer lugar. Este planteamiento parece claro en las declaraciones de Ben-Gvir y Smotrich, como lo era en la ideología de su difunto inspirador extremista, Meir Kahane.

Los países europeos no podrán aceptar la idea de desplazar a los palestinos y acogerlos, especialmente a la luz del auge de la extrema derecha y la antiinmigración en Europa. Los países árabes no podrán recibir más inmigrantes por las razones que hemos mencionado, y los palestinos no volverán a aceptar la inmigración. Por lo tanto, sólo hay una solución a la cuestión palestina, que es el regreso de los refugiados palestinos a su patria.

Fuente: Monitor de Oriente

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