Brasil. Ocupar Brasilia y las calles de todo el país


Pedro César Batista, Resumen Latinoamericano, 17 de septiembre de 2022.


Se repite cada vez que la extrema derecha sale de las catacumbas. Eso se ve en las calles con el movimiento que no acepta el resultado que eligió a Lula para la Presidencia de Brasil. Sectores reaccionarios, financiados por empresarios corruptos y apoyados en la acción u omisión de quienes deberían actuar en nombre del Estado, amenazan la legalidad, la democracia y la estabilidad política del país.
No faltan ejemplos de acciones terroristas en la historia, que desestabilizan las sociedades. En Chile, en 1973, camioneros, organizados por empresarios y financiados por la CIA, realizaron un paro patronal que fue la base de un duro golpe contra el pueblo chileno. Más recientemente, en Bolivia, Venezuela y Nicaragua, con los mismos financiadores, se realizaron manifestaciones callejeras que dejaron decenas de muertos, siempre con el mismo argumento, el no reconocimiento del resultado de las urnas. En Brasil, Dilma fue acusada arbitrariamente, Lula encarcelado y elegido un diputado fascista mediocre, que ante tantos crímenes en el gobierno se presentaron casi 200 pedidos de juicio político, todos archivados por sus aliados, y sigue en el gobierno, entre ellos con apoyo de sectores populares, que en las calles piden un golpe de Estado, uno más, para mantenerse en el poder.


No es recomendable esperar a que las autoridades, de parte del Estado, respondan a los actos de la extrema derecha. El día de la segunda vuelta electoral, vimos la actuación del PRF, por orden de su superintendente -que tiene un largo historial-, actuando para impedir el libre ejercicio del voto. Y, en este momento, aun con orden judicial, los mandos militares no despejan las vías públicas, por el contrario, el Comandante del PMDF envió una carta al ministro Alexandre Moraes en la que afirma que las manifestaciones frente al Cuartel General del Ejército, en Brasilia , contó con la autorización del Comando Militar del Planalto y “no se identificaron irregularidades o conductas ilícitas por parte del Ejército Brasileño o del PMDF”, agrega, que son “actos de iniciativa popular – AIP o de la sociedad civil organizada”.


Ante la experiencia acumulada por la extrema derecha en la región, con acciones terroristas en varios países, así como las continuas acciones fascistas contra la legalidad en Brasil, la omisión de organizaciones legítimas de la sociedad brasileña, en defensa de los más legítimos intereses de el pueblo brasileño, podría costar un valor estimable, como ya lo demostró la historia en otras ocasiones. Por eso, las Centrales Sindicalistas, los partidos de base del Presidente Lula y su Diputado, Alkmim, los Movimientos Sociales y Populares, la intelectualidad, los artistas y los movimientos campesinos tienen la tarea y la necesidad histórica de unirse, organizarse y movilizarse para asegurar la toma de posesión del nuevo gobierno y defender la aplicación de las normas constitucionales y acabar con los golpistas de extrema derecha fascista.


Ocupar Brasilia el 1 de enero, durante la asunción de Lula, organizarse para poner en acto a por lo menos un millón de personas, debe ser la tarea en este momento, así como crear las condiciones para retomar las calles, ocuparlas y no dejarlas, garantiza la gobernabilidad, la reanudación de las luchas democráticas y la defensa de los derechos sociales que fueron retirados tras el golpe de Estado de 2016.


La costumbre de fumar en pipa, se suele decir, deja la barbilla torcida, por lo que quedarse quieto, no dar la respuesta adecuada, ni siquiera estar preparado para enfrentar los actos terroristas y criminales de la extrema derecha fascista ya lo ha demostrado, en muchos situaciones, ya sea en Brasil, o en otros países de América Latina y el Caribe, el alto precio que se paga, con la pérdida de vidas, la institucionalización de la tortura y la persecución de los que no están de acuerdo con el nazismo. Este no es el momento para que la sociedad civil se olvide, para que los fascistas sigan diciendo, más aún, para los que siempre han reprimido las luchas del pueblo, que esto es una “iniciativa popular”. Corresponde a los legítimos representantes de los intereses del pueblo brasileño unirse y poner a millones en las calles.

You must be logged in to post a comment Login