Venezuela. La campaña mediática contra la economía venezolana

Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano,29 de octubre de 2022.

¿Cuántos son los medios, las plataformas, las ONG de “derechos humanos”, con sus relativos portales de información y difusión de estadísticas que reciben, directa o indirectamente, financiación de Washington y sus derivados? A veces, es fácil averiguarlo, porque se declaran abiertamente los financiadores o patrocinadores, tanto más en cuanto que, en los países capitalistas, se ha convertido en un alarde y no en una vergüenza estar en el favor del gran padrino occidental.

En otros momentos, es más difícil, porque, como en la cadena de producción de valor, antes de llegar al origen hay que perseguir muchos hilos, reubicados en aquellas zonas del planeta donde la explotación intensiva del trabajo vivo tiene aún menos límites que en las “democracias” desarrolladas. A la concentración monopólica del poder económico le corresponde el latifundio mediático, a la fragmentación y globalización de la producción, le corresponde la fragmentación de las noticias, lo que dificulta la creación de vínculos analíticos, frente al mensaje impuesto por las emisoras hegemónicas.

Un artículo muy bien documentado, aparecido el año pasado en Cubadebate (http://www.cubadebate.cu/especiales/2021/02/03/usaid-ned-adn-el-negocio-de-la-democracia-en – cuba-esta-en-auge/) muestra en detalle la extensión de la ramificación del negocio mediático, los grandes intereses que lo mueven, su articulaciones y sus objetivos reales.

Otras veces, sin embargo, entender quiénes son los “dueños” de las noticias es fácil: basta con seguir el hilo en base a unos “detectores” automáticos, apuntados en la retórica entre “buenos” y “malos”. “. El “bien”, como sabemos, promueve la “democracia” y los “derechos humanos”, también al son de las bombas, el lawfare y las “sanciones”, justificadas por la diabolisación del enemigo, tarea a la que se dedican los medios de comunicación hegemónicos.

¿Quién defendería, en efecto, a un gobierno “terrorista” o “narcotraficante” o financiador del “terrorismo”, quién defendería a un presidente sobre cuya cabeza los “buenos” incluso han puesto precio como hizo Trump con ¿Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y con otros dirigentes del proceso bolivariano?

Parece impecable, no tiene un pero. Todavía es en los “pero”, en la oblicuidad y en la confusión de la que se alimenta la desinformación capitalista, que es necesario indagar para rastrear el origen de la ramificación mentirosa. El aserto, en realidad, no explica la noticia, y mucho menos si quienes la difunden como verdad revelada (por agencias estadounidenses) se llenan la boca con el “pluralismo informativo” (que implica, como mínimo, escuchar la otra campana).

Pero, lo que ocurre, es que en cuanto se difunde un dato positivo sobre la economía de un “estado canalla” (según los verdaderos canallas), se inicia la telaraña narrativa del imperio, formada por mil hilos de noticias “negativas”, tanto más perspicaces si provienen de quienes escriben en los diarios de “izquierda”, bien empeñados en demostrar que no hay alternativas al desastre del capitalismo.

Y cuanto más evidente es el desastre y despierta el enfado de los sectores populares, más sube el tono de las mentiras, sustentadas en una plétora de “pruebas” provenientes de los citados organismos. Ahora que todas las proyecciones muestran que la economía venezolana crece un 10%, mientras la recesión se cierne sobre los países capitalistas, llega la campaña mediática. La mentiras van desde el uso instrumental de una tragedia, como la inundación de las Tejerias, en Aragua, hasta una lista de hechos negativos estremecedores, destinados a ocultar la verdad.

Por ejemplo, se habla de “crisis sin fin, servicios colapsados, siete millones de refugiados”, forzados a prostituirse o a mendigar. ¿Las fuentes? La mayoría tiene su sede en los EE. UU. y recibe fondos de sus agencias gubernamentales. Sus datos sirven para “orientar” el contexto político y la llamada “opinión pública”: el International Rescue Committee (reiteradamente cuestionado por la inexactitud de sus datos), Foreign Policy (revista del Departamento de Estado norteamericano que estuvo dirigida por el conocido periodista opositor venezolano Moisés Naim), Freedom House (ONG con sede en Washington que promueve la “democracia” en el sentido ilustrado por la investigación de Cubadebate), y algunos expertos y profesores “autorizados”, todos Usa.

El politólogo venezolano, Roigar López, especialista en comunicación digital, explicó el mecanismo, con cifras y datos, en el caso del diplomático Alex Saab, secuestrado en junio de 2020 y deportado a EE.UU. La imagen del diplomático y la de Venezuela, cuestionada originalmente por una “noticia” asertiva difundida por el portal armando.info -dijo López-, se sigue golpeando de manera más intensiva en las inmediaciones de las audiencias sobre el reconocimiento de la condición diplomática de Alex Saab: audiencias siempre postergadas por Washington, como sucedió recientemente.

La próxima audiencia de Saab está fijada para el 12 de diciembre. Pero, mientras tanto, se ha reiniciado la campaña sucia, apuntando a la Venezuela bolivariana: para evitar que, en la Europa donde hay hambre y exclusión, el socialismo vuelva a mostrarse como la única vía de liberación para los sectores populares.

Tomemos como referencia la última cumbre de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que culminó en Buenos Aires, Argentina. Para 2023, el organismo espera un crecimiento promedio de solo 1,4% para America Latina. La única excepción es Venezuela, con un crecimiento esperado de al menos 10%. Un milagro económico generado por las decisiones implementadas por el gobierno Maduro que -dijo el canciller venezolano, Carlos Faria- han favorecido la economía interna y las inverciones extranjeras. Y ello, a pesar de todas las agresiones sufridas a raíz de las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos y sus aliados.

En la III Reunión Ministerial Celac-Ue, Faría ofreció el apoyo de Venezuela a la Unión Europea (UE), atrapada en su crisis energética, siempre que dejen de aplicarse “sanciones” y se devuelvan los activos sequestrados en algunos países europeos. Un discurso compartido por Cuba y Nicaragua, afectados por las mismas políticas neocoloniales.

Sin embargo, Faría ha recibido en respuesta el habitual cierre obtuso y neocolonial por parte del Alto Representante de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell. En rueda de prensa, Borrell ha reiterado que la UE, con su concierto estridente de lucha entra tiburones, como demuestra la actitud autodestructiva adoptada con las sanciones contra Rusia, debe seguir “presionando” al gobierno bolivariano: para llevarlo hacia la “democracia” modelo tiburón.

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