Perú. Mirar más allá: sobre el diálogo de sordos por el caso de ronderos

Resumen Latinoamericano, 13 de julio de 2022

La falta de conocimiento de la realidad rondera y de una perspectiva intercultural de los medios han quedado expuestas en medio de versiones sobre el presunto secuestro de periodistas.

 El abordaje en los medios de la denuncia del presunto secuestro de periodistas por parte de ronderos en Cajamarca evidencia la necesidad de mirar siempre más allá del incidente.

La falta de conocimiento de la realidad rondera y de una perspectiva intercultural de los medios han quedado expuestas en medio de un ida y vuelta de versiones e interpretaciones sobre el caso.

Realidad rondera

El desconocimiento de la realidad ronderil al abordar el tema es uno de los factores que se vio cuando se dio a conocer la noticia y se calificó el suceso como un “secuestro” de ronderos.

Los medios poco o nada dijeron sobre que las rondas campesinas están reconocidas por la Constitución y tienen su propia ley que las faculta para administrar justicia en sus territorios.

Y que, en el marco de esta ley, pueden detener a personas sin que esto califique como “secuestro”, siempre que lo hagan dentro del ejercicio de su función como administradores de justicia.

Informar sobre esto era imperativo, aunque diera pie a las primeras y válidas discrepancias que surgieron por los motivos de la detención y los posibles excesos que se habrían cometido.

Las rondas campesinas afirmaron que retuvieron a los periodistas porque no pidieron permiso para ingresar a su territorio y se rehusaron a identificarse cuando se les intervino.

Facultad de rondas campesinas para administrar justicia en sus territorios que, incluye la detención de personas, es reconocida por la Constitución. 

Los periodistas, por su parte, sostienen que es falso que no hayan pedido permiso porque se encontraban en medio de una carretera y afirman que sí se identificaron al ingresar.

En todo caso, las investigaciones ya en curso son las que aclararán la situación, pero esto no debería quitar que desde los medios se informe con objetividad, sin omitir la facultad de las rondas.

Lo mismo aplicaría para el tema de la presunta retención de los equipos de los periodistas y la coacción que el reportero ha denunciado para leer un comunicado en señal abierta.

Las rondas se han defendido señalando que los equipos fueron dejados por voluntad propia de los periodistas y que el documento leído en señal abierta fue redactado por el periodista.

No obstante, también está la versión del periodista, quien indica que se vieron “obligados” a hacer ambas cosas –dejar sus equipos y leer el pronunciamiento– para que los dejaran libres.

Una vez más, son las investigaciones las que determinaran hasta qué punto las rondas hicieron uso de su facultad para administrar justicia en su territorio y si cometieron excesos; pero la información no debería limitarse a una parte o dar más validez a una de las versiones.

Perspectiva intercultural

Además del desconocimiento de la realidad rondera, lo que también ha quedado en evidencia es la falta de una perspectiva intercultural para abordar este tipo de casos en los medios.

De por sí, el presentar la retención de los periodistas como un “secuestro” es ofrecer como cosa juzgada los hechos y restarle valor a la versión de una población (los campesinos) que ya se siente excluida históricamente por la ausencia del Estado en sus territorios.

El ideal de la aplicación de una perspectiva intercultural en los medios supone todo lo contrario, permitir que estas otras culturas del país tengan la oportunidad de hablar y ser escuchadas.

Bajo el título de “Secuestro y extorsión”, el dominical Cuarto Poder de América Noticias presentó el reportaje sobre el presunto secuestro de sus periodistas. Foto: Captura Cuarto Poder

Por eso, no debería dejar de llamar la atención que el propio medio que denunció el “secuestro” de sus periodistas (América Televisión), no haya invitado a ningún representante de las rondas para hacer sus descargos en ninguno de sus programas periodísticos.

Si lo hicieron otros medios como Canal N –el canal socio en la señal de cable de América Televisión– y Radio Exitosa, por citar algunos ejemplos; pero no el propio América Televisión.

Más que un debate cerrado para definir víctimas y victimarios, esta debería ser una oportunidad para entendernos mejor entre peruanos y comprender que el Perú no solo es Lima.

Y que, cuando la verdad es lo único que se defiende, no es necesario actuar con prejuicios o restarle validez a una parte. Eso solo terminará complicando las cosas y alejando la verdad.  

FUENTE: Servini

 


 

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