Argentina. Sentencia en el juicio por el asesinato de Paly Alcorta

 Resumen Latinoamericano, 8 de abril de 2022.

Se conocerá el lunes 11 de abril en los Tribunales de Morón. En la jornada de alegatos, los abogados Eduardo Soares y Rosario Fernández, representantes de la familia de Paly, pidieron 10 años de prisión para el policía Diego Ariel Tolaba, por homicidio doblemente agravado por formar parte de fuerzas de seguridad y por alevosía, por el asesinato del joven ocurrido en mayo de 2013. En tanto, la fiscalía pública a cargo de Horacio Vázquez y Graciela Biassotti solicitaron la absolución, al igual que la defensa.

Como el alegato de la fiscalía se realizó de manera leída, los abogados querellantes Soares y Fernández solicitaron al tribunal su nulidad, al considerar que al tratarse de un juicio oral y público, por lo que las exposiciones deben respetar la oralidad por lo que no es procedente hacerlas mediante lectura.

El día martes 30 de marzo comenzó, en los Tribunales de Morón, el juicio por el asesinato del joven Pablo “Paly” Alcorta. ¿Qué declararon Emilia Vassallo y Rubén Alcorta, madre y padre del Paly? ¿Cómo se defendió Diego Ariel Tolaba, el policía acusado? El juicio continúa este martes desde las 9 horas con los alegatos, que se podrán ver en vivo con transmisión conjunta de La Retaguardia, Radio Zona Libre y Revoluciones. 

A las 10.15 de la mañana, comenzó el juicio por el asesinato de Pablo ‘Paly’ Alcorta. El fiscal dijo que intentará probar la autoría penalmente responsable del imputado, bajo la carátula ‘Homicidio con arma de fuego’. Los hechos refieren al día 18 de mayo de 2013,  aproximadamente las 19 horas. En la colectora Gaona y Húsares de la localidad de Villa Tessei, partido de Hurlingham, provincia de Buenos Aires, Paly, junto a su amigo Gabriel Murillo, robaron la moto de Hernán Calasivetta y ante ese hecho, el oficial Diego Ariel Tolaba, que se encontraba en el puesto de peajes de la Autopista del Oeste, disparó dos veces hacia donde se encontraba la moto, impactando uno de ellos a Paly en su frente  lo que le produjo heridas gravísimas. Finalmente murió el 6 de diciembre del mismo año, luego de una extendida agonía.Por su parte, Eduardo Soares, abogado de parte de la querella representada por la Gremial de Abogadas y Abogados, planteó que: “se trata de un típico caso de gatillo fácil. ¿Por qué? Porque vamos a acreditar que el imputado actuó a sabiendas de que estaba ejecutando a una persona, un chico que no representaba ningún peligro ni para él y para los demás”. Luego, María del Rosario Fernández, también abogada querellante, hizo el pedido de que comiencen declarando la madre y el padre de Pablo Alcorta, para que luego se pudieran retirar del recinto, a lo que los jueces dieron lugar.
La primera en declarar fue Emilia Vasallo, madre de Paly, quien contó que ese día tenían el bautismo de un familiar, que venía de Bahía Blanca, ciudad de donde es oriunda. Y que un rato antes del horario del bautismo, a Paly lo vino a buscar un amigo y ella le pidió que vuelva temprano, así llegaban a la ceremonia. Paly le dijo que sí, que se iba un ratito y volvía. De los hechos dijo no saber nada, solo que un rato más tarde su hermana la llamó y le dijo que habían ido de la Comisaría a decirle que Pablo había robado en el peaje y que tenía que ir ahí con la partida de nacimiento. Estuvieron un buen rato en la Comisaría, y nadie les decía dónde estaba Paly, e incluso, les trataban muy mal. Cuando entraron, contó Emilia, encontraron una moto con sangre, pero no pensaron que podía tener que ver con su hijo. También recuerda que los policías se comunicaban con el Hospital Posadas, preguntando si ‘ya había salido de la cirugía’. Y otros policías que estaban ahí en la Comisaría preguntaban ‘¿ya se murió?’ Tiempo después, Emilia se dio cuenta que hablaban de su hijo. Y que recién a las 12 de la noche llegó el comisario y les dijo que fueran al hospital, que su hijo había recibido un disparo. Ahí Emilia y su hija Loreley se desmayaron. Fueron junto con su esposo Rubén al hospital y cuando llegaron, los médicos les dijeron que la bala le había atravesado el cráneo, había entrado y salido. Que le había roto los nervios ópticos y había quedado ciego en cuestión de instantes. Emilia se volvió a desmayar. Contó que Pablo estuvo internado 17 días y luego le dieron el alta. Agregó que no podía dormir, y que en una consulta psiquiátrica le empezó a salir un líquido blanco de la nariz. Era líquido cefalorraquídeo. De allí lo llevaron a internarlo en la Clínica Ciudad, donde estuvo 6 meses hasta que falleció. “Yo vi a mi hijo dejar de hablar y dejar de comer. Dejar de moverse. Yo vi a mi hijo morir poco a poco a consecuencia del disparo que salió del arma reglamentaria del asesino Tolaba”, dijo. 
Luego de contar esta situación tan dolorosa, Emilia contó, a pedido de su abogado defensor, cómo está compuesta su familia, de qué trabajan. Después de explicar esto, Emilia se paró llorando, abrazó a su abogado y luego a Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo, quien estaba escuchando el testimonio sentada en la primera fila y no paró de llorar. Tras los pasos de Emilia, también se retiró del recinto. 
Luego Rubén, padre de Pablo, se sentó y tomó la palabra: “Las imágenes que más tengo presente son de cuando llegamos a la comisaría y se me burlaban todos los policías. El fiscal de Instrucción también nos volvió locos, maltrató a toda la familia”. Y concluyó diciendo: “Estos ocho años venimos peleando para poder sentar a esta basura en el banquillo”.
Después, el tribunal pidió que se conecte a Hernán Calasivetta vía internet. Hernán era el dueño de la moto robada por Paly y Gabriel. Calasivetta parecía querer incriminar a los chicos, diciendo todo el tiempo que creía percibir que ellos le apuntaban al policía y que incluso, hubo disparos cruzados entre los chicos y Tolaba, pero tras varias repreguntas de la querella, admitió no haber visto esa supuesta situación en ningún momento. Que era una percepción. El juez le aclaró que esto es un juicio y se buscan pruebas, no percepciones. 
Más tarde, pasó a declarar un trabajador del peaje, que compartía el lugar con una compañera suya y con Tolaba, el policía. Pero su declaración no tuvo mayor trascendencia, porque éste no había logrado ver mucho de la situación, porque cuando empezaron los disparos, se cubrieron. Entonces, su testimonio no aportó pruebas. 
Minutos después, declaró Gabriel Murillo, el joven que estaba con Alcorta en el momento de los hechos. Murillo está privado de libertad debido a este robo hace 7 años. Ingresó al recinto acompañado de varios policías del Servicio Penitenciario y con su manos esposadas, hasta que se sentó y allí le quitaron las esposas. 
Contó que él y Pablo se adueñaron de la moto y que Paly manejaba y él iba atrás.  Que hicieron dos o tres metros y comenzaron a dispararles. Y vio que a Pablo le habían dado en la frente. Contó que en ningún momento escucharon la voz de ‘Alto’ del policía. 
El joven continuó contando que llevaban solo un arma, que pertenecía a Pablo, y dijo no recordar qué tipo de arma era. Contó que en ningún momento Pablo atinó a dispararle al policía (que incluso nunca levantó sus manos del volante), que la moto estaba en movimiento y cayó cuando Paly recibió el impacto. Recordó escuchar tres o cuatro disparos provenientes de la cabina de peaje. Que Pablo cayó encima de él y que lo abrazaba y le decía que no veía nada. Murillo no recuerda haber visto lo que siguió después, porque estuvo todo el tiempo boca abajo. Después de la declaración de Murillo, el abogado defensor de Tolaba dijo que su defendido había pedido ser el siguiente en declarar. El juez le dio lugar y el policía declaró.
Tolaba contó que ese día tenía que cumplir turno en el peaje de 7 de la mañana a 7 de la tarde. Eran cerca de las 19 y empezó a llover. Y que entonces les pidió a los trabajadores de la garita del peaje si lo dejaban quedarse ahí un rato, hasta que llegara su relevo. En un momento, escuchó que los trabajadores del peaje empezaron a decir ‘le están robando a un señor’ y le piden ‘poli, hacé algo, tienen armas’. Tolaba dijo que se paró y vio que cada uno de los pibes tenían un arma en la mano, apuntándole al señor. Que salió de la garita y se posicionó detrás de una columna de hierro que hay en el peaje observando la situación, porque prefería que se fueran con la moto y no le hicieran nada al señor. Y que en un momento vio que le apuntaban al hombre y entonces ahí se metió. Tolaba dijo que lograron subirse a la moto y que Murillo le apuntaba a él. Que a los pibes les costaba hacer arrancar la moto. Él también les apuntaba. Se gritaban, él les decía que tiraran el arma. Y contó que cuando vieron que no podían arrancar la moto, Pablo, que estaba adelante manejando, saca otra arma y empezó a apuntarle. Siempre según la versión de Tolaba, Murillo le gritó a Alcorta ‘tirale, tirale’. Y ahí, Tolaba dijo haber realizado dos disparos. Comentó: “No soy un enfermito como están haciendo creer, diciendo que yo salí a matar a unos pibes, porque yo no salí a matar a nadie”.
Por último, declararon Mónica Chaves, quien estaba con Hernán Calasivetta en el momento en que le robaron  la moto, y Carlos Dángelo, policía que cumplía servicio con Tolaba. Ninguna de las dos declaraciones aportó pruebas, ya que no pudieron ver con claridad los hechos, por lo tanto estuvieron pocos minutos y ninguna de las partes les hizo preguntas. El Tribunal llamó a cuarto intermedio hasta el día siguiente.
Afuera, las familias junto a muchos y muchas militantes que se acercaron a acompañar, cantaban y le brindaban su apoyo a la familia de Paly. Emilia tomó el micrófono y saludó a todas las personas que allí estaban, y pidió justicia por su hijo y por todos los pibes y pibas asesinadas por las fuerzas del estado. 



Imagen de protada: Juan Cicale.Fuente: Agencia para la Libertad / Indymedia y La retaguardia

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