Medio Oriente. El genocidio liderado por EEUU y la destrucción del Yemen

Por Javier Villate, Resumen de Medio Oriente, 26 de enero de 2022.

Nota de Redacción: Este artículo data de octubre de 2018, y en el mismo su autor adelanta acontecimientos que siguen produciéndose en Yemen. El análisis está enfocado con toda rigorosidad a denunciar a los agresores imperialistas contra un pueblo mártir pero resistente a todos sus embates.

En Yemen está teniendo lugar un genocidio y destrucción en toda la regla. Los países del Golfo y EEUU buscan eliminar a un disidente molesto y repartirse sus riquezas

“Sólo Dios puede salvar a nuestros hijos”, dicen los padres y las madres yemeníes, ya que no pueden hacer otra cosa que ver morir a sus hijos, tratar de consolarlos en sus últimas horas de agonía y rezar para que Dios les salve de la muerte. Los padres y las madres observan y oran, mientras que uno tras otro sus hijos mueren de cólera, deshidratación e inanición.

¿Dónde está Dios? No puede atravesar el bloqueo total de Yemen para salvar a los niños. Una epidemia de cólera es un desastre provocado por el hombre. Desde 2015, la epidemia de cólera se ha propagado a través de la guerra biológica contra Yemen. Las bombas estadounidenses lanzadas por pilotos saudíes destruyeron los sistemas públicos de tratamiento de aguas residuales y alcantarillado del país. Los productos químicos y el combustible para operar las plantas de purificación de agua y de alcantarillado están bloqueados. Ni el agua potable, ni la vacuna contra el cólera ni siquiera las tabletas de purificación de agua individuales pueden entrar en el país. La epidemia de cólera resultante era predecible.

Las aguas residuales de las plantas de tratamiento que no funcionan se desbordan hacia los arroyos que desembocan en las tierras agrícolas, contaminando así los vegetales antes de que salgan al mercado. Las aguas residuales fluyen hacia las ciudades, las zonas residenciales y los campos de refugiados. Las moscas pululan y propagan el cólera por todas partes. El Comité Internacional de la Cruz Roja, la Media Luna Roja y Médicos sin Fronteras, hospitales, clínicas y organizaciones de socorro en casos de desastre, así como trabajadores de derechos humanos, han sido bombardeados deliberadamente.

La ONU, controlada por Estados Unidos, añade una hoja de parra de legalidad al bloqueo y al embargo de armas unilateral contra Yemen. Preguntar por qué no existe un embargo de armas de la ONU contra Arabia Saudí es, por supuesto, una pregunta retórica.

La ONU se retuerce las manos ante una crisis humanitaria y ante la peor epidemia de cólera de la historia de la humanidad. La ONU no hace nada para detener el genocidio saudí liderado por Estados Unidos y la destrucción de Yemen, y saca a la luz, a sabiendas, cifras falsas de muertes de civiles que no se han reportado.

La ex embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, hizo un berrinche cuando la ONU se atrevió incluso a expresar una leve crítica contra los Estados Unidos, cuando trasladó su embajada a Jerusalén. Habló de la “falta de respeto” de la ONU hacia los Estados Unidos y amenazó con tomar represalias financieras contra la ONU y contra los países que votaron en contra de los deseos de los Estados Unidos. La ONU no es un intermediario honesto, porque está dominada y teme el disgusto de los Estados Unidos.

El presidente Donald Trump cortó la financiación de las agencias humanitarias de la ONU, no intentó impedir que Israel matara a tiros a miles de palestinos desarmados, retiró a Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y se burló de la Corte Internacional de Justicia de la ONU. El asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, dijo que Estados Unidos planea retirarse de más tratados que son la base del derecho internacional.

En otras palabras, Bolton está confirmando que los Estados Unidos son un estado coloreado; se burla de las Naciones Unidas. Desde el comienzo de la Guerra contra el Terrorismo en la era de Bush, Estados Unidos mostró desprecio por las Convenciones de Ginebra. Obama también violó impunemente el derecho internacional consuetudinario. Obama asesinó a ciudadanos estadounidenses, organizó fiestas de boda y funerales afganos y destruyó Libia. Invadió Siria en una guerra de agresión ilegal. Obama era muy bueno matando. Supuestamente lo dijo él mismo.

Causar deliberadamente una epidemia de cólera es una guerra biológica. Yemen no es un caso sin precedentes de uso de guerra biológico-química por parte de Estados Unidos. Durante la Guerra de Corea de los años 50, Washington fue acusado de forma convincente de guerra biológica. En la guerra Vietnam, EEUU roció millones de galones del Agente Naranja, que envenenó el suelo, los ríos y la gente. El Agente Naranja, 50 años después, sigue “causando abortos espontáneos, enfermedades de la piel, cánceres, defectos congénitos y malformaciones congénitas”.

Aviones estadounidenses arrojan Agente Naranja en 1966. (Foto: The Independent
Aviones estadounidenses arrojan Agente Naranja en 1966. (Foto: The Independent)

Estados Unidos contaminó Bosnia, Afganistán y Oriente Medio con el llamado uranio empobrecido. El uranio empobrecido puede causar cáncer, defectos de nacimiento y otros efectos desconocidos para la salud. Washington lo sabe. Ha hecho una advertencia de salud a los veteranos de la guerra de EEUU en Irak.

En 1995, Madeleine Albright fue entrevistada por Lesley Stahl en el programa de televisión “60 Minutes”. Esa entrevista debería vivir en infamia en un salón de la vergüenza por toda la eternidad. Stahl le preguntó a Albright si la muerte de más de 500.000 niños iraquíes a causa de las sanciones estadounidenses “valía la pena”. La respuesta de Albright fue: “Creo que es una elección muy difícil, pero el precio, nosotros creemos que el precio vale la pena”. (Quienquiera que sea el “nosotros”, Albright no lo elaboró.) Ahora se sabe que el “nosotros” utilizó deliberadamente la guerra biológica para matar a esos 500.000 niños iraquíes.https://cdn.embedly.com/widgets/media.html?src=https%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fembed%2FRM0uvgHKZe8%3Ffeature%3Doembed&url=http%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DRM0uvgHKZe8&image=https%3A%2F%2Fi.ytimg.com%2Fvi%2FRM0uvgHKZe8%2Fhqdefault.jpg&key=a19fcc184b9711e1b4764040d3dc5c07&type=text%2Fhtml&schema=youtube

¿Cuántos niños más mataron Albright, la administración de Bill Clinton y “nosotros” porque “nosotros” pensábamos que “valía la pena”? Cientos de miles, según un estudio del parcialmente desclasificado documento de la Agencia de Inteligencia de la Defensa “IRAQ WATER TREATMENT VULNERABILITIES” [énfasis en el original]. El documento parcialmente desclasificado fue descubierto en 1998 en un sitio web oficial del Sistema Militar de Salud. En 2001, la Asociación de Estudiosos del Genocidio publicó el estudio mencionado anteriormente: The Role of “Iraq Water Treatment Vulnerabilities” in Halting One Genocide and Preventing Others.

Durante la Primera Guerra del Golfo de 1991, Estados Unidos atacó a propósito todas las plantas de purificación de agua y las instalaciones de saneamiento en Irak, lo que en sí mismo es un crimen de guerra. El documento “Iraq Water Treatment Vulnerabilities” (Vulnerabilidades en el tratamiento del agua en Iraq), elaborado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos e implementado en 1991, fue continuado por el presidente Bill Clinton. Incluso después de que Albright admitiera en “60 minutes” que el régimen de sanciones estadounidense había matado a 500.000 niños iraquíes, “nosotros” continuamos con el draconiano embargo de equipos de purificación de agua.

El “nosotros” del Departamento de Defensa y de Madeleine Albright sabía que sin agua potable la tasa de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera, enfermaría y mataría a cientos de miles de iraquíes. Privar a toda una población de lo esencial de la vida es un genocidio y una violación de los Convenios de Ginebra. La degradación del suministro de agua para causar a sabiendas epidemias, como el cólera, es una guerra biológica.

Las sanciones económicas y los embargos comerciales son una guerra de asedio bárbara contra la población civil. No hay manera de embellecerlas como si fueran humanitarias o unos objetivos quirúrgicos en contra de un régimen. Ahora, piensen en los millones de personas de Cuba, Irán, Venezuela, Siria, Birmania y Costa de Marfil que están sufriendo un embargo por parte de Estados Unidos hoy en día.

El documento “Iraq Water Treatment Vulnerabilities” revela la intención diabólica de un régimen de sanciones, incluso cuando está autorizado por la ONU. Es por estas y otras razones que el Comité Internacional de la Cruz Roja ha planteado a menudo sus preocupaciones, incluidas las relativas a los regímenes de sanciones autorizados por la ONU. Ni siquiera este organismo tiene autoridad para violar los Convenios de Ginebra, y se extralimita cuando lo hace.

Estados Unidos también han sobrepasado la autorización de la ONU al imponer un bloqueo total a Yemen. Igual de previsible que en el Irak, en el Yemen mueren niños y niñas a causa del cólera. Decenas de miles de civiles han muerto de hambre, enfermedades y falta de medicamentos. Veinte millones de seres humanos están muriendo de hambre en una hambruna causada por Estados Unidos y su representante, la llamada coalición saudí.

Durante tres años, a partir de la administración de Obama, Estados Unidos ha estado pasando a Arabia Saudí bombas, municiones y combustible, situando a las fuerzas armadas estadounidenses en el centro de mando y control de la guerra en Yemen. Otros países que se aprovechan de la guerra, como Reino Unido, los países de la Unión Europea y Canadá, también tienen las manos llenas de sangre y heces infectadas de cólera de niños yemeníes.

Nora al Awlaki, una ciudadana estadounidense asesinada por comandos SEAL de la Marina de EEUU cuando atacaron su pueblo yemení el 29 de enero de 2017.
Nora al Awlaki, una ciudadana estadounidense asesinada por comandos SEAL de la Marina de EEUU cuando atacaron su pueblo yemení el 29 de enero de 2017.

Las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, el equipo SEAL 6 y la CIA llevan a cabo reuniones secretas y redadas nocturnas, como la que mató a Nora, de 8 años de edad (en la foto de arriba). Era una ciudadana estadounidense que vivía con sus abuelos en una aldea yemení.

Nora era la hija de Anwar al Awlaki, quien fue el primer ciudadano estadounidense conocido que fue ejecutado por Estados Unidos sin el debido proceso. Una semana después, su hijo de 16 años, Abdulrahman al Awlaki, fue asesinado por un avión teledirigido estadounidense. Barack Obama llevó a cabo esos asesinatos en 2011.

También fue Obama quien planificó la redada en la que Nora fue asesinada por orden de Trump el 29 de enero de 2017. Cuando se le preguntó al secretario de prensa de Obama, Robert Gibb, por qué fue asesinado Abdulrahman, de 16 años de edad, su respuesta fue que “debería haber tenido un padre más responsable”. ¿También fue ese el “crimen” de Nora?

La guerra contra Yemen es otra guerra sucia como la de Irak, Libia y Siria. Es un genocidio no reconocido llevado a cabo por Estados Unidos, que conlleva también la destrucción del país. El reino de Arabia Saudí y su llamada coalición son los peones de Estados Unidos, los que pagan por las bombas y las tiran. Pero es Washington quien elige los objetivos por medio del centro de mando y control.

La mayor parte de los combates terrestres dentro de Yemen son protagonizados por la invasión de terroristas salafistas, muyahidines, miembros de Al Qaeda, de Hermanos Musulmanes y de Blackwater (ahora denominado Academi), patrocinados por Estados Unidos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, así como de mercenarios estadounidenses, somalíes y sudamericanos. Los terroristas apoyados por Arabia Saudí combaten en el norte, mientras que Emiratos Árabes Unidos (EAU) está apoyando a los terroristas en el sur. Los combatientes apoyados por Arabia Saudí están luchando contra los terroristas respaldados por EAU. Arabia Saudí ha bloqueado a Catar debido a sus disputas sobre Yemen.

El gobierno de facto de Yemen es la dirección del movimiento huzí, que lleva el nombre de su carismático fundador Husein Badredin al Huzí. El movimiento huzí cuenta con el apoyo de las unidades militares, las fuerzas de seguridad y una amplia base del pueblo yemení, incluidos muchos suníes. Eso no quiere decir que los yemeníes no tengan muchas diferencias. Las tienen, pero cuando están en juego sus propios intereses comunes, se unen, a pesar de sus diferencias.

Hay algunos grupos internos que se oponen al movimiento huzí y están colaborando con los grupos terroristas saudíes y de EAU, pero esto no es una guerra de suníes contra chiíes. Tampoco es una guerra indirecta entre Arabia Saudí e Irán, como el oligopolio de los principales medios de comunicación corporativos hace creer al público estadounidense.

Los chiítas zaidíes, que representan alrededor del 42 por ciento de la población de Yemen, están más cerca del islam sunita que de la rama chiíta del islam de Irán. El movimiento huzí dirigido por los zaidíes “no ha pedido la restauración del imanato en Yemen y los agravios religiosos no han sido un factor importante en la guerra”, según Al Yazira. En realidad, el movimiento huzí ha sido principalmente de naturaleza económica, política y regional.

Hay un movimiento separatista en lo que una vez fue Yemen del Sur, que hasta 1990 fue un estado comunista independiente, la República Democrática del Yemen. Antes de la unificación, Yemen del Norte era la República Árabe de Yemen. En la lucha de poder que siguió a la unificación, el sur perdió poder y clientelismo. Emiratos Árabes Unidos está apoyando a un grupo separatista del sur, el Consejo de Transición del Sur, que también se opone al presidente yemení Abdrabuh Mansur Hadi y a Arabia Saudí. Como ya se ha mencionado, los terroristas respaldados por Riad están luchando contra los terroristas respaldados por Emiratos Árabes Unidos.

Washington, Riad y la ONU intentan hacer pasar al gobierno de Abdrabuh Mansur Hadi como el “gobierno legítimo internacionalmente reconocido de Yemen”. Hadi fue presidente de un gobierno interino de Yemen de 2012 a 2014, pero mantuvo fraudulentamente su mandato cuando éste expiró en 2014.

Hadi fue destituido a la fuerza por el movimiento huzí y un amplio levantamiento popular. Hadi renunció a su cargo y huyó a Arabia Saudí. Ahora, Washington, Riad y la ONU utilizan a Hadi como testaferro para añadir una hoja de parra de legalidad a la guerra ilegal de agresión dirigida por EEUU contra Yemen.

La embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas Nikki Haley informa a los medios de comunicación junto a los restos de lo que se dice que es un misil yemení. (Foto: Reuters)
La embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas Nikki Haley informa a los medios de comunicación junto a los restos de lo que se dice que es un misil yemení. (Foto: Reuters)

Hay poca o ninguna evidencia de que Irán esté proporcionando armas, materiales o combatientes al movimiento huzí. Mira el mapa. ¿Cómo podría Irán enviar suministros masivos de armas sorteando el bloqueo total de EEUU, incluso si así lo quisiera? Teherán tiene las manos ocupadas con su apoyo (legal) a su aliado, Siria y, además, está luchando con su propia crisis económica causada por el régimen ilegal de sanciones de EEUU, reimpuesto por la administración Trump.

Cuando se presionó a Washington para que aportara pruebas contundentes que respaldaran sus acusaciones de que Irán estaba involucrado en Yemen, lo mejor que pudo hacer la exembajadora de la ONU, Nikki Haley, fue encontrar algunas piezas de misiles. La ONU descartó el show de Haley por no tener “ninguna prueba de la identidad del intermediario o proveedor”. Teherán ha negado su participación en Yemen y ha rechazado las afirmaciones de Washington por infundadas. Además, añadió lo siguiente: “Estas acusaciones también buscan encubrir los crímenes de guerra saudíes en Yemen, con la complicidad de Estados Unidos, y desviar la atención del estancamiento de la guerra de agresión contra los yemeníes”.

Los yemeníes, independientemente de su religión, región o tribu, son ferozmente nacionalistas y no son la marioneta de nadie. Siempre han resistido los intentos de los invasores extranjeros de dominarlos. Yemen, como Afganistán, es un cementerio donde los imperios vienen a morir. Los británicos y los egipcios lo aprendieron en los años 60 y ahora los saudíes y Emiratos Árabes Unidos lo están aprendiendo de la manera más dura.

Estados Unidos es como un imperio zombi que nunca muere en unos de esos cementerios. En cambio, cuando se enfrenta a la humillación y la derrota, destruye totalmente a su antagonista desde el aire, como ha hecho con Irak, Libia y Siria. Estados Unidos no tiene piedad de la población civil. Destruyen la infraestructura civil, bloquean los alimentos, el agua y los medicamentos. Ataca a la gente con bombas de racimo y fósforo blanco, y envenena su agua, suelo y aire con armas biológicas, químicas y radiactivas.

La exsecretaria de estado Hillary Clinton con soldados libios a su salida de Trípoli, en Libia, el 18 de octubre de 2011. (Foto: REUTERS / Kevin Lamarque)
La exsecretaria de estado Hillary Clinton con soldados libios a su salida de Trípoli, en Libia, el 18 de octubre de 2011. (Foto: REUTERS / Kevin Lamarque)

Al igual que con Irak, Libia y Siria y con tantos otros países pequeños que Washington consideró enemigos, Yemen no representa una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. Entonces, ¿por qué los ataca y destruye países pequeños y por qué está destruyendo Yemen?

En los años 90 del pasado siglo, con el colapso de la URSS, Estados Unidos se propuso construir un imperio para dominar el mundo, y no lo ocultó. El plan estadounidense de dominación mundial ha recibido diferentes nombres, como Doctrina Wolfowitz, Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (PNAC), Dominio del Espectro Completo, Nación Indispensable, Excepcionalismo Americano, Nuevo Orden Mundial y, más sutilmente, el papel del Liderazgo Mundial de Estados Unidos.

Da igual cuál sea el nombre que se le dé a la dominación mundial de Estados Unidos. Washington se consideran por encima del derecho internacional y del comportamiento moral consuetudinario, y cree que son los únicos que tienen derecho a perseguir todo lo que consideren que redunde en su propio interés político, militar y financiero. Si Estados Unidos fueran una persona, sería diagnosticada como una psicópata, sin conciencia, sin empatía y sin remordimientos; agresiva, narcisista y asesina en serie.

Los medios de comunicación dominantes suelen calificar a Yemen como “el país más pobre de Oriente Medio”, como si no tuviese ninguna riqueza que nadie pudiera desear. La gente de Yemen es pobre, pero tienen petróleo, rutas de oleoductos, oro, minerales, agricultura, pesca, empresas estatales, bienes raíces deseables, finanzas, y su geografía le da al país un gran potencial para el turismo.

Los 30 millones de yemeníes son una fuente potencial de mano de obra barata y un mercado potencial para los productos de las corporaciones globales estadounidenses. Yemen está estratégicamente situado en el estrecho de Bab el Mandeb, por el que pasan diariamente 1.400 millones de barriles de petróleo. De hecho, Yemen ha sido un centro de comercio.

Estados Unidos codicia la riqueza de Yemen y su ubicación estratégica como parte del Nuevo Orden Mundial neoliberal. La visión estadounidense del Nuevo Orden Mundial es un mundo dominado por corporaciones globales estadounidenses, instituciones financieras estadounidenses y dinastías familiares estadounidenses ricas.

La política exterior de EEUU está determinada por intereses especiales, monopolios y sus comités de acción política (PACS), como los de los fabricantes de armas, las instituciones financieras, las compañías farmacéuticas y el agro-business. Los países extranjeros como Israel y Arabia Saudita también tienen poderosos grupos de presión que pueden manipular la política exterior de EEUU a su favor. La política exterior de Washington tiene poco que ver con los intereses del ciudadano estadounidense medio.

Yemen es el vecino del sur de Arabia Saudí y los saudíes quieren un gobierno corrupto, obediente y pasivo en Yemen. El reino saudita ha ampliado su frontera para invadir las tierras fronterizas del norte de Yemen, que es el lugar de nacimiento del movimiento huzí. Riad también teme que un pueblo yemení independiente pueda influir en el pueblo oprimido por la dinastía saudí. Arabia Saudí es un polvorín a punto de estallar.

La monarquía saudí utiliza el islam extremista wahabí como un subterfugio político para reclutar yihadistas, terroristas y para extender, así, su influencia a través de Asia Occidental, África y más allá. El terrorismo internacional ha sido una empresa conjunta de Estados Unidos, Arabia Saudí y otros estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Todos los estados del CCG (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Omán y Kuwait) son monarquías teocráticas. Eso dice mucho sobre la defensa estadounidense de los valores de la democracia y los derechos humanos.

Estados Unidos ha codiciado la riqueza de Yemen desde hace mucho tiempo. A mediados de la década de 1980, la familia Bush y sus amigos petroleros de Texas en Hunt Oil invirtieron en la cuenca de Marib Shabwa, rica en petróleo de Yemen. Bush obtuvo para Hunt Oil los derechos para futuras exploraciones. Con astucia, el exdirector de la CIA y luego vicepresidente Bush se las arregló para que el iraquí Sadam Husein financiara las inversiones de Bush-Hunt en Yemen. Unos años más tarde, Bush “pagó” el préstamo de Sadam Husein con Shock and Awe.

George H. W. Bush y Alí Abdulah Saleh, en 1990.
George H. W. Bush y Alí Abdulah Saleh, en 1990.

La guerra que comenzó en 2015 busca proteger las inversiones estadounidenses de las corporaciones globales, el neoliberalismo y la visión de un Nuevo Orden Mundial. El pueblo de Yemen ha sido un duro opositor del neoliberalismo, así como de su antiguo orden mundial. Se rebelaron contra el gobierno de 33 años de Alí Abdulah Saleh por vender Yemen al neoliberalismo, y luego se levantaron contra el gobierno interino de Hadi por sus privatizaciones a precios de ganga.

A los beneficiarios estadounidenses del neoliberalismo no les hizo gracia que su benefactor Hadi fuera depuesto por el movimiento huzí. Tampoco le agradó a Riad, que ha estado tratando de explotar a Yemen durante décadas. Los buitres de los otros países del CCG están rodeando Yemen con la esperanza de picotear también su cadáver.

Washington están proporcionando al CCG su particular shock and wave para matar a la presa, y a EEUU no le importa si mata a 22 millones de personas en el proceso de saqueo de Yemen. Es EEUU quien proporciona las bombas. La coalición de países del CCG liderada por Arabia Saudí no son más que los repartidores.

En resumen, no hay guerra civil en Yemen. Irán se ha convertido en el chivo expiatorio de una guerra ilegal de agresión dirigida por Estados Unidos. Arabia Saudí y su coalición de estados del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) tienen sus cuarteles generales en Riad. Los estados del CCG están formados por el Reino de Arabia Saudita, Baréin, Omán y Emiratos Árabes Unidos [Si anteriormente, el autor se ha olvidado de Catar, que también es miembro del CCG, ahora se olvida, además, de Kuwait. N. del T.]. Todas son monarquías. Estados Unidos espera llevarse los principales trofeos de Yemen, y Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Catar están luchando entre sí por las migajas. La vida de 22 millones de yemeníes pende de un hilo debido al bloqueo de alimentos, agua y medicinas por parte de Washington. Estados Unidos es la causa de la peor epidemia de cólera de la historia. Es la guerra biológica y el genocidio.

David William Pear es un columnista progresista que escribe sobre temas económicos, políticos y sociales. Sus artículos han sido publicados por THE GREANVILLE POST, THE REAL NEWS NETWORK, TRUTH OUT, CONSORTIUM NEWS, OPEDNEWS, PRAVDA, RUSSIA INSIDER y muchas otras publicaciones. David es activo en temas sociales relacionados con la paz, las relaciones raciales, la falta de vivienda y la justicia social. Es miembro de Veteranos por la Paz, San Pete por la Paz, CodePink y el Movimiento de Solidaridad Internacional.

Publicado originalmente en American Herald Tribune.

Traducción: Javier Villate (@bouleusis)

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