Feminismos. “Hay que erradicar la naturalización del embarazo en niñas”

Resumen Latinoamericano, 14 de enero de 2022. 

La abogada feminista Soledad Deza refexiona sobre el caso de la nena tucumana violada y obligada a parir.

Lo que sucedió en Tucumán es que, por un lado, el embarazo se detectó tarde y el abuso también. Se trata de una niñita con problemas de cuidados parentales que también ha sido invisible para el Estado. Pensemos todo lo que ha pasado en los últimos siete meses esa niñita cuán invisible ha sidoNo solamente para el sistema de salud, sino para el sistema de protección de las infancias en general, que tiene una pata en salud, otra en la dirección de niñas, niños y familia, y otra en el Poder Judicial, porque hay un problema de guarda. En todo esto hay que hacer hincapié.

La detección tardía es uno de los problemas del abuso sexual infantil, entonces qué pasa con la ESI, qué pasa con el sistema de salud. Es una niña que no pasó por un pediatra en el último año, no se vacunó, una nena de 10 años con una panza de siete meses, me parece que debiera haber saltado a la vista, por lo menos en la escuela.

La prevención del abuso y, en este caso, la detección tardía del abuso para erradicarlo han evidenciado el fracaso de distintas acciones políticas, desde diferentes reparticiones del Estado de los distintos poderes. Luego tenemos la atención clínica del embarazo en una niña donde una directora de familia aparece hoy en el diario diciendo ‘si hubiera pedido la interrupción del embarazo al principio, se hubiera hecho’. Esto devela el desconocimiento de aristas propias de la problemática del abuso sexual infantil, que es precisamente la detección tardía y del mismo protocolo para el embarazo adolescente que ha hecho el Ministerio de Salud de Nación, donde dice que hay que garantizar las interrupciones del embarazo.


Esto nos enfrenta a una realidad de la que nadie quiere hablar: el aborto en el tercer trimestre. Un tema doloroso, violento e incómodo, pero ¿qué vas hacer? ¿La vas a convertir en madre en lugar de practicar una fetolisis para que ocurra un aborto?


Estamos hablando de una niña embarazada, producto de una violación, con una vulnerabilidad en su estructura familiar muy profunda, a la que el Estado llega tarde para proteger y, dentro de la batería de opciones que le da, una es convertirla en madre para después darle un tratamiento psicológico.

Esto no está bien y forma parte de un problema cultural: la naturalización del embarazo en niñas. Niñas cuya corporalidad violada y embarazada no logra conmover las estructuras sanitarias, en términos de peligro para la salud, y que gestan y paren como si no fuera peligroso. Y en contraposición, tenés un sistema de salud con tomadores de decisiones políticas que dicen el aborto en el tercer trimestre es peligroso”, como si parir no fuera peligroso. ¿Y qué pasa con el cuidado después?

En Tucumán, desde la Ley 27.610 hasta diciembre, según información oficial, hubo 4.020 abortos. El problema no es el aborto que se resuelve de manera medicamentosa y quizás ambulatoria, hay una respuesta institucional. Ahora bien, ¿qué pasa con los casos más trágicos, como es una niña de 10 años víctima de un abuso sexual, embarazada? ¿La devolvemos a su madre? El norte argentino (Chaco, Formosa, Salta y Tucumán) tiene los índices más altos de embarazo adolescente. Hay profesionales que hacen fetolisis, lo que pasa es que es una práctica impopular y un tema incómodo.

¿Por qué no nos incomoda un nacimiento con vida en una niña de 10 años? Me parece que es porque hay una cultura de la violación super naturalizada y porque sobre todo en el NOA y en el NEA hay una naturalización quizás igualmente profunda de la maternidad en el horizonte de las personas con capacidad biológica de gestar, pero, en realidad, es una perversidad en términos éticos.

Si hay una niña embarazada, sentada en una sala de espera, por qué a nadie se le ocurre si es peligroso gestar, parir y cuidar acorde al desarrollo humano que tiene como derecho toda niña y todo adolescente. Hay que empezar a desnaturalizar los roles de género y la cultura de la violación.

Escucho muchos ruidos, de parte de tomadores de decisiones que dicen que se está revictimizando a la niña. Estaría bueno hacer hincapié en que no estamos hablando de la niña sino de los huecos que tiene la política pública a propósito de este caso y ojalá no tuviéramos que hablar de esto, pero no lo podemos ocultar porque sucede. Hay que tratarlo y hay que hablar de todos los temas, no solo de los que nos resultan más simpáticos.

Fuente: Revista Cítrica

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