Estados Unidos. El miedo yanqui al comunismo

 Por Arthur González, Resumen Latinoamericano, 14 de diciembre de 2021.

Haz lo que yo digo, pero no lo que hago, es así como se proyecta la política antidemocrática de Estados Unidos, que exigen a otros lo que ellos violan, como es el caso de no admitir que se pueda pensar y actuar diferente a lo que el poder yanqui considera, prueba del carácter imperial de quienes pisotean a diario la Declaración Universal de los Derechos Humanos, a pesar de que intenten ocultarlo.

Un ejemplo de esa actuación es la Ley de Enseñanza Crucial del Comunismo (CCT), presentada en el Congreso el pasado 2 de diciembre 2021, por las representantes María Elvira Salazar, Elise Stefanik, Victoria Spartz y Lloyd Smucker, con el propósito de imponer a los estudiantes de secundaria estadounidenses materiales educativos, a través de la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo, para envenenarlos sobre los llamados “peligros del comunismo y el totalitarismo”, bajo la etiqueta de ser contrarios a los principios fundamentales de la libertad y la democracia en los Estados Unidos.

¿De qué libertad y democracia hablan cuando ese proyecto de ley sataniza a quienes piensen diferente?

La mal traída y llevada Declaración Universal de los Derechos Humanos, que ataca principalmente a las naciones que luchan por mantener su independencia y soberanía, establece en su Artículo 18: “Toda persona tiene el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y región…”  Pero se viola de forma permanente en Estados Unidos.

Esta Ley no abordará las acciones de guerra económica, comercial y financiera que establece Estados Unidos, con el objetivo de torcerle el brazo a países que no se someten a sus dictados, a pesar de constituir un crimen de lesa humanidad, con el fin de tratar de vender la imagen de que “el comunismo es un sistema que no progresa”, aunque los mismos ideólogos yanquis del Council on Foreign Relations reconocen con el mayor cinismo:

La oposición de Estados Unidos a la Revolución cubana y el apoyo a la democracia y al desarrollo en este hemisferio, lograron frustrar las ambiciones cubanas de expandir su modelo económico e influencia política”.

Lo mismo expone la CIA en sus memorandos secretos:

“El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre….  estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.

¿Por qué le temen tanto al sistema socialista cubano y se empeñan en no permitirle tener éxitos?

Los miembros de la mafia terrorista de Miami viven llenos de odio, al no haber podido derrumbar a la Revolución cubana que permitió que los campesinos, obreros y gente humilde tuviera pleno acceso a educación, la salud, el deporte, la cultura y ser tratados con total igualdad.

A esta realidad que pretenden ocultar los mencionados congresistas, se sumó Ron DeSantis, actual gobernador de Florida, quien desea educar a los estudiantes estadounidenses sobre el “fallido” experimento del comunismo a lo largo de la historia, pero escamotean los logros de la ciencia socialista cubana, que a pesar de la sostenida guerra económica por 62 años y las casi 250 sanciones impuestas por Donald Trump y Joe Biden en los últimos 5 años, consiguió crear sus propias vacunas contra la pandemia de la Covid-19 y exhibir los más bajos niveles de contagio y muertes del continente, prueba que de “fallido” no hay nada.

En su argumentación de la Ley, María Elvira expuso:

“El régimen de Castro afirma que ha creado un sistema de igualdad en la isla, pero la única igualdad que garantiza el comunismo es ser igualmente pobre, igualmente hambriento e igualmente oprimido”.

¿Pensará ella que todos los congresistas son ignorantes?

Si en vez de estar obcecada con derrocar a la Revolución cubana leyera los informes de la CEPAL y otras organizaciones de las Naciones Unidos, pudiera enterarse de la miseria que sufren los países capitalistas, donde la pobreza, especialmente la infantil, aumenta por días. En los propios Estados Unidos este panorama no es mejor y en ninguno hay socialismo, ni están sometidos a una criminal guerra económica.

En América Latina desde 2020 la pobreza extrema alcanzó el 12,5% de la población, de acuerdo a los informes de la CEPAL, su mayor nivel en las últimas dos décadas, que afecta al 33,7% de la población, es decir, uno de cada tres latinoamericanos está en malas condiciones, pero Joe Bidel y la mafia de Miami ocultan esa realidad.

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo asegura que, en los dos últimos años, la incidencia de la pobreza en América Latina y el Caribe aqueja entre el 30,6% y el 36,9% de la población, en el llamado sueño americano, situación que no mencionan los iluminados economistas que pretenden cambiar la economía cubana.

La ley propuesta está basada en los argumentos expuestos por la Fundación Memorial Víctimas del Comunismo, creada en 1993 por la CIA bajo la pantalla de la USAID, como una organización anticomunista cuyo objetivo es “educar a los estadounidenses sobre la ideología, la historia y el legado del comunismo”.

Para la batalla anticubana de subvertir a las nuevas generaciones, le asignaron a esta Fundación un millón de dólares en el año fiscal 2019-2020, para promover el tema de los Derechos Humanos, prueba de la injerencia yanqui, con el propósito de inducir en los cubanos los valores y cultura norteamericana, paradigmas proclamados por Barack Obama cuando expresó:

“…Continuaremos abordando los temas relacionados con la democracia y los derechos humanos en Cuba […] Podemos hacer más para apoyar al pueblo cubano y promover nuestros valores a través del compromiso”. “Los cambios introducidos en nuestra nueva política, potenciarán aún más nuestro objetivo de empoderar al pueblo cubano”.

No por gusto la USAID dispone de 3 millones de dólares para sus programas subversivos, encaminados a la llamada “educación cívica democrática” de los cubanos.

El Representante Lloyd Smucker, uno de los que apoyó la nueva Ley, expuso:

“El comunismo es responsable de horribles muertes y destrucción a lo largo de la historia. Es más crítico que nunca que nos aseguremos de que a nuestros estudiantes se les enseñe la historia y los peligros actuales de esta ideología. Agradezco a la Congresista Salazar por liderar esta legislación fundamental y me enorgullece unirme a ella para apoyarla”.

¿No se habrá enterado que Estados Unidos lanzó dos bombas nucleares contra la población civil de Hiroshima y Nagasaki, asesinando al instante a casi 100 mil inocentes?

Lloyd Smucker está suspenso en historia, al omitir que su país desde el siglo XIX ha sembrado la muerte y destrucción en casi toda la América Latina con invasiones, golpes militares, conspiraciones y actos terroristas contra Cuba.

El miedo que siente la extrema derecha yanqui por los reclamos populares contra el sistema capitalista es bien elevado y por eso la cruzada emprendida para contrarrestar la opinión favorable sobre el socialismo, presente hoy entre las generaciones de jóvenes estadounidenses, donde el resultado de recientes encuestas arrojó que 1 de cada 5 “millennials” (jóvenes nacidos a partir de los 80, generación digital, hiperconectada y con altos valores sociales y éticos) a diferencia de las generaciones pasadas, ven el comunismo de manera favorable.

Esta es la verdadera razón para desplegar por Ley, una cruzada educacional sobre los estadounidenses de secundaria básica, con el fin de sembrar en sus mentes el anticomunismo, aunque para lograrlo tengan que fabricar mentiras y reinventar la historia.

De esto se desprende que Estados Unidos no levantará el amasijo de leyes que conforman el llamado Bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, para que no sea un “mal ejemplo” a imitar.

Sabio José Martí al afirmar:

“La ignorancia mata a los pueblos y es preciso matar la ignorancia”.

Fuente: Razones de Cuba

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