Venezuela. Me traje la luna llena

Por Flavia Riggione. Resumen Latinoamericano, 22 de octubre de 2021.

Por suerte, más bien por decisión muy bien sopesada, no me tuve que traer la luna llena. ¡La tengo aquí, en mi Venezuela, cada vez que sale! La pieza musical Venezolanidad, hermosísima, se compuso pensando en todos nuestros hermanos venezolanos que andan por ahí dispersados por el mundo, y cómo no, nuestro país es muy especial, por donde quiera que se mire.

Venezolanidad fue compuesta este mismo año por Ignacio Salvatierra y estrenada el día de San José, que para mí tiene un significado muy especial.

Apenas la descubrí ayer dado que un compañero músico del grupo de Alumnos Desde Donde Sea, Justo de Bolivia, me recordó que tenemos uno de los mejores músicos de cuerda aquí cerquita, en Ciudad Bolívar. Asdrúbal «Cheo» Hurtado, como refiere Wikipedia «un virtuoso ejecutante de instrumentos de cuerda como la bandola, el tiple, el tres, y la mandolina, es uno de los más reconocidos intérpretes del cuatro en el mundo».

Buscándolo en internet me topé con una entrevista que le hiciera César Miguel Rondón, supuestamente desde Miami donde reside pues se reflejaban en la ventana enormes edificios donde debe tener su estudio, en la famosa avenida Brickell. Si, muy escuálido él, pero amante de la música nuestra.

Inmediatamente ubico la pieza muy reciente y aunque sigo aquí, bien firme, enamorada del país que me vio nacer, fue inevitable sentirme emocionada al escuchar las notas, el ritmo sabroso, la música, la interpretación, la letra. Letra dirigida a los que se marcharon, para recordarles de nuestras bellezas naturales, pero también de nuestros próceres, de la orquídea y del turpial, de la arepa y de la hallaca.

Lo mejor, ¡recordarles a ellos de nuestra gente! Gustavo Dudamel, pero también las tonadas de Simón, el arpa de Torrealba, la onda nueva de Aldemaro Romero, las extrañas y nostálgicas canciones de nuestro Chelique Sarabia. Y muchos más, creativos, sensibles, hacedores en varios campos, donde triunfan, triunfaron y permanecen ya definitivamente en nuestra memoria.

Particularmente este gran regalo musical me llegó al alma pues recién acabo de realizar un trabajo para el maestro Enrique Dussel sobre los inmigrantes y las causas que los llevaron lejos de su patria.

Me tocó entrevistar a varios, preguntarles, hurgar en sus íntimos deseos, en sus sueños, sus esperanzas de buscar un futuro mejor, fuera de nuestras fronteras. Pero también conocer de sus penas. Emocionarme con sus respuestas, con sus emociones al respecto, con las diferentes motivaciones que los llevaron a tomar esa difícil situación.

Reviso lo que escribió Francisco Herrera Luque, psiquiatra además de historiador, en su libro «Viajeros de Indias» (1961), que fue producto de su tesis de doctorado. Señala sobre los que emigran: «No es nada fácil decidir que la solución de un problema (económico) estriba en tomar un barco y cambiar de país, aunque la realidad de ultramar se presente con colores más vivos y esperanzadores. Emigrar significa romper con nuestra existencia cotidiana, con nuestros valores, afectos e historia. ¿No es acaso, por este simple hecho, un hombre excepcional el inmigrante? Quien emigra hace un suspenso en su existencia para vivir atrapado por una futurición forzosa (y digo yo, incierta). Y este es el primer problema que sufre o presiente desde el momento en que se propone emigrar».

Los diferentes entrevistados, todos conocidos míos, casualmente (¿?) emigraron desde el 2014 en adelante, además de las razones de la situación económica de Venezuela, de la inseguridad y tenso clima político que vive el país, particularmente en esos años, coinciden todos, que los habitantes de los países que adoptaron «no son como los venezolanos, en algún momento, a la hora de la chiquita nos hacen sentir extranjeros». Finalizan señalando todos que extrañan a nuestra gente, al clima, a las bellezas naturales, a los amigos.

De este tema, acabamos de revisar en el grupo de alumnos el maravilloso artículo de Clodovaldo Hernández para La Iguana Tv que recomiendo ampliamente https://www.laiguana.tv/articulos/976347-campana-migrantes-venezolanos-obra-oposicion-clodovaldo-hernandez/

Aquí quiero resaltar, luego de que resume magistralmente las delincuenciales acciones de la derecha nacional apátrida:

«Si fuese necesario poner en primer lugar una de las fratricidas estrategias de la derecha global y local para causar malestar generalizado y derrocar al Gobierno, perfectamente podría ser la de haber estimulado una ola migratoria y cooperado luego con la escalada xenofóbica en los países receptores, pues se trata de una canallada que no puede tener perdón ni humano ni divino.»

Esta madruga, sufriendo de insomnio, les compartí la pieza musical a cada uno de los conocidos que emigraron de Venezuela, en España, Miami, México, Houston, Chile, Ecuador, Filadelfia, esta maravillosa, sentida, exquisita pieza que llamaron muy apropiadamente Venezolanidad.

Dedicándosela de esta manera: Para ti, venezolano (a) que no estás en la Patria. Donde nosotros, los que quedamos, resistimos también por ti.

Como el maestro Enrique Dussel nos pide que desarrollemos las acciones que se deberían hacer para evitar tanta migración que aleja a nuestra gente tan lejos de sus países, concluyo que, como muy bien dice mi genial amigo secreto Diogenes, mandaría a Juanito Alimaña y todos sus compinches delincuentes, a campos de concentración donde deberán realizar trabajos forzados por el resto de su vida.

Recuerdo a Hugo Chávez en su último discurso, aquel 8 de diciembre 2012, «los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras, como diría Augusto Mijares».

Augusto Mijares quien escribió el libro «Lo afirmativo venezolano» (1963) y que tanta relación guarda con la pieza musical que es objeto de nuestra atención.

8 de diciembre, llamado justamente Día de la Lealtad.

A pocas semanas de las elecciones regionales del 21N: Venceremos, por nosotros, y también por ellos, los que se fueron.

Fuente: Aporrea

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