Argentina. No transar con el posibilismo

Por Juan Carlos Giuliani*, Resumen Latinoamericano, 22 de octubre de 2021.

La Conducción Nacional de la CTA Autónoma se reunió el 20 de octubre con el Presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada, en lo que significó un importante aval a la institucionalización y legalidad de la Central. Un justo reconocimiento a su existencia después de años de ninguneo de parte del poder político.

Del encuentro, según lo explicitan varios medios, los compañeros y compañeras se llevaron el compromiso presidencial de que “no va a haber negociación de la Deuda afectando los intereses del pueblo argentino”. Una frase elegante pero de cumplimiento improbable. Lo que se destina al pago de la Deuda Externa es directamente proporcional al ajuste que se aplica en los recursos que deberían destinarse al pago de la Deuda Interna.

La Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda -que, entre otros, integran Adolfo Pérez Esquivel; Nora Cortiñas; Víctor De Gennaro; Claudio Lozano; Miguel Julio Rodríguez Villafañe; la CTA Autónoma y sus máximos dirigentes nacionales: Ricardo Peidro; Hugo Godoy y Claudia Baigorria- lo dice con claridad: “La situación social y económica se agrava por los efectos de la pandemia. Los sectores populares sufrimos desocupación, pobreza e inflación, mientras el empresariado exige caminar hacia una Reforma Laboral y el Gobierno mantiene una política económica de ajuste fiscal. Ese camino legitima una Deuda ilegal, odiosa que además es impagable. Desde el campo popular sabemos que el compromiso con el FMI se opone a defender las necesidades del pueblo trabajador, incluyendo un ambiente sano”.

Desde siempre, los trabajadores hemos señalado que antes que honrar los compromisos con los acreedores externos o los tenedores de bonos locales, lo primero que hay que saldar es la fenomenal Deuda Interna que se mantiene con nuestro pueblo.

Esto es así desde el fondo de nuestra historia. Desde que en 1824 Bernardino Rivadavia –emblema del cipayismo autóctono–, contrajera el empréstito con la Baring Brothers, la Deuda Externa es un cáncer que carcome las posibilidades de un desarrollo autónomo y sostenible en nuestro país y lesiona su Soberanía Nacional.

Esta posición se encuentra fundamentada en los documentos que se alumbraron luego de memorables debates que jalonan los grandes hitos del movimiento obrero argentino.

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El Programa de La Falda de 1957 convocado por la CGT Regional Córdoba liderada por Atilio López, por ejemplo, plantea la “Denuncia de todos los pactos lesivos de nuestra Independencia Económica”· Y el Programa de Huerta Grande de 1962 propone en su punto 5º “Desconocer los compromisos financieros del país, firmados a espaldas del pueblo”, en tanto que el Manifiesto del 1º de Mayo de 1968 de la CGT de los Argentinos sostiene: “Los compromisos financieros firmados a espaldas del pueblo no pueden ser reconocidos”. El primero de los 26 Puntos de la CGT Brasil elaborado en 1985 prioriza el no pago de los servicios de la Deuda Externa y en la Declaración del “Grito de Burzaco”, en 1991, acto bautismal del nuevo modelo sindical que luego derivaría en la CTA, se decía: “Vivimos las consecuencias de un plan económico que sólo prioriza el pago del endeudamiento externo”.

De más está decir, que los distintos congresos nacionales extraordinarios celebrados por la Central de Trabajadores de la Argentina, han sostenido con coherencia esa línea histórica aprobando por unanimidad el no pago de la Deuda Externa.

Buena parte de la Deuda Pública que se viene abonando de manera serial desde 1983, no está solamente en manos del FMI y acreedores externos sino también en poder de la banca con sede en nuestro país, que lo que no invierte en crédito para la mayoría de la población lo hace en pregonar la conveniencia de que se siga pagando la Deuda en tiempo y en forma.

Mientras tanto, y guarecidos en la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz, que continúa vigente después de más de treinta y siete años de recuperación democrática, los bancos, que en 2001 y 2002 tuvieron que blindarse para ponerse a salvo de la justificada ira de los ahorristas, siguen siendo los grandes ganadores del Modelo Extractivista y Dependiente declarando utilidades que los convierten en uno de los sectores más rentables del capitalismo criollo.

Abogamos por la suspensión de los pagos de la Deuda Pública y la investigación del proceso de endeudamiento. No solo de los últimos cuatro años del Macrismo, sino desde el inicio de la tiranía oligárquico-militar. Aunque no alcanza con suspender los pagos. Se trata de pensar soberanamente la cuestión de la Deuda y no someterse al discurso hegemónico de honrar a los acreedores de este endeudamiento perpetuo como condición necesaria para encarar un proceso de “crecimiento” económico.

Los trabajadores no están dispuestos a transar con la resignación que -como única salida a esta nueva estafa- propone el posibilismo. No aceptamos que sólo exista la opción de pagar. Ahora es cuando hay que resistir construyendo poder popular: La fuerza política y social que frene esta monumental hipoteca causante de nuestra dependencia como Nación.

*Vocal de la Comisión Ejecutiva Regional de la CTA Autónoma Río Cuarto. Congresal de la CTA-A Nacional en representación de la provincia de Córdoba

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