Ucrania. Descomunización y derechos

Por Andrey Manchuk. Resumen Latinoamericano, 27 de septiembre de 2021.

Nuestra realidad está llena de simbolismos que reflejan la lógica del proceso histórico. Aunque ese proceso histórico esté yendo hacia atrás. El pasado se refleja en el presente para convertirse en futuro, las viejas pesadillas toman forma material y lo anormal se vuelve a normalizar. La sociedad ucraniana está condenada a este círculo vicioso, desperdiciando así las vidas de varias generaciones.

El Parlamento ha aprobado en primera lectura la propuesta de ley Número 5388 “Sobre las enmiendas a ciertos actos legislativos de Ucrania sobre la desregulación de relaciones laborales”, con lo que estas relaciones regresan a los tiempos en los que los derechos de los trabajadores no estaban protegidos por los sindicatos. Ese documento simplifica el procedimiento para romper un contrato fijo, haciendo de él uno eventual. También permite despedir a empleados sin acuerdo con los sindicatos, es decir, sin ninguna compensación. Por no hablar del hecho de que los sindicatos tampoco tendrán nada que decir en la coordinación de las horas extra o trabajo en fin de semana.

Nadie esconde que la ley se ha aprobado en beneficio de los intereses de las empresas ni que infringe los derechos de los trabajadores. Es suficiente recordar que fue presentada por la libertaria diputada Halina Tretyakova, que se hizo famosa por proponer la esterilización forzosa de los pobres y que dejó esta característica frase: “Limitaremos los derechos de los trabajadores un poco y discriminaremos conta ellos”.

En la práctica, las autoridades limitan los derechos al máximo, la discriminación contra los trabajadores asalariados es una política deliberada del partido en el poder. Y ahora se está oficializando por medio de un marco legislativo sin mirar atrás sobre sus consecuencias. Mientras tanto, la ley de los servidores del pueblo amenaza al país con una nueva ola de despidos masivos. Ucrania sufre ya de paro masivo y millones de jóvenes en edad activa se machan al extranjero en busca de trabajo, apoyando así las economías de Polonia, Chequia, Alemania y Rusia.

Los sindicatos, que ya están siendo perseguidos por los tribunales y los servicios de seguridad, perderán los pocos derechos que mantenían y sus actividades carecerán de su principal sentido. Los salarios más bajos de Europa bajarán aún más porque los empresarios no tendrán que pagar más a las plantillas: será suficiente despedir a los empleados descontentos y sustituirlos con alguno de los muchos que esperan trabajo en la calle.

El diputado Maxim Buyanski ha calificado abiertamente el procedimiento como “una transición a las normas capitalistas del siglo XIX”, ya que las enmiendas aprobadas anulan los avances históricos obtenidos por la clase obrera ucraniana. “La ley 5388 da a los trabajadores el derecho a correr detrás del empresario y suplicarle que le ofrezca un contrato. Todos los demás derechos han desaparecido”, escribió en su blog expresando la esencia de las relaciones laborales que hace tiempo prevalecen en Ucrania y que ahora se han legalizado.

Yulia Timoshenko ha comentado la naturaleza antisocial de la ley. La veterana defensora del capitalismo ha decidido presentarse a sí misma como defensora de los derechos de los trabajadores, contando así con su apoyo en futuras elecciones. “El partido y yo hemos estudiado cuidadosamente la agenda, una agenda humillante de lobby en la que comienza la destrucción del Código del Trabajo, en la que desaparecen los derechos de los trabajadores y en la que hay otras muchas cosas corruptas. No se presta atención al hecho de que la inflación en el país ha llegado a tales límites que el 50% de los ingresos de los ucranianos se destina a alimentación”, afirmó la diputada actuando como defensora de la clase oprimida. Aunque Batkivschina siempre haya defendido la agenda de clase de la élite ucraniana.

El 67% de la ciudadanía ucraniana se considera a sí misma pobre y la cuarta parte del país experimenta dificultad para obtener los alimentos necesarios. Sin embargo, la clase política ucraniana quiere quitárselos de la boca y quieren eliminar su capacidad de resistir. Lo hacen a base de destruir cualquier recuerdo de la lucha por los derechos laborales. Así la juventud no se meterá en la cabeza seguir el ejemplo de sus proletarios antepasados, que organizaron rebeliones campesinas y huelgas obreras.

El Instituto de la Memoria Nacional ha presentado una propuesta de ley para descomunizar el 8 de marzo y el 1 de mayo. Populares fiestas nacionales están perdiendo su estatus de fiesta, declaradas pesado legado del régimen comunista. Pese a que el 1 de mayo se celebra en Ucrania desde finales del siglo XIX -cuando se celebró primero en Lviv y luego en Kiev- aunque estuvieran prohibidas y con lo que se marcó el paso de la lucha económica a la lucha política de la clase obrera.

Desde el principio, las mujeres participaron en esta lucha, lo que llevó al establecimiento del día internacional de la solidaridad de las mujeres en la lucha por la igualdad política, económica y social, que aún se celebra en Ucrania el 8 de marzo. Hace tiempo que la fiesta socialista ha perdido su significado y se ha convertido en un ritual de felicitar al “sexo débil”. Pero incluso en su forma vaciada de sentido hace surgir el odio anticomunista de los patriotas.

“Estas fechas internacionales fueron establecidas como festivas en Ucrania en los primeros años de dominio bolchevique y fueron implementadas para apoyar los movimientos sociopolíticos”, afirma el texto de la propuesta de ley del ministerio ucraniano de la verdad, que busca erradicar las fiestas bolcheviques de la memoria colectiva.

En su lugar, se están imponiendo otras celebraciones impuestas por el Estado, como el Día de la Bandera de Ucrania, el Día del Estado Ucraniano y el Día de la Dignidad y Libertad, que ahora serán festivas. Pero toda la dignidad de la población ucraniana está contenida ahora en el reformado Código del Trabajo, donde los sindicatos quedan eliminados y los empresarios pueden despedir a los trabajadores sin ningún esfuerzo.

Ambas propuestas de ley fueron publicadas el mismo día, lo que simbólicamente marca el retorno a los tiempos de los primeros unos de mayo: explotación de la clase obrera, prohibición de la libertad de expresión y a nuevas reuniones y huelgas a las que debería seguir la formación de nuevos movimientos sociales.

El Parlamento ha iniciado ya la consideración de la propuesta de presupuestos para 2022. Sus autores proponen financiar generosamente al ejército y los cuerpos de seguridad, no escatiman en dinero para servir la deuda externa, pero recorta severamente los fondos para sanidad, educación y prestaciones sociales para la población, que tendrá que pagar la crisis de su propio bolsillo.

“Breve sumario de la reunión más importante del Parlamento hoy: reducir los derechos de los trabajadores, destruir a los sindicatos como institución, introducir un presupuesto antisocial y muchos discursos patrióticos de personas en el poder. Vais en el buen camino, camaradas”, comentó el periodista Antón Polyakov.

En un solo día, los ucranianos retrocedieron casi dos siglos, eliminando los logros de todo un periodo histórico. Todo esto da relevancia a las viejas fiestas y a la necesidad de recuperar sus significados olvidados.

Fuente: Slavyangrad

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