Ucrania. El club de los elegidos

Resumen latinoamericano, 26 de septiembre de 2021.

En su habitual estilo de declararse el único país que puede salvar a Occidente, pero, al mismo tiempo, exigir a sus socios ayuda militar para poder equipar y alimentar ese ejército que durante años han presentado como “el más fuerte de Europa”, Ucrania se ha autoproclamado esta semana el único país que puede acabar con la crisis de la OTAN y ha exigido ayudas económicas millonarias que le situarían entre los países más financiados por Estados Unidos.

Sin pararse a pensar en la abierta contradicción que es exigir ayudas millonarias y presumir de logros económicos -fundamentalmente inexistentes-, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania proponía esta semana, apenas unos días después de calificar a Ucrania de un “nuevo Israel” por su potencia militar, un aumento de ayuda financiera estadounidense a la que se atrevía incluso a cuantificar.

Así lo reflejaba esta semana Antifashist:

El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, cree que la ayuda financiera de Estados Unidos a Ucrania debe llegar a 1000 millones de dólares en los próximos años. Así lo explicó el jefe de la diplomacia ucraniana en una conversación online con los periodistas.

“Mi postura es muy simple y ya he hablado sobre ello tanto en con el Congreso de Estados Unidos como con la administración. Creo que el nivel de asistencia financiera de los Estados Unidos de América a Ucrania deber llegar al nivel de mil millones de dólares al año. Esto debe ocurrir en los próximos años”, afirmó.

El ministro ucraniano confía en que la asistencia financiera de Estados Unidos aumente hasta la cantidad especificada a corto plazo, ya que existen todos los prerrequisitos políticos y de defensa.

“Hay muchas fuerzas en el Congreso que ya apoyan esta iniciativa y trabajaremos en ello. No va a ocurrir ahora, pero debe ocurrir en los próximos años. Vamos a trabajar activamente en ello”, añadió. En su opinión, gran parte de esa cantidad iría al sector de la seguridad. “El club de países que reciben mil millones de dólares o más al año de asistencia de Estados Unidos es el club de los elegidos y es mejor que ningún otro estatus, porque es ayuda práctica”, insistió.

Esta última idea parece dejar en evidencia que Kiev ha dejado de confiar en las posibilidades de ser admitida en el club de la OTAN y ha pasado a buscar, más allá de una alianza sobre el papel, un apoyo tangible en forma fundamentalmente de armas. Una actitud difícilmente compatible con la retórica de paz del candidato Zelensky hace apenas dos años y que difícilmente va a rebajar la tensión en el este de Europa o en el frente de Donbass.

Para ser un país que se jacta de su independencia, las autoridades ucranianas parecen no confiar especialmente en su capacidad de recuperar la destruida economía del país en los próximos años y aparentemente esperan depender de asistencia financiera internacional -ni siquiera de inversiones internacionales- no solo a corto, sino incluso a medio o largo plazo. Un largo plazo en el que es de esperar que Ucrania siga presentándose como frontera exterior de Occidente y garantía de evitar agresiones rusas. En peligro inminente de ser invadida y, a la vez, garantía de evitar esas invasiones, Kiev sigue explotando su situación geográfica para conseguir concesiones económicas y financieras con las que en siete años no ha conseguido elevar el nivel de vida de sus ciudadanos.

Fuente: Slavyamgrad y Antifashist

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