Pensamiento crítico. La agenda de los pueblos contra el G20 del capital

Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 23 de mayo de 2021.

“La salud no es una mercancía”. La pancarta abrió las manifestaciones contra la Cumbre de Salud Global en Roma. Colectivos, sindicatos de base y partidos políticos, no incluidos en la compatibilidad institucional actual, han representado así la agenda de los pueblos contra el G20 del capital, organizado por Italia, que encabeza la presidencia de la cumbre, junto con la Comisión Europea. El G20 terminó con la habitual hipocresía de las grandes instituciones internacionales, que encubre la era Biden. “Alto a las patentes: vacunas gratuitas, en todas partes para todos”, decía la pancarta que un grupo de colectivos comunistas dejó caer desde el techo de la sede de Pfizer en Roma. Y el viernes por la mañana, los trabajadores del Si Cobas, apoyados por ese mismo cartel popular, fueron atacados por la policía, pero se pusieron de pie y marcaron un importante punto simbólico de resistencia.

“Alto a las patentes: vacunas gratuita, en todas partes para todos” es el reclamo internacional que adelanta la Venezuela bolivariana y el arco de los países del Sur que avanzan hacia la construcción de un mundo multicéntrico y multipolar. El diputado Saúl Ortega, junto a los delegados al Mercosur, llevará la propuesta al organismo regional para exigir la eliminación de las patentes con el objetivo de que los países de la región puedan producir vacunas, dando prioridad a las cubanas.

Más allá de las declaraciones de fachada de algunos de sus países miembros, como Italia y Francia, la Unión Europea, debido a la presión del gobierno alemán, sigue apegada al negocio de las patentes, mientras que los gobiernos individuales hacen promesas de dosis adicionales para ser incluidas en el programa Covax.

China dijo que aportará tres mil millones de dólares en ayuda durante tres años a los países en desarrollo. Y, de hecho, muchos países del continente latinoamericano ya recurrieron a China y Rusia, ante los impagos y retrasos de algunos de los ocho productores con los que la OMS había llegado a un acuerdo para abastecer a América Latina con 280 millones de dosis bajo el programa Covax. Argentina, Brasil, Chile, México y Perú han llegado a un acuerdo para obtener al menos 30 millones de dosis de las vacunas chinas CanSino, Sinopharm y Sinovac (Coronavac), y están en curso vacunaciones con Sinovac y Sputnik 5 de Rusia en al menos 6 países. Venezuela ha sido entre los primeros.

La escasez de vacunas disponibles actualmente para la población eleva las previsiones del número total de víctimas por Covid en Brasil, que podría llegar al medio millón en junio, con consecuencias aún más graves en el resto del continente. Cuba es el único país sudamericano que trabaja para desarrollar su propia vacuna, dos de las cuales están prácticamente en la recta final, en la fase tres.

Venezuela tiene un número limitado de muertes (2.465) y, a pesar del feroz bloqueo económico-financiero, un nivel de curación del 93% (203.523 curados de 219.864 infectados). La posición geopolítica de Venezuela en el contexto de las relaciones de solidaridad sur-sur en el continente, y la colaboración con China y Rusia, han permitido este resultado, llevado a cabo con políticas de salud pública y gratuita, y con el desarrollo de la prevención y la medicina territorial, en completo contraste con lo que sucedió en los países capitalistas, comenzando por Italia.

“El objetivo de la cumbre es garantizar 100 millones de dosis a los países de ingresos bajos y medianos para el 2021”, dijo Ursula von der Leyen, pretendiendo no saber que se necesitan entre 5 y 10 mil millones de dosis. Y de todos modos, ni siquiera las promesas fueron escritas en blanco y negro. En la cumbre, por tanto, emergió el apartheid vacunal, directo o disfrazado, de los países del Norte contra los países del Sur, apoyado en barreras comerciales y cláusulas secretas en los contratos realizados con Big Pharma.

Los eurodiputados de izquierda del GUE denunciaron que no se está utilizando el 50% de las capacidades de producción de vacunas del mundo, mientras que los países ricos, donde se registra el 16% de la población, han concentrado hasta ahora el 90% de las dosis. Hasta ahora, Europa ha exportado 200 millones de dosis, la mitad de su producción. Las grandes empresas farmacéuticas continúan rechazando la suspensión de patentes. Afirman que no hay problemas de producción.

En el Parlamento Europeo, a pesar del voto en contra de la derecha italiana, los eurodiputados del GUE consiguieron aprobar una enmienda que apoya la solicitud de suspensión de patentes sobre vacunas presentada por India y Sudáfrica a la Organización Mundial del Comercio (OMC), con la que se insta a las empresas farmacéuticas a compartir sus conocimientos y datos a través del pool de acceso a tecnología (C-TAP) relacionado con COVID-19. Sin embargo, la decisión de la Comisión Europea podría ser diferente a pesar del voto.

Las cifras del desastre producido por la pandemia en los países industriales más avanzados indican el fracaso del modelo capitalista en detrimento de las propias necesidades de lucro. La ineficacia de las recetas neoliberales, que han llevado a recortar drásticamente los servicios públicos, empezando por la salud, para favorecer a las empresas privadas, ha emergido de forma espectacular ante la crisis pandémica, enfrentada de manera muy diferente por el Estado chino, que controla las palancas de su propia economía.

En los países europeos, por el contrario, el chantaje del gran capital a la política ha impedido una cuarentena seria basada en ese principio de corresponsabilidad que rige la constitución bolivariana. A pesar de la evidencia, incluso de aquellos sectores de la burguesía que han especulado y destruído todas las garantías posibles para los trabajadores luego del ciclo de lucha de los años setenta, se escuchó reiterar que “nada volverá a ser igual”.

Una retórica alimentada por las buenas intenciones expresadas por Biden y algunos representantes de instituciones internacionales, que de repente aparecieron “caritativas”. Sin embargo, como enseña Marx, el capitalista recupera con la otra mano lo que se vio obligado a conceder en el plano económico tras las luchas sindicales, y el imperialismo es por naturaleza voraz, dispuesto a pisotear sus propias leyes. Sin un cambio en la correlación de fuerza general, como sabemos, el capital tiende a recuperar el terreno perdido y, si no encuentra obstáculos, como lamentablemente está ocurriendo en Europa, se expande.

Las medidas económicas aprobadas por el Parlamento italiano en abril prevén reducir el gasto sanitario de 127.138 millones de euros en 2021 a 124.410 millones en 2024, con una reducción de la incidencia del PIB del 7,3% al 6,3%. Y a la cabeza del gobierno italiano hay un hombre de confianza en las grandes instituciones internacionales, el exbanquero Mario Draghi, apoyado en un arco transversal de partidos que actúan de tapón respecto a la demanda popular.

En las calles italianas, sin embargo, se empiezan a ver contenidos definidos, tanto a nivel nacional como internacional. Signos que presagian la necesidad de una agenda de lucha global, que pase por una nueva unidad de clase consciente y organizada, como plantea el Congreso Bicentenario de los Pueblos del Mundo. La presencia de migrantes y las consignas contra la ocupación israelí, contra las sanciones a Cuba y Venezuela y en solidaridad con la lucha del pueblo colombiano, así como la presencia de un fuerte componente juvenil y feminista, son buenos indicadores. Las manifestaciones contra los medios egemónicos indican la conciencia del papel de la información como mercancía subordinada al capital.

“Duque, te metiste con una generación que no tiene nada que perder”, dicen los carteles de los manifestantes en Colombia. De hecho, principalmente jóvenes lideran una protesta popular que se prolonga desde el 28 de abril y se está consolidando en todo el país. “Ser joven y no ser revolucionario es incluso una contradicción biológica”, dijo Allende. Una conciencia que quizás también está regresando por estos lares, a pesar del nefasto papel de los aparatos ideológico de control. La América Latina en lucha está marcando la agenda y mostrando con claridad los objetivos.

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