Nación Mapuche. Elisa Loncon: «El estallido expresa una transformación cultural cuyo producto es la Convención Constitucional»

Por Marco Fajardo /Resumen Latinoamericano, 19 de mayo de 2021

Para la académica de la Universidad de Santiago y doctora en Humanidades y Lingüística de la Universidad de Leiden, Holanda, la transformación cultural que ha comenzado a vivir Chile se empezó a ver con toda claridad cuando aparecieron frases en mapudungun en las calles del país. «Newen kimelfes» («Fuerza, profesores«) y «Mulepe tayiñ weichan» («Que siga nuestra lucha«) emergieron «desde abajo, desde el movimiento social, que tiene una idea diferente de la sociedad a la elite política«.

Loncon salió electa entre los escaños reservados para el pueblo mapuche, en un distrito que abarcaba las regiones IV, V, Metropolitana, VI y VII, con 11 mil votos. La lingüista espera que, en la nueva Constitución, Chile se reconozca como un país «de múltiples nacionalidades y múltiples lenguas«. «Nosotros no vamos a la Convención solo físicamente, nosotros vamos con nuestra historia, nuestra memoria, nuestra lengua, con nuestra cultura, nuestros derechos. Para eso es la Convención, para eso nos eligieron a nosotros, para aportar esa diversidad que representamos«.

Cuando ocurrió el estallido social del 18 de octubre de 2019, una de sus características fue que empezaron a aparecer frases en mapudungun en las calles del país. La académica Elisa Loncon, de la Universidad de Santiago, comenzó a hacer el registro de una tendencia que, en su opinión, es parte de una transformación cultural que está viviendo Chile, cuyo producto más reciente es la Convención Constitucional, donde ella salió electa por los escaños reservados para los pueblos indígenas.

Para Loncon, esas frases como «Newen kimelfes» («Fuerza, profesores«) y «Mulepe tayiñ weichan» («Que siga nuestra lucha«) emergieron «desde abajo, desde el movimiento social, que tiene una idea diferente de la sociedad a la elite política«.

«Esa fue la manifestación más valiente, donde los estudiantes, los jóvenes, al saber una parte del idioma, lo escriben y lo hacen visible, porque antes del estallido, en Providencia, ¿Quién sabía de la lengua mapudungun? Pero al ponerla en la calle, al escribirla, la gente también se percató de que existen otras lenguas. Fue una expresión del estallido social«, comenta.

Para ella, allí «hay una disposición diferente de la sociedad desde abajo a la disposición que tiene el Estado, a los límites que coloca para que se recuperen los idiomas«. En ese sentido, para Loncon la Convención Constitucional es un reflejo de ese movimiento social.

«La Convención es el producto del estallido social, de la manifestación de la voz del pueblo de Chile desde diferentes bases y comunidades. Si no hubiera sido por eso, no hubiéramos tenido este proceso constituyente. Es el pueblo el que dijo basta a esta Constitución que vulnera derechos de todos. Por eso llamábamos a los jóvenes a votar. Y ahora nos toca defender ese proceso«, enfatiza.

Creciente interés

Loncon, doctora en Humanidades y Lingüística de la Universidad de Leiden, Holanda, salió electa entre los escaños reservados para el pueblo mapuche, en un distrito que abarcaba las regiones IV, V, Metropolitana, VI y VII. Logró 11 mil votos.

Es profesora de inglés de la Universidad de La Frontera. Fue la encargada de traducir al mapudungun la serie de películas titulada Héroes, la gloria tiene su precio, una producción Bicentenario del Canal 13, y ha ejercido en entidades como Ministerio de Educación en Chile, Unesco, Fundación Integra, Fundación Magisterio de La Araucanía, Sociedad Interdisciplinaria de Estudio y Desarrollo Social (SIEDES) y diversas universidades del país.

Como profesora de mapudungun, ella ha visto un creciente interés por aprender la lengua en diversos espacios. A sus alumnos los caracteriza como jóvenes críticos.

«A menudo me dicen que no puede ser que nos sigan negando la posibilidad de conocer las naciones originarias. Hemos estado conviviendo todo el tiempo y de repente se dan cuenta de que existen, y que somos tan iguales al resto. En esta historia perdemos todos, perdemos los colonizados, y pierde el que coloniza y tiene el poder, porque ninguno de los dos es libre. El colonialismo se ejerce a partir de la voluntad de someter a otro, ¿pero puede ser libre un ser humano que somete a otro? Hay una cuestión ética ahí. Uno puede responder: claro que no es libre, ni el colonizador ni el colonizado«, puntualiza.

El estado de la lengua

Loncon dice que, aunque no hay estudios precisos, se estima que la lengua es hablada por el 10% de la población mapuche, en su mayoría hablantes, y que lo más preocupante es que no nacen hablantes.

Ella señala que con la lengua existe lo mismo que con la identidad, y que es una «autonegación«, también por la discriminación. «Y si te preguntan en castellano, alguien no mapuche, tú también ocultas los rasgos de tu mapuchicidad, y dentro de eso está el idioma. Las encuestas se han hecho en castellano y por gente no indígena. No se ha hecho una encuesta pertinente culturalmente«.

La lengua indígena se instaló en el currículum nacional a partir de la Ley General de Educación de 2009 como asignatura para cursos donde haya más de un 20% de alumnos indígenas en sala. En la práctica, dice Loncon, esto ha significado que el idioma ha sido relegado al sector rural, aunque la mayoría de los mapuche viven en las ciudades, con la excepción de una escuela en la comuna de La Pintana, en Santiago.

La situación se ha agravado con un decreto del actual ministro de Educación, Raúl Figueroa, donde señala que no es obligatorio enseñar la asignatura, sino que los padres de los niños deben firmar un documento para solicitar su enseñanza.

«No se está garantizando el derecho de los niños a aprender su lengua«, lamenta, y hace una comparación con la baja participación electoral del padrón indígena en la última elección, a pesar de ser un derecho.

Para Loncon esto pasa porque la lengua indígena no está reconocida. «El ideal es el cambio de las políticas lingüísticas. El ideal es que se normalice el uso de los idiomas indígenas. A veces yo mismo paso el día sin hablar mi lengua porque no tengo un hablante. ¿Y por qué no hay hablante? Porque no hay una política que incentive a usar el idioma«, dice.

Un ejemplo para ella son los medios de comunicación, que funcionan todos en castellano, con lo cual «vulneran los derechos de las personas que hablan otras lenguas«.

«Lo ideal es que la sociedad garantice los usos de los idiomas en igualdad de condiciones. No puede ser que el castellano tengo uso en la radio, la televisión, y no lo tengan las lenguas originarias. Eso es discriminación. ¿Por qué a unos sí y a otros no?, si todos somos personas y la lengua es un derecho humano fundamental. Así como necesitamos comer pan, necesitamos nuestra lengua. Eso nos hace humanos«, remata.

Múltiples naciones

Por eso, ella espera que, en la nueva Constitución, Chile se reconozca como un país «de múltiples nacionalidades y múltiples lenguas«.

«Yo creo que es necesario que se incorpore la existencia de los pueblos indígenas«, sobre todo cuando entre sus componentes que lo definen pueblo la lengua es fundamental.

«Es un componente que te define un pueblo, la cultura es lo mismo, y no todos los pueblos somos iguales, no todos pensamos de la misma manera el mundo ni describimos el mundo con la misma lengua. Esa es una realidad propia de la diversidad que existe y que en Chile se ha negado, producto de esta Constitución única, indivisible, que no reconoció ninguna diversidad y, al contrario, las combatió«, reflexiona.

En ese sentido, le parece necesario reconocer que en Chile no existe una sola nación, sino varias, y cada «nación tiene su territorio, cada nación tiene su lengua, cada nación tiene derecho a la autodeterminación. Lo establecen los convenios internacionales sobre los derechos humanos«.

En ese contexto, a su juicio, lo que corresponde es que la Convención Constitucional reconozca «que nosotros no vamos a la Convención solo físicamente, nosotros vamos con nuestra historia, nuestra memoria, nuestra lengua, con nuestra cultura, nuestros derechos. Para eso es la Convención, para eso nos eligieron a nosotros, para aportar a esa diversidad que representamos«.

Agrega que la Constitución, al transformarse en una Constitución plurinacional, va ser única, pero va a albergar a todas las naciones originarias con su diversidad y la diversidad.

«Hoy día se habla mucho de la diversidad, pero estamos en un modelo neoliberal, entonces, la interculturalidad también se habla pero es una interculturalidad neocolonial, porque no permite profundizar el reconocimiento de los derechos, porque tenemos esa Constitución como un muro que impide la diversidad de derechos. Entonces, justo vamos a llegar a la Convención para cambiar esa Constitución y hay que transformarla a partir de las propias diversidades que nosotros representamos«, señala.

Resistencia originaria

Se ha mencionado que los mapuche fueron claves en la resistencia al modelo neoliberal impuesto por la dictadura y perfeccionado por la Concertación, pero para Loncon su cultura ha resistido desde mucho antes, específicamente desde la Colonia, mediante su propia cultura.

«Este modelo viene desde que se instala la colonia española. De allá que viene este sentimiento de imposición de un sistema colonial, patriarcal, cristiano, desde que se inicia la conquista«, afirma.

«Entonces, ¿Qué hicieron los pueblos? Los pueblos resistieron y mantuvieron sistemas propios en nuestras comunidades, se mantuvieron las lenguas, una manera de pensar el mundo, valores propios. La visión mapuche fue transmitida de forma oral y en forma práctica, porque una de las prácticas fuertes que tenemos son las prácticas colectivas, espirituales, de vínculo con la naturaleza«.

Estas prácticas, dice, responden a un pensamiento diferente, partiendo por el mismo hecho de que nosotros celebramos el Año Nuevo («We Tripantu«) en junio, cuando entra el invierno, «porque miramos el mundo diferente y el tiempo es cíclico«.

En el nuevo Chile, para ella estos usos van a contribuir a la cultura nacional en términos que van a ser un aporte para enriquecer la discusión epistémica y la práctica de los mismos valores.

Madre naturaleza

«El punto de fondo es que la política neoliberal tiene una filosofía y en esa filosofía la naturaleza es un recurso natural, no es la madre que se protege ni que se cuida, sino que es recursos naturales explotables a partir de lo que el hombre decida«, analiza.

«Entonces, esos hombres han explotado sin límites, pero no para sus riquezas, sino para la empresa. Son ocho, diez chilenos los que se han enriquecido en esto. Esa avaricia debe tener un límite, porque ellos están destruyendo todo lo que es la Madre Tierra, y quienes viven las consecuencias de todo esto son los campesinos«.

Loncon subraya asimismo el tema del agua, que será otra clave de la Convención Constitucional, al apuntar a cómo la sequía también ha golpeado a sus comunidades, que muchas veces tienen una economía de subsistencia basada en granos y cosechas.

«Antes podíamos resistir porque todavía teníamos el agua. Ahora estamos al borde del fin, porque hay comunidades que no tienen agua para sus animales, ni para sembrar«, señala.

Loncon resalta además que, en el marco de la discusión constituyente, «Chile va tener que reconocer esa política genocida que aplicó para exterminar a los pueblos indígenas y eso tiene que ver con una justicia histórica con reparar los daños causados por la violencia ejercida contra las naciones originarias«.

En el caso concreto en los pueblos indígenas, es una ocupación militar del territorio «que implicó muertes, desaparición, expropiación de las tierras, pobreza, pérdida del idioma y de las culturas«.

Aun así, la cultura mapuche no pudo ser destruida, «porque seguimos siendo un pueblo desarrollado. Entonces, para continuar una convivencia, para establecer una convivencia, hay que reparar las violaciones de derechos que se han cometido contra nosotros y ahí tiene que haber una discusión en ese sentido«, recalca.

FUENTE: El Mostrador

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