Venezuela. A propósito de la operación mediática en el contexto del conflicto de Apure

Resumen Latinoamericano, 18 de mayo de 2021.

La agresión armada contra Venezuela en la frontera con Colombia por Apure, ejecutada por un grupo narcomercenario colombiano desprendido e independizado de las FARC, ha estado acompañada desde un principio por un componente comunicacional.

Ese componente es desplegado por periodistas y activistas de DDHH, que se enmascaran tras esa fachada para servir de vocer@s de los narcomercenarios, emitir sus mensajes y posicionar su relato. Un sujeto clave en esa operación es Javier Tarazona.

El caso de los efectivos militares venezolanos secuestrados por los narcomercenarios colombianos es útil para evidenciar esto que afirmamos. Veámoslo en detalle:

El hecho reiterado de publicar material realizado por los narcomercenarios evidencia su conexión directa y su carácter de instrumento mediático de ese factor criminal invasor. Además, sirve de canal público para enviar el mensaje de negociación de los narcomercenarios.

Reiterada y groseramente apela al disfraz de supuesto defensor cristiano de DDHH para barnizar nuevamente la propagación de mentiras sobre violaciones de DDHH por la FANB y la falacia de los 7 mil desplazados venezolanos en albergues.

Aquí endosa la responsabilidad de la vida de los capturados al Estado venezolano y habla a nombre de los narcomercenarios colombianos, obviando que fueron capturados en combate, e instrumentaliza sin escrúpulo nuevamente el video con cadáveres de soldados venezolanos.

Dice defender la vida y la dignidad de los soldados pero su disfraz se cae, porque se regodea en exhibir necrófilamente lo más sagrado que queda después de la muerte de un ser humano (sus cuerpos), violentando además a las familias.

La insistencia en tener la primicia y la denuncia en supuesta defensa de la vida y del derecho a la información de las familias, es la táctica empleada para hacer público el mensaje de los narcomercenarios colombianos en pos de sus fines contra el país.

Encubre a los narcomercenarios para elevarlos de estatus y valor llamándonos «guerrilla», cuando no lo son. Tiene la tarea de darles mediáticamente un prestigio que no tienen, porque no son más que criminales, narcotraficantes, terroristas y asesinos.

Aquí la tarea es doble: elevarlos de criminales a guerrilleros y reducir el conflicto a una simple disputa de territorio. Omite la verdad: se trata de la fuerza armada de un país defendiendo la soberanía territorial ante una agresión armada extranjera.

En más de una publicación instrumentalizan de forma rastrera el dolor y sufrimiento de víctimas y familiares para que tributen a los fines de sus jefes narcomercenarios. Además golpea reiteradamente la moral de la FANB, apuntando a la deslegitimación de altos mandos.

Todo, para su fin último: construir mediáticamente la necesidad de intervención extranjera, armando un expediente que justifique apelar a la doctrina de «la necesidad de proteger», que pretende borrar la soberanía de los países.

Para el propósito de:

  • Amplificar el mensaje,
  • Construir la matriz de la necesidad de intervención extranjera,
  • Internacionalizar el conflicto,

Entran en juego medios internacionales para los cuales sirve como fuente primaria.

Fuente: Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora

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