Brasil. El portaaviones “Sao Paulo” (antes
“Foch”) y su contenido de elementos tóxicos,
incluido el amianto

Resumen Latinoamericano, 17 de marzo de 2021.

Nota del traductor: Presentamos seguidamente, en orden cronológico de
sus respectivas publicaciones de los textos originales, sendas traducciones
nuestras de los mismos, ambos concernientes a la cuestión antes enunciada:
el portaaviones brasileño “Sao Paulo” (antes “Foch”, cuando era
propiedad de Francia), y su contenido de elementos tóxicos, incluido el
amianto:

El Instituto “Sao Paulo / Foch”, en Brasil, quiere salvar de la
destrucción el buque de guerra

Febrero 12, 2020, por “navaltoday”
A pesar de las obstrucciones, un instituto en Brasil está luchando para
preservar el portaaviones, de clase Clemenceau, de la Marina brasileña,
desmantelado, “Sao Paulo” (A12) y convertirlo en un museo.

A la espera de su disposición, el “Sao Paulo” se encuentra actualmente
amarrado en la isla “Ilha das Cobras”, que alberga la base del “Arsenal de
Marinha do Rio de Janeiro”, de la Armada brasileña.
Encargado por primera vez en 1963 por la Armada francesa, como “Foch”,
el barco fue vendido a Brasil en el año 2000, convirtiéndose en el nuevo
buque insignia de la Armada brasileña.

El año pasado comenzó la subasta del barco, en Río de Janeiro. Las
autoridades locales estaban aceptando propuestas sobre dónde desmantelar
el barco, que contiene grandes cantidades de sustancias peligrosas, dentro
de su estructura.
Sin embargo, se informó que la subasta se retiraba, sin explicación.

Varias ONG, incluidas la ONG “Shipbreaking Platform” y “ABREA”, han
instado a los gobiernos de Francia y Brasil a asegurarse de que Sao Paulo
no termine en los desguaces del sur de Asia.

En junio de 2018, se creó el “Sao Paulo / Foch Institute”, una asociación
privada y sin fines de lucro, en un esfuerzo por evitar la destrucción del
barco, y para convertirlo en un museo naval.

“Naval Today” habló con Emerson Miura, presidente del “Instituto Sao
Paulo / Foch”, para conocer más sobre este proyecto.

“Nuestra historia comienza a finales de 2017. Luego de recibir un video de
un avión de la Fuerza Aérea (KC-137) siendo destruido en Río de Janeiro,
se me ocurrió la idea de preservar el material descartado por las Fuerzas
Armadas y transformarlo en piezas de museo”, dijo Miura.

“En mi investigación, descubrí que el portaaviones “Sao Paulo” (ex
“Foch”), también iba a ser desmantelado por la Armada de Brasil.
Posteriormente, envié un correo electrónico al Ministerio de Defensa, para
sugerir la conversión del barco en museo”.

“En febrero de 2018, mi esposa y yo fuimos a visitar el barco, sin imaginar
lo grande que era”, dijo, y agregó que recopiló información sobre cómo
administrar el barco y sobre otros asuntos.

“Al regresar a Sao Paulo (donde vivo) tuve que estudiar todo lo
relacionado con la administración de museos y la recaudación de fondos.
Así, el 18 de junio de 2018, se creó el “Instituto Sao Paulo / Foch”, una
asociación privada y sin fines de lucro”.

Actualmente, el instituto está en negociaciones con dos ciudades que
podrían beneficiarse del proyecto: Santos y Santa Catarina.

Beneficios medioambientales
“No sabemos si el gobierno francés tiene conocimiento de nuestra
existencia. Sabemos que es posible, dado el veredicto sobre el destino del
portaaviones”, continuó Miura.

“Entendemos que hay mucha presión sobre los gobiernos de Brasil y
Francia, sobre el riesgo ambiental del barco. Tenemos la alternativa que
beneficiaría a todos”.

Miura explicó, que la propuesta del “Instituto Sao Paulo / Foch”, es
contraria a la destrucción del barco.

El Instituto también quiere colaborar con las demás ONG, para crear
alternativas y evitar la destrucción del buque de guerra.

Añadió que hay mucho por hacer y que el Instituto incluso movilizó a sus
amigos de la “Asociación de Veteranos del Foch” (“Le Ancient du Foch”)
en Francia.

“Le dejamos claro a la Armada de Brasil, que el barco tendría más valor,
como museo, que ser vendido, como material reciclado, por un precio
simbólico.

Sin mencionar cuánto el museo proporcionaría, más de 3,000 empleos
directos, trayendo desarrollo regional, en lo que sería la mayor atracción de
América del Sur”.

“Nuestro Instituto está regulado y regido por las leyes de nuestro país, para
realizar todos los trabajos. Nuestra misión es rescatar y preservar todo el
material histórico, civil y militar, que pueda formar parte de una colección
accesible a la población”.

“Como se puede ver, la historia aún no ha terminado y no nos rendiremos.
Mantenemos los ojos abiertos, para todo lo que concierne al portaaviones.
Incluso con pocos recursos”, concluyó Miura.

PARA: Ministerio de Defensa
Esplanada dos Ministérios
Bl. Q Brasilia –DF CEP: 70049-900-Brazil
COPIA A: Ministerio de Medio Ambiente
ASUNTO: Portaaviones de subasta pública, “São Paulo”
Bruselas, 9 Febrero 2021
Querido ministro Fernando Azevedo e Silva,

Nos ha llamado la atención que el portaaviones São Paulo / Foch (A-12) se
someterá a un nuevo proceso de subasta, después de que el primer intento
de venta no se cumpliera, en octubre pasado.
Según su Aviso Público n °. 67/2020, el proceso de pre-acreditación ha
finalizado recientemente y se ha descubierto que tres empresas cumplen
con los requisitos del aviso de subasta.

Debido al hecho de que Francia fue el propietario original del barco, la
cláusula contractual en la venta del São Paulo da a las autoridades
francesas la última palabra sobre dónde se puede desmantelar el
portaaviones.

Francia ya le comunicó, que solo los astilleros de reciclaje de buques,
incluidos en la Lista de la UE, de instalaciones de reciclaje de buques,
aprobados, pueden participar en la licitación.
Si bien la decisión de Francia fue seguida por Brasil durante el anterior
proceso de subasta sin éxito, parece que este no es el caso del proceso de
subasta actual.

No todas las entidades que acreditó previamente, que son patios de
reciclaje incluidos en la Lista de la UE de instalaciones de reciclaje de
barcos, aprobadas.

En particular, nos preocupa que “Aratu Serviços Marítimos” represente los
intereses de un astillero ubicado en las playas del sur de Asia.
“Aratu”, durante el transcurso del año pasado, fue la fachada del astillero de
desguace de barcos, indio, “JRD”.

En las playas de Alang, Chattogram y Gadani, en el sur de Asia, es
imposible retener los contaminantes, incluidos metales pesados y residuos
de petróleo, ya que no hay estructuras ni pisos impermeables, en la zona de
corte primario.

El “São Paulo” contiene, además, grandes cantidades de asbesto, que
deben manipularse y eliminarse sin exponer a los trabajadores y las
comunidades circundantes, al riesgo de cáncer.
La falta de equipos de protección personal, adecuados, en las
superficies de playa, así como la falta de capacidad adecuada, de
gestión de desechos, aguas abajo, es motivo de grave preocupación.
La falta de equipos de emergencia e instalaciones hospitalarias, que en caso
de accidente durante el proceso de desmantelamiento, son necesarios, es
inaceptable.

Permitir la exportación del “São Paulo”, a las playas del sur de Asia,
constituiría una violación del derecho internacional…
Brasil es signatario del Convenio de Basilea sobre Movimientos
Transfronterizos y Eliminación de Residuos Peligrosos, bajo el cual
están regulados el amianto y varios otros materiales peligrosos, que
están contenidos en la estructura del “São Paulo”.

Observamos que el Convenio de Basilea establece claramente:
A los efectos del presente Convenio, todo movimiento transfronterizo de
desechos peligrosos u otros desechos: con el consentimiento
obtenido de los Estados interesados, mediante falsificación, tergiversación
o fraude; o que dé lugar a la eliminación deliberada (por ejemplo,
el vertimiento) de desechos peligrosos u otros desechos, en contravención
de este Convenio y de los principios generales del derecho internacional,
se considerará tráfico ilegal.

Además: En caso de un movimiento transfronterizo de desechos peligrosos
u otros desechos considerados tráfico ilegal, como resultado de la
conducta del exportador o generador, el Estado de exportación se
asegurará de que los desechos en cuestión: sean devueltos por el
exportador o el generador o, si es necesario, por sí mismo, al Estado de
exportación, o, si no es factible, (b) se eliminen de otro modo, de
conformidad con las disposiciones de esta Convención, dentro de los 30
días siguientes a la fecha en que el Estado de la exportación ha sido
informado sobre el tráfico ilegal, o cualquier otro período de tiempo, que
los Estados interesados acuerden.

Con este fin, las Partes interesadas no se opondrán, obstaculizarán o
impedirán la devolución de esos desechos al Estado de exportación
(artículo 9.2).

Entre las obligaciones de Basilea requeridas, se encuentra el requisito de
Notificación y Consentimiento de todos los países importadores y de
tránsito, que debe incluir una caracterización completa de las cantidades y
tipos de materiales peligrosos a bordo (Artículo 6).
Este inventario es un requisito previo para cualquier movimiento posterior.
Además, el Convenio exige que no se realicen exportaciones, si hay
motivos para creer que las instalaciones de reciclaje o gestión de desechos,
empleadas para los materiales, no constituirán una gestión ambientalmente
racional, en el marco del Convenio.

Los astilleros de desguace de barcos, que operan en playas de mareas, en el
sur de Asia, son bien conocidos, por sus prácticas peligrosas y
contaminantes. En base a la información adjunta, por lo tanto, pedimos a
Brasil que se asegure de que el “São Paulo” no termine en una playa del sur
de Asia, para romperse, y que se recicle de manera segura, en una
explanada aprobada por la UE, como lo solicitó previamente Francia.

Es bien sabido y bienvenido en todo el mundo que la Corte Suprema de
Brasil (STF) prohibió en noviembre de 2017 la minería, la
manufactura, el transporte y todos los usos del crisotilo (amianto
blanco) a nivel nacional.
Exportar asbesto o productos que contienen asbesto, como el del “São
Paulo”, a sociedades más vulnerables, sería inmoral y condenado como
un doble rasero e injusticia ambiental.
Si el “São Paulo” se dirige hacia el sur de Asia, para su desguace, Brasil
puede estar sujeto a la misma protesta pública que Francia, cuando
intentaron desguazar el barco hermano de “São Paulo”, el “Clemenceau”,
en India.

La acción legal, obligó a Francia a llevar al “Clemenceau” de regreso a
Europa, para un reciclaje seguro.

Investigadores y periodistas que han visitado recientemente los astilleros de desguace de barcos de la India, a menudo sin previo aviso y encubiertos,
han documentado una realidad que contrasta remarcadamente con los
esfuerzos de la industria para hacer “un lavado verde” de las playas:
https://www.icmbio.gov.br/cepsul/images/stories/legislacao/Decretos/19
93/dec_875_1993_convencaobasileia_residuospeigosos.pdf )


En 2016, Dan Watch reveló condiciones extremas en una explanada
playera que “Maersk” y “Class NK” habían aprobado como segura y
ambientalmente sana.
Más recientemente, la televisión francesa, la BBC, el programa holandés
“ZEMBLA” y la televisión islandesa, recuperaron historias horribles, de las
actividades de desguace de barcos en Alang.

Por supuesto, seguimos disponibles para ayudarlo más en este asunto, y le
rogamos que nos mantenga informados de las acciones que piensa tomar,
para asegurarse de que el portaaviones “São Paulo” no termine
perjudicando a los trabajadores, las comunidades locales y los entornos
costeros sensibles, en el sur de Asia.

Suyos sinceramente:
Ingvild Jenssen, Director Ejecutivo de la ONG “Plataforma para el
desguace de buques”
Fernanda Giannasi, por “ABREA”
En nombre de los miembros de la ONG “Shipbreaking Platform”:
“Red de Acción de Basilea”
“BAN Asbestos France”
“International Ban Asbestos Secretariat”

Traductor: Francisco Báez Baquet
(lacuentadelpaco@hotmail.com)

Fuente: Rebelión.

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