Nación Mapuche.”Crecer con la desesperanza aprendida”: las marcas de la violencia policial en la infancia

Meritxell Freixas / Resumen Latinoamericano, 14 de febrero de 2021

Controles de detención, allanamientos, interrogatorios o incluso tortura física son parte de la normalidad de los niños y niñas mapuche en Chile.

Brandon Hernández Huentecol, 17 años; en 2016 recibe 140 perdigones en su espalda por un disparo de la policía. En 2017, el hermano mayor de la familia Torres Toro, de 14 años, queda con cinco perdigones incrustados en su pierna izquierda. C.M.Ñ., hijo de Gricel Ñancul Fritz, 14 años, es agredido por un policía, en septiembre de 2020, mientras intentaba defender a su madre. Sayen, llega al mundo en 2016 con su madre obligada a dar a luz engrillada. M.A.P.C., 15 años, denuncia torturas perpetradas por agentes policiales en el contexto de la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca a manos de Carabineros. Guacolda Catrillanca, hija de Camilo Catrillanca, detenida y reducida en un operativo policial en enero de 2021. Son solo algunos de los muchos casos de menores que han sido víctimas de la violencia policial en el Wallmapu (zona de La Araucanía), el territorio habitado por el pueblo mapuche y ubicado a 800 kilómetros de la capital, en el sur de Chile.

Según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), desde 2011 hasta marzo del 2019, se presentaron 22 recursos de amparo en favor de niños, niñas y adolescentes (NNA) mapuche en La Araucanía, por violencia policial. Datos del mismo organismo apuntan que al menos 133 niños o adolescentes mapuche fueron vulnerados de múltiples formas por parte de carabineros y la policía civil (Policía de Investigaciones, PDI) entre 2011 y 2017. Cifras que de seguro son más grandes, considerando que en muchos casos la denuncia no siempre se interpone. Cuando se hace, además, muchos quedan silenciados o invisibilizados.

El asesinato del comunero mapuche Camilo Catrillanca de un tiro en la cabeza, en noviembre de 2018, produjo un punto de inflexión respecto al maltrato y violencia a la que es sometida la niñez mapuche en Chile. Las torturas que se denunciaron en ese episodio en contra del adolescente M.A.P.C., quien acompañaba al comunero ese día arriba de su tractor, fueron castigadas por la Justicia con cinco años de cárcel por el delito de homicidio frustrado.

La historia de violencia contra menores vinculados a esta familia prosiguió hasta hace unas semanas, cuando llegó el día en que el tribunal anunció el veredicto contra los de la muerte de Catrillanca. Justo esa fue la fecha elegida por las fuerzas de seguridad para llevar a cabo un allanamiento en la comunidad donde vive la familia del comunero, en el marco de un operativo antidrogas.La vulneración ha sido grave, generalizada y sistemática

Mandaron a más de 800 efectivos –cifras que los expertos no recordaban desde finales de los años 80– y detuvieron a la madre, la pareja y la hija del joven. Las imágenes de la detención de las tres mujeres se viralizaron con rapidez. A la pequeña, que además celebraba su séptimo aniversario, se la veía, primero, sujetada de los brazos por los agentes y luego reducida en el suelo. Carabineros siempre negó su detención y justificó que la pequeña “fue entregada a un adulto responsable”.

Unas practicas “no aisladas”

Un informe de enero de 2020 publicado por la Defensoría de la Niñez, un organismo público e independiente que vela por los derechos de los niños y niñas, establece que en la región de La Araucanía, la vulneración que enfrentan NNA de las comunidades mapuche ha sido “grave, generalizada y sistemática”

Existe una violencia y tensión constante tanto por parte de carabineros como por parte de grupos antimapuche organizados, como agricultores y latifundistas, que levantan un discurso racista y que incita a una mayor violencia en el territorio”, explica Onésima Lienqueo, fundadora de la Red por la Defensa de la Infancia Mapuche.”La violencia tiene que ver con el conflicto politicoeconómico que provoca discriminación y racismo”

Las comunidades indígenas de La Araucanía tienen una larga historia de recuperación de tierras que les fueron despojadas durante el proceso de colonización que realizó el Estado chileno. Una demanda que, con el tiempo, ha entrado en conflicto con las industrias forestal y agrícola, muy desarrolladas en el sur de Chile. “La violencia tiene que ver con el conflicto politicoeconómico que provoca discriminación y racismo”, añade Lienqueo. En los últimos ocho meses, según cifras de la Red, se han producido ocho ataques hacia NNA mapuche por parte de Carabineros y la PDI. “No son casos accidentales, aislados o casuales. Son repetitivos”, enfatiza.

La periodista Yasna Musa, que ha trabajado en profundidad sobre el conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche, con foco especial sobre la infancia, comenta que hay características de los procedimientos policiales –controles de detención, allanamientos, interrogatorios (incluso en escuelas) o tortura física– que se repiten “de manera exacta”. Musa habla de una “violencia institucional, transversal y basada en el racismo” que provoca “experiencias traumáticas” ya en las escuelas: “Muchas veces los niños sufren bullying por parte de sus profesores que les llaman la atención por no pronunciar correctamente una palabra o por hablar mapudungun [lengua mapuche] entre ellos.

“La misma brutalidad que en Palestina”

Los niños y niñas mapuche no juegan a polis y cacos, o al policía y el ladrón. Juegan al paco (como se conoce en lenguaje coloquial a un carabinero) y el mapuche. Estos NNA tampoco dibujan su fin de semana o las vacaciones con su familia; dibujan armas, militares y furgones policiales. La represión y la violencia policial son parte de la cotidianidad de la infancia mapuche. Está normalizada. “El único lugar donde he visto la misma brutalidad de la policía con los niños y niñas mapuche, y contra niños tan pequeños, es en la ocupación israelí, en Palestina”, señala Yasna Musa.”El único lugar donde he visto la misma brutalidad es en la ocupación israelí, en Palestina”

Los informes psicológicos de los casos que han llegado a judicializarse demuestran que, en los operativos policiales de las comunidades indígenas, los menores de edad son los más afectados, sobre todo, por las secuelas psicológicas que acarrea presenciar este tipo de procedimientos.

“El impacto en ellos se refleja de distintas formas, según las etapas vitales”, precisa Onésima Lienqueo. Los más pequeños, dice, tienen más tendencia a un “miedo constante al escuchar hablar de los pacos”; sufren crisis de angustia al verse enfrentados a una situación de allanamiento o violencia. Los más mayores, en cambio, “comprenden que este actuar es producto del racismo, tienen una reacción más confrontacional”. Y agrega: “Reconocen al carabinero como el enemigo”.

Un impacto en la infancia y adolescencia que llega a ser traumático, según varios expertos, y se traslada, luego, a la juventud y adultez: “A estos niños que han sido violentados, cuando crecen no se les puede decir que tengan una conducta pasiva frente a abusos policiales”, opina la fundadora de la Red. Yasna Musa recalca la necesidad de proteger la infancia, porque “estos niños, que un día serán adultos, van a crecer con la desesperanza aprendida”. Una desesperanza que refleja, en palabras de Lienqueo, “la construcción de un enemigo generada, no por el niño, sino por el propio Estado a través de su policía”. El cierre del ciclo.

FUENTE: Público

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