Chile. De Cochabamba a Calama: La última ruta de Jaime Veizaga, joven boliviano, golpeado y asesinado por Carabineros

Por: Luciano Candia |Resumen Latinoamericano, 11 de febrero de 2021.

Jaime Veizaga | Foto: cedida |

«Botaron a mi hermano como si fuera un animal. Si estaba vivo pudieron haberlo metido dentro para que pudieran salvarle la vida», exclama entre sollozos Marisavel Veizaga, hermana de Jaime Veizaga y quien busca, desesperadamente, repatriar a su hermano desde su hogar en Bolivia, luego de que un funcionario del Servicio Médico Legal de Calama denunciara a dos carabineros de golpear y abandonar a un hombre, gravemente herido, al costado del edificio, con resultado de muerte. Fiscalía se encuentra indagando el hecho por el que ya se detuvo a los funcionarios involucrados, a la espera del juicio de formalización del próximo 13 de febrero. En conversación exclusiva con El Desconcierto, su hermana y uno de sus amigos más cercanos, recuerdan sus últimos momentos con la víctima, critican la acción de los uniformados y exigen justicia.

–Llegué a casa y al poco rato llegó Jaime. Entró a su cuarto, tomó sus cosas, y luego me dijo que se iba de viaje. Creí que se iba al Trópico de Cochabamba, porque mis padres viven allí. Mi papá viajó un día antes y Jaime tenía que irse con él, pero decidió quedarse. Al día siguiente salió. Tratamos de comunicarnos con él, le escribimos por WhatsApp, lo llamé… pero su celular estaba apagado desde el pasado miércoles a las 19:00 horas. Salió sonriendo de casa… ¿y ahora?

Pasó una semana desde que Marisavel Veizaga perdió todo contacto con Jaime Veizaga Sánchez (23), su hermano. Lo siguiente que supo de él, fue que murió esperando una ambulancia, luego de que lo encontraran gravemente herido, abandonado por dos carabineros–según el relato del principal testigo-, a un costado del Servicio Médico Legal (SML) en Calama, a casi mil kilómetros de su hogar. Desde Bolivia, junto a su familia, buscan repatriar su cuerpo y esclarecer qué es lo que sucedió con Jaime, junto con buscar responsables tras su muerte. 

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Trabajando como jornalero en el campo y en otros rubros similares más pequeños, Jaime Veizaga, el mayor de tres hermanos y sostén económico de su familia, solía moverse entre distintos puntos de Bolivia. Distribuía parte de su tiempo entre el trabajo y sus estudios de ingeniería ambiental en la Universidad Mayor de San Simón. Conocido por su faceta alegre, le gustaba salir y compartir con sus cercanos. «Era alegre y divertido, con un sentido del humor a otro nivel. Siempre preocupado por sus amigos, dando la mano cuando más lo necesitábamos», recuerda Luis Angola, un amigo y antiguo compañero de Jaime, en su paso por el Colegio Juan Pablo II. 

La última vez que Luis compartió con él fue hace casi un mes, por la distancia–dice– de sus hogares. Él vive en el centro de Cochabamba, y Jaime vivía en el Trópico de Cochabamba, a unas seis horas de distancia en auto. 

Jaime se comunicó con Luis por última vez el jueves 28 de enero: 

–El domingo (31 de enero) estaré por chocha (Cochabamba) hija, ahí charlamos pues– le escribió por Facebook, pero tal encuentro no se concretó.

A otros amigos también les comentó que estaría por el centro de la ciudad por esos días. A otra amiga–cuenta Luis– le escribió que por esos días que viajaría a Oruro, a 200 kilómetros de Cochabamba, pero tampoco sabe si eso pasó. Nadie, en verdad, sabía con exactitud cuál sería el próximo paradero de Jaime, o si viajaba solo o acompañado.

Marisavel Veizaga se despidió de su hermano el 2 de febrero, cerca de las once de la mañana. «(Como familia) creemos que viajó por motivos de trabajo, ya que por la pandemia estamos mal económicamente», relata. Jaime nunca antes había viajado a Chile, la preocupación comenzó casi al instante. Perdieron contacto con él al día siguiente de su salida, luego de que su teléfono quedara inhabilitado para recibir llamadas y mensajes.

Sus amigos comenzaron a preocuparse casi al mismo tiempo. Jaime solía ser activo en su perfil de Facebook, y de un momento a otro dejó de estar “en línea”. Uno de los amigos del grupo se alarmó y llegó con la inquietud donde Luis, quien también comenzó a sospechar que algo podía andar mal. «Intentamos comunicarnos, pero fue en vano», cuenta Luis Angola. 

Crudamente, tanto amigos como familia, se enteraron al mismo tiempo del nuevo paradero de Jaime, por noticias que se difundían desde casi mil kilómetros, al otro lado de la frontera. «Esperamos. Luego una reportera llamó a uno de nosotros informando lo que sucedió. No pudimos contactarnos con sus padres puesto que la noticia nos dejó (tan) impactados, que no creíamos lo sucedido», lamenta Angola. 

Fue similar para Marisavel y la familia Veizaga Sánchez. «Sólo nos dijeron que habían botado a mi hermano como si fuera un animal detrás de la morgue. Si estaba vivo pudieron haberlo metido adentro para que pudieran salvarle la vida, pero nada… Gracias a Dios alcanzó a decir su nombre, sino, ¿cómo íbamos a saber dónde estaba mi hermano?»

Jaime Veizaga al otro lado de la frontera

Cerca de las dos de la tarde del martes 9 de febrero, una semana después de que Jaime salió de su hogar, un trabajador del SML –testigo principal del caso– llamó a la PDI alertando que dos funcionarios de carabineros habían abandonado a una víctima en mal estado, en un sitio eriazo a un costado del edificio. 

Los oficiales, al constatar la condición crítica y estado de gravedad de Jaime Veizaga, decidieron llamar al Servicio de Atención Médico de Urgencias (SAMU), quienes enviaron una ambulancia hasta el sector. Pero no resistió. Jaime falleció segundos antes del arribo del vehículo. Tal como señala su hermana Marisavel, por fortuna alcanzó a identificarse con los uniformados antes de morir, lo que permitió su rápida identificación. 

Desde Bolivia, Marisavel Veizaga busca desesperadamente una solución para repatriar a su hermano y llevar su cuerpo hasta su hogar en Cochabamba. Recién enterada de la noticia, corrió hasta el Consulado de Chile en busca de ayuda, pero «me dijeron que no podían ayudarme porque solamente ayudan a residentes chilenos que están viviendo aquí», se lamenta. 

Fue enviada entonces a hablar con la Cancillería de Bolivia, donde le pidieron redactar una carta con su solicitud de repatriación, pero para ella no fue solución suficiente. Desde Calama, dos primas radicadas en la zona, además de mantenerla informada respecto de las noticias que han aparecido sobre Jaime, se han comprometido a movilizarse para buscar una solución para Jaime. «Me dicen que no les dejan ver el cuerpo, ya que no son familiares cercanos y directos», denuncia. Dice no estar segura si es que su hermano, una vez dentro de Chile, tenía en mente llegar donde ellas.

Una nueva muerte apunta a Carabineros

El fiscal persecutor, Raúl Marabolí, constató el testimonio entregado por el funcionario del SML ante el Juzgado de Garantía de Calama, y solicitó la ampliación de la detención para los dos carabineros, la que se extenderá hasta el próximo 13 de febrero a las 11:00 horas, donde se realizará la audiencia de formalización por el delito de presunto homicidio del joven de nacionalidad boliviana. Mientras tanto, los imputados esperan la audiencia al interior de la 1a Comisaría de Calama.

Hernán Díaz, abogado defensor de los uniformados imputados señaló que “si bien tenemos una teoría del caso diferente a la que se ha manifestado, por ahora no vamos a cuestionar la legalidad de la detención”.

La muerte de Jaime Veizaga se suma a las de Francisco Martínez, joven malabarista abatido en Panguipulli, y a la de Camilo Miyaki, al interior de la 51º Comisaría de Pedro Aguirre Cerda. Todas en investigación y ocurridas en apenas una semana, por lo que se busca esclarecer y sancionar la responsabilidad de Carabineros en los decesos.

Marisavel Veizaga, muy afectada por el crudo deceso de su hermano, se quiebra desde el otro lado de la línea. Entre lágrimas, asegura que no descansará hasta buscar trasladar a su hermano y encontrar justicia. «Estamos tratando de ir (a Chile) pero no hay paso, tratamos de sacar un permiso pero no nos dan ninguna respuesta positiva. Si tuviera alguna ayuda desde el Consulado de Bolivia que está allá… no sé… Es lo que tratamos de hacer. Mis papás quieren recoger el cuerpo de mi hermano. ¿Cómo hacemos para pedir justicia?, no sé… No puede ser justo que ese par de carabineros salgan libres. ¿Qué ha pasado?, ¿cuál ha sido la razón para que le hicieran eso a mi hermano? Eso es todo lo que nosotros queremos saber»

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