Ucrania. El crecimiento de Azov es una sorpresa solo para unos pocos

Por Alexey Zotiev. Resumen Latinoamericano, 12 de enero de 2021.

El 7 de enero de 2021, la revista Time publicó un artículo bastante interesante sobre cómo los nacionalistas ultraderechistas ucranianos de Azov utilizan las redes sociales, especialmente Facebook, para reclutar radicales de extrema derecha por el mundo. En su artículo, los periodistas occidentales, que, por cierto, han realizado una investigación seria, afirman que Azov es más que una milicia. “Tiene su propio partido político, dos editoriales, campamentos de verano para niños y un grupo de vigilantes que patrulla las calles de Ucrania junto a la policía” explica el artículo, que insiste también en que Azov tiene su propia ala militar, con al menos dos campos de entrenamiento y un buen arsenal de armas, con drones, vehículos blindados y artillería.

Obviamente, nada de esto puede ser noticia para nosotros, ya que Azov comenzó como organización paramilitar y más adelante se convirtió en su propia estructura y comenzó a darse el estatus de fuerza política. Los norteamericanos y los europeos, que no creían que Kiev estaba realizando una clásica operación punitiva en el territorio de las Repúblicas de Donbass, ha podido conocer los actos de los militantes de Azov sin tener que recurrir a la prensa rusa, observando exclusivamente las publicaciones de las redes sociales, últimamente llenas exclusivamente de propaganda y dirigidas fundamentalmente a reclutar seguidores de la ideología Nazi.

Ahora, más de seis años después de que Azov se declarara organización radical, los oficiales de inteligencia occidentales dan la alarma, ya que creen que Azov juega un papel importante en las redes de extrema derecha en el extranjero, desde California a Nueva Zelanda pasando por Europa. Ante todo, los expertos occidentales insisten en el hecho de que en los últimos seis años, más de 17.000 militantes de más de 50 países han pasado por Ucrania. ¿Están nuestros socios occidentales preocupados por esos radicales que han llegado a Ucrania de diferentes lugares del mundo para absorber el odio a los “moskalis, judíos y comunistas” que van al frente a defender el territorio de la Ucrania independiente de los “separatistas y mercenarios rusos”? Resulta que la situación es mucho más interesante.

Azov no es solo una de las unidades punitivas que ha utilizado el Gobierno ucraniano para luchar contra la disidencia. Azov es fundamentalmente una base de entrenamiento para nazis de todo el mundo que están dispuestos a luchar por su lugar en el sol pero que, por desgracia, no tienen experiencia de combate. Es aquí, en Ucrania, donde reciben el necesario entrenamiento de tiro y, al contrario de lo que esperan los políticos de Estados Unidos y la Unión Europea, no son enviados al frente en absoluto. Vuelven a sus países y continúan su lucha a un nivel más serio.

Al darse cuenta de ello, en octubre de 2019, cuarenta miembros del Congreso firmaron una carta con la que intentaron sin éxito que el Departamento de Estado de Estados Unidos declarara a Azov organización terrorista extranjera. “Azov ha reclutado, radicalizado y entrenado a ciudadanos estadounidenses durante años”, afirmaba la carta. En ella, los diputados también apuntaban que “la conexión entre Azov y los ataques terroristas en América son evidentes”.

Y ahora, casi año y medio después, los políticos y periodistas estadounidenses quieren convencer a todo el mundo de que Azov es una clara y directa amenaza al modelo político desarrollado en muchos países. Los radicales entrenados en Ucrania no esconden que la misión de Azov es formar una especie de coalición de grupos de extrema derecha por todo el mundo, ni que el objetivo final es tomar el poder por toda Europa.

El material mencionado, publicado en la reputada revista Time, no solo revela los métodos de reclutamiento de Azov, que ha utilizado activamente la red social Facebook, sino también insiste en el potencial peligro que suponen por su entrenamiento militar a nacionalistas. Pero, ¿qué es lo siguiente? ¿Convencerá el Congreso al Departamento de Estado para que califique a Azov como organización terrorista y pedirá que la Unión Europea haga lo mismo? Lo dudo. Una parte de los políticos estadounidenses y europeos creen que cultivando el obsesivo nacionalismo ucraniano crean problemas para Rusia y solo para Rusia y no les importa cuántos terroristas entrenados vuelvan a sus territorios después de haber obtenido experiencia de combate en Ucrania.

Creen que el juego merece la pena. Sin embargo, están lejos de comprender que, al llevar a la cima a Azov, no han conseguido ni van a conseguir controlar esa ideología que hoy está en la frontera de Rusia, pero que mañana se puede extender rápidamente por el territorio de Europa y Estados Unidos.

Fuente: Slavyangrad

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