África. 2020: ¿realmente un año para silenciar las armas?

Por Ángel Villa Hernández, Resumen Latinoamericano, 23 de diciembre de 2020.

Addis Abeba (Prensa Latina) La Unión Africana (UA) estableció la tradición de adoptar cada año un tema central que guía parte de sus acciones durante 12 meses, el cual es promovido en todos los ámbitos posibles.
Los propósitos de los últimos tres años estuvieron dirigidos a dar más protagonismo a la mayoritaria juventud africana, a la lucha contra la corrupción, así como a los refugiados y retornados, respectivamente.

Para 2020 la cuestión escogida fue ‘Silenciar las armas: creando condiciones propicias para el desarrollo de África’.

Desde que emergió tal propuesta, ocurrió un debate entre políticos, académicos y otros actores sobre la pertinencia de enmarcar un asunto tan abarcador y complejo en el corto período de un año.

En la reciente Cumbre Extraordinaria de la UA, celebrada de forma virtual a inicios de diciembre, los jefes de Estado y Gobierno del área extendieron por 10 años más la noción de acallar las armas, en franco reconocimiento de las evidentes limitaciones de su accionar para prevenir conflictos y resolver otros.

Así también a la influencia de otros factores que los atizan, como la proliferación de armas pequeñas y ligeras, los flujos ilícitos de capital, la piratería, la fabricación de armas en África y la importación de volúmenes crecientes de estas desde otras zonas del mundo.

En una ojeada a lo sucedido en 2020, pareciera que la promoción del silencio de las armas despertó el gen conflictivo en el continente, pues desató de nuevo una oleada de pugnas de diverso calibre en todas las regiones.

El retorno de los escenarios convulsos en África es cíclico, pues tras varios años con un panorama de mayor armonía aparente, la vasta región reavivó, una y otra vez, viejos problemas o surgieron otros nuevos.

Para intentar poner orden en casa y ‘a la africana’ (dígase por ellos y para ellos mismos), la brújula sigue en manos de la UA, la cual estuvo urgida a llamar a la paz y la concordia en disímiles ocasiones, a través de las presidencias pro tempore o de la Comisión, además de gestionar posibles mediaciones de alto nivel, o por conducto del Consejo de Paz y Seguridad regional.

Este resurgir de las pugnas en África coincide con los 135 años de la Conferencia de Berlín que santificó las actuales fronteras africanas y proveyó el fermento necesario para las dinámicas de beligerancia recurrentes entre los actuales Estados. En ese continente hay 22 países que se consideran como proclives a conflictos o en conflictos, sin embargo, la crisis interestatal más compleja y visible hoy se produce en torno a la Gran Presa Renacimiento de Etiopía, debido a las posiciones encontradas de este último con dos países ribereños del Nilo (Egipto y Sudán)

Este conflicto concitó la gestión mediadora de la UA, sin que hasta ahora logren soluciones aceptables para todas las partes, además subyacen numerosas reclamaciones territoriales entre varios países africanos incluidos los antes citados, las cuales transitaron por diferentes caminos para su solución.

En el año por concluir, Sudán del Sur, Sudán, Libia, Mali y otros países del Sahel y de la cuenca del lago Chad fluctuaron entre el completo deterioro de su situación -con golpe de Estado incluido en el caso de Mali-, los avances sustanciales de la conflictividad en Libia, hasta tropiezos en los dos Sudán.

Por otro lado, se verifica el agitado retorno a la escena geopolítica africana de los problemas entre Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática, con creciente tensión de ambas partes en la zona de Guerguerat, fronteriza con Mauritania.

Los dos tradicionales grupos terroristas activos en África, Boko Haram en el occidente y Al Shabab en el oriente, mantuvieron su activismo a pesar de registrar menos hechos que en el pasado como resultado de las acciones militares para contenerlos.

A lo anterior se suma el continuado asentamiento de militantes activos del Estado Islámico en Mozambique y la realización por estos de crueles acciones contra la población civil en la estratégica provincia de Cabo Delgado.

Suenan las alarmas en África Austral y conllevan a que tanto la UA como la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC por sus siglas en inglés), aúnen esfuerzos para contrarrestarlos.

La volatilidad de los conflictos internos latentes desde hace años desató una guerra en Etiopía, en el marco de la cual ese país mantuvo persistente impedimento para concretar mediación extranjera alguna, incluso africana.

Ese episodio bélico en el Tigray confirmó la vigencia de las diferencias étnicas y tribales en el África contemporánea, como un tema endémico en esa parte del mundo.

Para cerrar el 2020, surgió un nuevo sello de conflictividad al anunciarse la ruptura de relaciones diplomáticas entre Somalia y Kenya, calentando más el complejo escenario que vive el Cuerno Africano.

Las luchas por el poder en África se mantienen como fuentes inagotables de peligrosos diferendos entre fuerzas políticas rivales, para este año se programaron comicios nacionales en 20 países y de ellos fueron pospuestos por distintas razones los de Etiopía, Somalia y Sudán.

De las realizadas, Seychelles y Malawi experimentaron alternancia política, aunque el primero fijó la cota más alta en términos de transición pacífica.

Burkina Faso y Ghana experimentaron entornos electorales mayoritariamente tranquilos, mientras que en Guinea, Costa de Marfil y Togo, sus respectivos presidentes resultaron reelectos, a pesar de presiones domésticas para que no se presentaran como aspirantes y tras realizar enmiendas constitucionales, las cuales aseguraron la inscripción.

A fines de este diciembre deberán celebrarse los sufragios en Níger y los muy complejos de República Centroafricana.

En la convulsa República Democrática del Congo, las cosas no evolucionaron mejor y su mandatario se apresta a ejercer la presidencia rotativa de la UA a partir de 2021, en momentos de incremento de las tensiones sobre numerosos asuntos internos, los cuales fueron objeto de atención por parte de su Comisión en intentos para prevenir que la situación escale más.

En este período, también fueron abordados en distintos foros auspiciados por el organismo regional, la necesidad de aquietar ‘otras armas’ que por su carácter omnipresente, no siempre ocupan los titulares merecidos a pesar de constituir fermento para los conflictos armados: la pobreza, el hambre, las enfermedades, el analfabetismo y el desempleo, entre otras.

La Covid-19 mostró cómo las armas antes mencionadas agravan los entornos sanitarios africanos, a pesar de que el número de enfermos y de muertos no fueron tan altos como los pronosticados.

En ese escenario, las consecuencias de la interrupción del comercio, de los flujos de financiación -incluidas las remesas y la inversión extranjera directa-, contribuyeron al actual panorama sombrío con que termina África en 2020.

El continente enfrenta su primera recesión en 25 años, con los países exportadores de petróleo entre los más afectados y 40 millones de personas en extrema pobreza.

El actual panorama económico mundial y africano en particular ratifica la pertinencia del Área Continental de Libre Comercio que vio pospuesta su implementación para el 1 de enero de 2021, podría convertirse en un mecanismo para robustecer el comercio intra africano y así contribuir a eliminación de algunas causas y condiciones que fomentan conflictos.

La pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 opacó, de alguna manera, las merecidas celebraciones por el aniversario 60 de la independencia en 17 países del continente como parte del llamado ‘Año de África’.

Sin embargo, en los formatos escogidos por cada país se reafirmó la continuidad de la oposición de África al colonialismo y al neocolonialismo, lo cual se hizo extensivo también a otras naciones que fueron objeto de intentos foráneos de injerencia en los asuntos africanos, con el fin de beneficiar agendas ajenas.

POR EL CAMINO CORRECTO

Las mayores amenazas para la realización de la Agenda 2063 de la UA son los conflictos, la violencia y la inseguridad y por tanto resultan los mayores obstáculos para el desarrollo de África.

Sin embargo, en el complejo 2020 se preservó la atención de la Unión Africana a la arquitectura de paz y seguridad del continente, así como a la de gobernabilidad regional.

Asimismo, se mantuvieron vigentes más de un centenar de formas para hacer frente a los conflictos y se insistió en la utilidad de contar con el Mecanismo de Examen Periódico de la UA para acompañar los esfuerzos de los Estados por mantener ambientes que permitan alcanzar o preservar los entornos de estabilidad y paz deseados para la región. África logró salvaguardar su condición de continente libre de armas nucleares y exhibe una voz unida en favor del desarme nuclear global; mantiene el cumplimiento de los acuerdos sobre minas terrestres, trabaja contra los tráficos humanos y de drogas, el crimen transnacional organizado, el extremismo y los novedosos delitos cibernéticos.

La sabiduría africana insiste en mantener el tema de silenciar las armas como prioridad para proveer a África de paz ahora, avanzar por la senda del desarrollo y evitar que las futuras generaciones tengan que cargar con el pesado fardo.

arb/jcd/avh

*Embajador de Cuba ante la Unión Africana

Fuente: Rebelión.

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