Colombia. Caldono, tierra de resistencia

Resumen Latinoamericano, 26 de noviembre de 2020.

Caldono es en el Cauca, uno de los municipios más golpeados por el conflicto armado en Colombia, y muestra la fortaleza de sus comunidades indígenas, campesinas y urbanas mediante relatos de vida y esperanza de líderes y lideresas sociales que han luchado y resistido ante la guerra, a través del audiovisual “Caldono, una tierra que se resiste al conflicto armado”.

Este documental hace parte de la serie Hablemos de Verdad, realizada por la Comisión de la Verdad para narrar el conflicto armado que vive Colombia. «Caldono…» habla de cómo las y los habitantes de ese territorio le hacen frente a la violencia. Así como también cuenta la lucha que llevan a cabo para construir paz.

Caldono, una tierra que se resiste al conflicto armado

“El territorio no es para la guerra. El territorio es para convivir, vivir en armonía, para poder recrear nuestra propia identidad. Yo creo que eso ha sido clave a la hora de poder saber quiénes somos. Si no tenemos la identidad pues sencillamente termina uno metido en uno u otro bando, pero si nos identificamos como pueblos originarios empezamos a construir nuestra propia ruta, nuestra propia dinámica y desarrollar nuestra propia cosmovisión; pues sencillamente decimos: este es el país que queremos, este es el territorio que queremos, esto es lo que nuestros abuelos, nuestros mayores dejaron para seguirlo defendiendo”, afirma Julio Cesar Pascué, Vicegobernador del Cabildo Indígena de San Lorenzo de Caldono.

Esta autoridad continúa comentando que “la identidad nos permitió también confrontar a ambos bandos. Por eso una de las consignas es: siempre le apostamos a la paz, nunca le vamos apostar para la guerra. Y creo que es una forma de confrontar, de luchar y resistir ante la forma como los actores armados tiene incidencia en el territorio”.

El Centro Nacional de Memoria Histórica registra 244 incursiones armadas en el Cauca por parte de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC–. Caldono es el segundo municipio con mayor número de tomas, ataques y hostigamientos entre 1997 y 2014.

“Para nosotros como pueblo Misak nos ha afectado mucho. Han sido momentos de tristezas, de angustias. Prácticamente en un año nuestra iglesia, nuestra parroquia quedó totalmente destruida. Mas sin embargo nosotros vivimos en sitios retirados, pero se siente el pánico, no podíamos dormir. Mi mamá por ejemplo nos mandaba a esconder debajo de las camas y pues no sabíamos si amaneceríamos vivos. En este tiempo hemos recorrido como mujeres tratando de llevar el proceso de la paz”, cuenta Blanca Fernández, sabedora y lideresa indígena Misak.

Jineth Casso Piamba, activista de Red de Mujeres en Caldono, narra también que “desde que empezó el conflicto armado las mujeres siempre fuimos como ese ente protector de las familias. Nosotros las mujeres primero somos dadoras de vida y eso yo creo que fue un don que Dios nos dio y no fue gratis, es el don de cuidar. Y eso para nosotros yo creo que ha sido como el motor más importante porque el saber que nosotros somos dadoras de vida, somos cuidadoras, somos protectoras, pues también le apostamos a que nuestro territorio permanezca en armonía”.

Resistencia histórica

El primer acto de resistencia civil del país ante un suceso de confrontación armada se dio en el municipio de Caldono el 12 de noviembre de 2001, cuando la población indígena, campesina y urbana de Caldono mediante cantos, banderas blancas y arengas, enfrentó de forma pacífica a los grupos armados para frenar la incursión que pretendían realizar.

“Para que tenga una idea: las señoras salían en embarazo con un niño a la espalda y dos niñas aquí, saquemos sillas rimax y mesas rimax para tapar la entrada y que la guerrilla no se meta. Entonces lo que es la iglesia, el Padre colocaba el Himno Nacional. Comienzan a sacar equipos, grabadoras y todo lo que sonara para colocar música y decidimos amanecer para que no se metieran. Eran más de 600 hombres armados hasta los dientes, traían todos los elementos no convencionales: cilindros, tatucos, las tinas de recoger la leche también era para utilizarlos, ollas a presión, o sea esto iba a ser una masacre. Hoy le agradezco a la gente que me acompañó y las mujeres…fueron vitales”, narró Farid Julicué, presidente de la Asociación de Familias Víctimas del Conflicto Armado de Caldono.

Las comunidades caldoneñas todavía resisten ante el flagelo del conflicto, el cual esperan dejar atrás y para siempre. La búsqueda de respuestas es uno de los pilares en la construcción de una paz duradera. La Comisión de la Verdad continúa recopilando los testimonios que permiten conocer y acompañar a los pueblos que han sufrido el conflicto armado colombiano.

“El conflicto solo lo sabe en esencia quien lo vivió. Y Caldono es parte de esa esencia. Yo recuerdo cuando fue el referendo. La gente estaba feliz, la gente estaba dichosa porque podía votar, porque no quería más la guerra. Y fue muy lamentable cuando perdió, cuando se perdió. Y creo que quienes votaron el NO es gente que no ha sentido la guerra, que no sabe lo que es la guerra. Por lo tanto contarle al país, contarle a Caldono, contarle al Cauca, contarle al mundo qué fue lo que nos pasó es importante porque sana las heridas, porque nos permite expresar, porque nos permite vernos a los ojos, pero también nos permite perdonar. Por lo tanto el conflicto, vuelvo y lo digo, en esencia lo vive quien ha puesto la sangre. Creo que eso lo necesita conocer mucha gente. Nosotros somos los llamados a decirlo pero también a transformar lo que hemos vivido y estamos dispuestos a hacerlo”, puntualizó Lila Solano, educadora e integrante de la Asociación Campesina de Caldono.

Fuente: Colombia Informa

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