Ucrania. La importancia de la propaganda internacional

Resumen Latinoamericano, 24 de noviembre de 2020.

El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba ha publicado en Twitter el informe sobre cómo Kiev ha logrado el éxito de una condena contra el “Estado ocupante” con la adopción en el Comité de Naciones Unidas de “una fortalecida resolución sobre las violaciones de los derechos humanos en Crimea”. El texto fue redactado por Ucrania, copresentado junto a Georgia, Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Letonia, Lituania, Estonia y otra serie de países. En total, 63 se mostraron a favor. Rusia es acusada de múltiples crímenes como “la anexión de la península”, “ocupación temporal”, “realización de campañas electorales y votaciones ilegales”, “imposición de la ciudadanía rusa”, “supresión de la identidad nacional” y modificación de la situación demográfica.

A primera vista, es una victoria. Pero quienes han seguido de cerca la dinámica de este tipo de decisiones en el pasado comprenden que el procedimiento hace tiempo que es una formalidad vacía de contenido. Desde 2016, se han aprobado resoluciones similares cada año, aunque se puede ver cierta dinámica a favor de Rusia: el número de países que apoyan los proyectos ucranianos desciende levemente. El año pasado, fueron 67 los países que apoyaron la resolución frente a los 63 de este año, mientras que las abstenciones han subido de 82 a 85.

Lo más sorprendente de esta historia es que, en el contexto de los crímenes imaginarios de los que se acusa a Rusia, los crímenes de Ucrania, por los que pagan los ciudadanos de la península, pasan desapercibidos y quedan impunes. Hace unos días se produjo una reunión del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma con diputados italianos. En una reunión cordial y amistosa, el tema de Crimea resultó ser la piedra en el zapato. Natalia Poklonskaya, miembro del Comité, preguntó a sus colegas italianos cómo valoran la violación de los derechos humanos cometida contra la población de Crimea que es la falta de agua a causa del bloqueo impuesto por Ucrania hace varios años. No hubo respuesta. Los diputados italianos parecieron no haber escuchado siquiera la pregunta.

Esta es una actuación normal para Occidente, acostumbrado a cerrar los ojos ante el hecho de que Ucrania no solo ha cortado el suministro de agua sino también el de electricidad y alimentos. Si Rusia no hubiera compensado ese déficit, las consecuencias habrían sido trágicas: la destrucción completa de la agricultura de la península, el cierre de toda la industria y otras empresas y la parálisis de las infraestructuras. En ese caso, la población habría tenido que mudarse en masa hacia otros lugares para sobrevivir. Despoblar Crimea es, en realidad, el objetivo de esos bloqueos. El presidente del Comité del Consejo de Estado de la República de Kazajistán para la diplomacia y las relaciones interétnicas, Yuri Hempel, calificó esas acciones como intento de genocidio de la población de la península. Y no está completamente equivocado.

Leonid Slutsky, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma, llamó la atención sobre el procedimiento de votación, que deja muchas preguntas. “El número de países que ha votado a favor de este documento está bajando, desde luego no va hacia arriba. Pese a todo, el número de quienes se han abstenido supera al que lo han apoyado”. Eso significa que no hace falta una mayoría absoluta de votos a favor sino que solo es necesarios un voto si todos los países se abstienen. Es un fallo del sistema de toma de decisiones.

Sin embargo, estas resoluciones presentadas por Ucrania no tienen un papel significativo, ya que no son vinculantes. Solo las decisiones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas son vinculantes para los países miembros, aunque eso no siempre se cumple. En general, en Rusia se presta escasa atención a los trucos a los que apela Kiev en plataformas de poca importancia.

Sin embargo, tanto Crimea como Moscú llevan tiempo apelando a los representantes occidentales a formar una comisión autorizada que visite la península. En lugar de basarse en las fantasías ucranianas, es mejor ver la situación con sus propios ojos, estudiarla y sacar conclusiones. En esta ocasión, ha sido Leonid Slutsky el que ha hecho la propuesta, pero algo me dice que, como todas las anteriores, no encontrará respuesta.

Ucrania, que dice defender los derechos humanos, parece el depredador que llora a sus víctimas, tal y como expresó el líder de Crimea Sergey Aksenov, que afirmó que el régimen que rige el desafortunado país “ha asesinado, encarcelado y obligado a emigrar a miles de disidentes”. Los socios occidentales del Gobierno ucraniano no pueden no ser conscientes de ello.

Y hay otra escandalosa circunstancia que no puede ser ignorada: hoy celebramos el aniversario del inicio de los juicios de Núremberg, que condenaron a los criminales Nazis. Y hace solo dos días, en vísperas de este aniversario, la Asamblea General de Naciones Unidas, adoptó una resolución sobre la lucha contra el enaltecimiento del Nazismo. El contenido del documento es obvio y difícilmente discutible: expresa la preocupación por la expansión de varias formas de extremismo en partidos políticos, movimientos, ideologías y grupos racistas y xenófobos que enaltecen el Nazismo, neonazismo y las actividades de antiguos miembros de las Waffen-SS y construyen monumentos en su memoria. El proyecto ruso fue apoyado por 133 países, 52 se abstuvieron y Estados Unidos y Ucrania votaron en contra, igual que el año pasado y hace dos años. Está claro que no pueden pasar sin sus marchas de antorchas, el uso de símbolos Nazis y el enaltecimiento como héroes nacionales de los colaboracionistas que apoyaron a los Nazis.

Fuente: Slavyangrad

Artículo original: Ukraina.ru

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