Ucrania. En el séptimo aniversario

Por Denis Grigoriuk. Resumen Latinoamericano, 24 de noviembre de 2020.

Noviembre es un mes especial para la Ucrania moderna. El país celebra algo significativo: el inicio de la llamada “revolución de la dignidad”, que comenzó con las manifestaciones de estudiantes en el centro de Kiev para protestar contra Yanukovich, que se había negado a firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. El 30 de noviembre, las fuerzas de seguridad dispersaron las protestas. Así comenzó eso que se ha convertido en un nombre común: Maidan. Desde entonces, cualquier protesta contra el poder estatal en algún país es inmediatamente calificado de Maidan y las películas de Hollywood usan imágenes de Jreschatik para ilustrar el declive y la degradación de la sociedad.

En Donbass, nadie celebra esa “significativa” fecha, ya que los disturbios masivos en Kiev llevaron al poder a los criminales de guerra que enviaron al Ejército Ucraniano a destruir a aquellos que no estaban de acuerdo con los resultados de la “revolución de la dignidad”. Sin embargo, parece que también Ucrania está siendo pragmática con respecto a estos actos. Por una parte, hace tiempo que la población se ha dado cuenta de lo que significaron los hechos y, por otro, los defensores de Maidan lo usan para enriquecerse.

Para febrero de 2019, en el quinto aniversario de la victoria de Maidan, debía aparecer un complejo memorial a gran escala en el centro de Kiev. Arquitectos de Lviv desarrollaron el proyecto, que debía simbolizar “el camino de Ucrania a la libertad” y en el lugar donde se produjeron los trágicos eventos debían instalarse placas de “acero para los héroes” como homenaje del régimen Poroshenko a las “centurias celestiales”. Supuestamente, manifestantes con escudos luchando codo con codo como en el invierno de 2014.

Pero ya es noviembre de 2020 y el centro de Kiev no ha cambiado. Hay varios memoriales en la plaza de la Independencia, pero claramente no cuestan 150 millones de grivnas. Gradualmente nos vamos acercando a la esencia de los hechos, que claramente muestran cuánto valía la “revolución de la dignidad”.

Esta historia es banal. El presupuesto ucraniano designó 148 millones de grivnas para la construcción del memorial según el proyecto del estudio de Lviv “Mi Estudio”. El Museo Nacional de la Revolución de la Dignidad debía participar en la construcción. Pero, de momento, no se ha hecho nada. Resulta que el director de dicho museo, Ihor Poshivaylo, y sus cómplices se han hecho con 111 millones. La trama se puso en marcha con ayuda de compañías de construcción y restauración, que han contribuido al lavado del dinero. Ahora, el museo cuenta con un total de 9,8 millones de grivnas en sus cuentas.

Como era de esperar, los activistas de Maidan ha empezado a gritar que el “terror” y los años 30 del siglo pasado han vuelto al país. Poshivaylo afirmó que el 19 de noviembre se produjo un registro en su vivienda y que las fuerzas de seguridad bloquearon varios edificios del museo. “Estaba pensando en abrir el foro internacional Revolución de la Dignidad: el camino a la historia. Pero a las siete de la mañana, la policía y el SBU irrumpieron en mi apartamento por un registro. Por la mañana, esos mismos chicos bloquearon el trabajo de las propiedades del Museo Nacional de la Revolución de la Dignidad. Requisaron (ilegalmente) información y documentación sobre actividades financieras y económicas. ¿Estos actos, en vísperas del Día de la Dignidad y la Libertad, cuando se celebra el aniversario de Maidan son un accidente?”, escribió el director del museo.

Las fuerzas de seguridad, por su parte, justifican los actos de los investigadores en casa de Poshivaylo. En la web del SBU aparece el registro de las premisas del “Museo de la Revolución de la Dignidad”. “Los investigadores sospechan que los oficiales del complejo memorial han malversado los fondos previstos para la reconstrucción del lugar. La investigación se lleva a cabo según la Parte 2 del Artículo 364 del Código Penal de Ucrania. Se ha documentado que los gestores del Museo han firmado contratos por un valor de casi 150 millones de grivnas para la reconstrucción del complejo memorial. Los constructores recibieron el pago por anticipado del 80% del valor total, lo que asciende a 111 millones de grivnas. Sin embargo, los agentes encontraron que el trabajo no se ha realizado en los tiempos y los términos previstos. Pero gran parte de los fondos recibidos por los constructores no se ha gastado en los contratos relevantes especificados”, afirma la página oficial.

La Parte 2 del Artículo 364 del Código Penal de Ucrania, “Abuso de poder o de posición oficial” es la más dura, ya que presupone búsqueda de beneficios. Puede que el director y su equipo acaben entre rejas, pero no hay que apresurarse. Como muestra la experiencia, Zelensky y su equipo pueden fácilmente filtrar casos contra las anteriores autoridades y que, en algún punto, el procedimiento se paralice con los activistas de Maidan libres y sus bolsillos llenos de los fondos robados.

Es significativo que los registros se hayan producido justo antes del séptimo aniversario del inicio de Maidan. Pero no se trata de que lo diga el “ganado de Donbass” o los “Moskalis”. Es el SBU el que acudió a los oficiales, esos que desde sus puestos gritaron sobre cómo el pueblo ucraniano, entre las trabas, caminó por el camino de la libertad y dejó atrás los tiempos de la corrupción y que ahora se han quedado el dinero del presupuesto.

El famoso abogado ucraniano Andrey Portnov reaccionó en su canal de Telegram a los registros en el Museo y en el piso de su director. “Creo que este es el gran resultado de la Revolución y de cinco años de gobierno de los partidos de Maidan. Esta vez, en el aniversario de Maidan, esta trama se restregará por las caras de todos los héroes de los disturbios de aquel momento. Con este magnífico acto, la llamada revolución de la dignidad finalmente acaba. Un gran regalo para el séptimo aniversario”, escribió. Y eso por no hablar de que todos los incluidos en la llamada “centuria celestial”, incluso aquellos que murieron al otro lado del país, no estaban allí por las protestas.

Me gustaría decir “por aquello que luchamos, nos metimos en líos”. Me gustaría regocijarme, pero ya no puedo. Darnos cuenta de que el próximo oficial corrupto que haya usado bonitas historias sobre la “revolución” para enriquecerse acabará (o no) entre rejas no puede cambiar el hecho de que la guerra en Donbass continúa, que los muertos no volverán, que las infraestructuras de la región no se restablecerán. Al contrario, es una sensación de angustia, ya que los responsables de los trágicos actos que comenzaron a finales de 2013 no están entre rejas y nunca lo estarán.

Fuentes: Slavyangrad

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