México. La imposición de megaproyectos en tierras zapatistas

Por Julieta Mellano. Resumen Latinoamericano, 23 de noviembre de 2020.

Nueva avanzada militar de López Obrador contra la resistencia popular en México.

En la madrugada de este lunes miembros de la policía y de la Guardia Nacional (nuevo cuerpo de seguridad militar controlado por el Estado) desalojaron el campamento que ejidatarios, campesinos y organizaciones en defensa del territorio sostenían desde hace cuatro años para impedir el avance de uno de los proyectos de despojo más ambiciosos de los últimos gobiernos.

La termoeléctrica ubicada en el poblado de Huexca -estado de Morelos- es parte del Proyecto Integral Morelos (PIM), iniciado a comienzos de 2010 durante el gobierno de Felipe Calderón. Dicho Proyecto fue una apuesta por atraer inversiones a bajo costo, ofreciéndole a las empresas multinacionales, principalmente de automóviles, la posibilidad de adquirir energía barata y facilidades en el transporte de mercaderías.

Entre sus objetivos se encuentran: la ampliación de carreteras con el fin de lograr la conexión del Océano Pacífico con el Atlántico para el transporte de automóviles (Nissan y Saint Gobain en Morelos; Vokswagen y Volvo en Puebla); la construcción de un gasoducto (que en su último tramo cruza la región del volcán activo Popocatépetl, una zona de alta actividad sísmica); y finalmente la  construcción de una termoeléctrica de ciclo combinado, alimentada del gas que transportaría el gasoducto mencionado y de agua, extraída principalmente del Río Cuautla que ha sido desde siempre la principal fuente de riego de gran parte de esta región. A pesar de que los gobiernos hayan querido convencer a los pueblos de que es posible la reutulización, estudios científicos han demostrado que el agua después de ese proceso queda inutilizada para el riego. Esto, en una zona de escasez de agua, resulta dramático para la subsistencia de los pueblos campesinos, mayorías en estos territorios.

En 2012, con la llegada de Enrique Peña Nieto, se concluye la edificación de la Termoeléctrica a pesar de la fuerte resistencia de los pueblos de la región, que impidieron su puesta en marcha. Desde entonces las comunidades campesinas e indígenas de Morelos, Puebla y Tlaxcala han sostenido su lucha. Son las tierras que dieron origen a Emiliano Zapata y su Ejército a comienzos del siglo pasado, y que han mantenido en sus manos gran parte de las tierras y sus recursos.

En 2014, mientras López Obrador realizaba sus actos de campaña, llegó a la región suriana con la promesa de cancelación del PIM, argumentando que hacerlo sería igual a construir “una planta nuclear en Jerusalem”.  Sin embargo, poco tiempo después de asumir como Presidente de la Nación anunció la reactivación de las obras. Para legitimar su medida promovió una consulta pública que ha sido denunciada como fraudulenta y corrompida, además de estar manchada por el asesinato -dos días antes de llevarse a cabo- de uno de los principales líderes indígenas opositores al megaproyecto e integrante del Congreso Nacional Indígena (EZLN): Samir Flores Soberanes. López Obrador silenció el asesinato argumentando “una riña entre bandos” y aseguró que la consulta se realizaría igual. En este contexto de terror e impunidad fue que el Presidente anunció la continuidad del Proyecto. Mientras tanto, el plantón continuó en las orillas del Río Cuautla y diversas comunidades acudieron a la justicia en busca de amparos que protegieran sus demandas. Ayer, a base de la fuerza, el gobierno ordenó que las fuerzas de seguridad levantaran el campamento y que en el madrugada misma empezaran las obras. 

En una coyuntura económica y social crítica, producto de la Pandemia y de los ya más de 100 mil fallecidos por Covid en el país, el gobierno de López Obrador ha decidido avanzar a toda marcha para garantizar los megaproyectos que años atrás había prometido frenar. El PIM y el proyecto inmobiliario y turístico conocido como “Tren Maya” dan cuenta de esta arremetida contra los territorios indígenas y la voluntad popular, a favor de las transnacionales y el capital extranjero. 

Los amparos de los pueblos que buscan frenar el avance de la Termoeléctrica está vigente, y los días que siguen serán decisivos para saber si finalmente en el Jerusalem mexicano se llevará a cabo el despojo definitivo de los pueblos zapatistas.

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