Puerto Rico. Elecciones 2020: ¿punto de inflexión?

Por Carlos Pabón Ortega*, Resumen Latinoamericano, 21 de noviembre de 2020.

Las elecciones del pasado 3 de noviembre en Puerto Rico generaron expectativas de cambio político. Muchas personas esperanzadas por el Verano de 2019, aguardaban una derrota contundente del bipartidismo. ¿Qué ocurrió en las elecciones? ¿Se produjo la derrota del bipartidismo? ¿Constituyen estas elecciones un punto de inflexión en la política puertorriqueña? Comparto estas notas preliminares, pues como sabemos, todavía debido a irregularidades, el conteo no ha finalizado y no hay certificación oficial del resultado de la contienda electoral.[1]

Debilitamiento del bipartidismo

Lo primero que debe destacarse es que el bipartidismo no fue derrotado, pero sí fue socavado. Si bien Pedro Pierluisi, el candidato a gobernador del Partido Nuevo Progresista (PNP), ganó las elecciones y Charlie Delgado, el candidato del Partido Popular Democrático (PPD) llegó segundo, el resultado electoral claramente demuestra que se continuó la tendencia de debilitar el bipartidismo que viene ocurriendo desde 2012. En las elecciones recientes la tendencia fue aún más manifiesta. En las elecciones de 2012 el PNP sacó 47.1%, en las de 2016 obtuvo 41.8%, y esta vez en 2020, Pierluisi ganó con apenas 32% de los votos. Por su parte, en 2012, el PPD logró el 47.7%, cuatro años después ese por ciento bajó a 38.8% y en estas elecciones recibió el apoyo de apenas el 31% de los electores.[2] Ambos partidos sacaron por cientos históricamente bajos de votos. Lo cual demuestra que el régimen del binomio PNP-PPD, si bien no ha muerto, está moribundo.

Más aún, la emergencia de Proyecto Dignidad, un partido de la derecha religiosa, que en su primera campaña electoral obtuvo 6.9%[3] de los votos, amenaza con debilitar seriamente el apoyo de los sectores religiosos que tradicionalmente han apoyado al PNP y que ahora pueden haber encontrado su partido. La emergencia de este partido de los sectores religiosos conservadores es uno los resultados más importantes de estas elecciones. La victoria de Pierluisi y el PNP, por tanto, es pírrica. El futuro del PPD, por su parte,  parece ser el de un cadáver viviente que va dando tumbos sin saber para dónde ni por qué, sin proyecto y sin ideas.

En fin, la erosión del apoyo a estos partidos que han sido mayoritarios quedó en evidencia de manera clara. Se puede argumentar que estamos en el principio del fin del bipartidismo. A pesar de esto, no debemos crear falsas expectativas sobre la muerte del bipartidismo. Todavía el PNP-PPD tienen el apoyo del 63% del electorado. Ambos partidos (pero más el PNP) tienen una base electoral que no va a abandonar esa lealtad partidista tanto por razones pragmáticas (instrumentales), por tradición, y por coincidencias ideológicas. Se trata después de todo de bases electorales cada vez más conservadoras y que le temen al cambio, a la incertidumbre de lo novedoso. A esto hay que añadir todas las ventajas que la actual ley electoral le ofrece a la reproducción del bipartidismo. Será muy difícil, por no decir imposible, desalojar el régimen bipartidista sin una reforma electoral democrática que incluya como mínimo un sistema de dos vueltas (que asegure un gobierno electo por mayoría), y alianzas entre partidos o candidaturas.

Aún así, el debilitamiento del PNP-PPD es doblemente significativo dado que el paradigma subyacente del bipartidismo, el paradigma del estatus, ha sido una formulación que se traga cualquier otra discusión política sobre la crisis y las alternativas democráticas al neoliberalismo. Pero esto tal vez esté cambiando.

Emergencia de una nueva fuerza política 

Dentro de esta tendencia al cambio es importante resaltar los logros obtenidos por el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), que se afianzó como la tercera fuerza política del país. Se fundó en marzo de 2019 y lo logró en solo poco más de un año. El MVC emerge en la contienda electoral como una fuerza política que tiene la posibilidad de contribuir a mover el escenario político del país hacia una dirección progresista. Este movimiento se coloca firmemente en el tablero político como una opción que convoca a una política democrática ciudadana fuera del paradigma del estatus, en contra del neoliberalismo, y en favor de políticas que propendan al bienestar común y que amplíen y profundicen la democracia. Dado los resultados electorales, podemos esperar que su efecto político a favor del cambio democrático ciudadano apenas comience.

En su primera participación electoral, el MVC logró mediante una estrategia osada elegir 4 candidatos/as a la legislatura estatal: 2 al Senado por acumulación (Ana Irma Rivera Lassén y Rafael Bernabe), 2 legisladores a la Cámara de Representantes (Mariana Nogales Molinelli y José Bernardo Márquez), y está aún en contienda la candidatura de Eva Prados como representante a la Cámara por el distrito 3 de San Juan. Esto convierte a los/as legisladores/as del MVC en una importante delegación que tendrá junto a otros/as legisladores la posibilidad de negociar en unos cuerpos legislativos en donde el “bipartidismo” está de capa caída. El dominio absoluto del PNP o el PPD en la legislatura estatal está en jaque. Y, más aún, como plantea Alexandra Lúgaro, la candidata a la gobernación del MVC, sobre el escenario postelectoral estos/as legisladores van a servir de freno en contra de las políticas neoliberales de la Junta de Control Fiscal y sus aliados del PNP-PPD.[4] De ahí que la delegación del MVC ya tiene preparada su agenda progresista de trabajo que presentará tan pronto comience la sesión legislativa.[5]

Otro logro importante del MVC, fue la campaña de Manuel Natal a la alcaldía de San Juan. Al momento de escribir, Natal se encuentra disputando el voto en una elección muy cerrada con Miguel Romero, el candidato del PNP. Según la Comisión Estatal de Elecciones, con el 98.83% de los colegios electorales escrutados, Natal tenía 41,978 votos y Romero 43,874.[6] En un giro postelectoral inesperado, Natal ha movilizado a decenas de ciudadanos a salir a defender el voto por el cambio convirtiendo su candidatura en efecto en la de un movimiento ciudadano. El triunfo de Natal sería un golpe duro al bipartidismo del PNP-PPD al elegir como alcalde de la capital del país a un candidato de un partido emergente y derrotar a los/as candidatos/as de estas fuerzas políticas tradicionales. Si Natal ganara la alcaldía el MVC podría desde la capital construir un modelo de gobernanza para el país. Vale indicar, que el MVC pudo elegir 27 asambleístas municipales en distintas localidades de Puerto Rico, incluyendo a San Juan y otros pueblos.

Por su parte, la campaña de Lúgaro a la gobernación no cumplió con las expectativas que generó su candidatura entre sus seguidores. Muchos de los que la apoyaron se sintieron defraudados porque la candidata del MVC no ganó la gobernación (algo que siempre fue improbable) o porque no obtuvo el crecimiento electoral esperado, aunque sacó un 14.5% de los votos (en contraste con el 11.3% que sacó en las elecciones pasadas cuando fue una candidata independiente a la gobernación).[7] Las razones que pueden explicar este resultado exceden el espacio del que dispongo para este artículo. Digamos, por el momento, que Lúgaro (más allá de las limitaciones organizativas y financieras de su campaña o de los errores cometidos) recibió múltiples ataques, donde se destacó el machismo y el sexismo, de todos lados –todos los partidos opositores, los medios, los sectores religiosos conservadores, etc. Esto marca un contraste notable con Juan Dalmau, el candidato a la gobernación del PIP, quien pasó la campaña sin prácticamente ningún ataque de sus adversarios. Aparentemente, el PNP y el PPD (además de los medios principales y demás sectores conservadores) vieron la candidatura de Lúgaro, y no la Dalmau, como la que era una potencial amenaza al statu quo.

Otro factor que contribuyó a que la candidatura de Lúgaro no alcanzara las expectativas que generó fue que el MVC no estableció con suficiente claridad sus diferencias políticas con el PIP, en aras de “no fomentar discordia” entre formaciones políticas minoritarias que se oponían a los dos partidos de mayoría. Así lo expresó Lúgaro en su página oficial en Facebook: “La vieja política siempre ha apostado a dividirnos para vencernos. No caigamos en su trampa atacando a aquellos con quienes tenemos más coincidencias que diferencias. Los enemigos no son Dalmau ni Eliezer; sino el bipartidismo, la corrupción, el conformismo y la indiferencia”.[8]

Es cierto que había (y hay) importantes coincidencias con Dalmau (y con el candidato independiente Eliezer Molina) y que estos candidatos no eran (ni son) los enemigos del MVC. Pero también es cierto que el MVC tiene importantes diferencias con el PIP, que Dalmau competía contra Lúgaro, y que el PIP atacó directa e indirectamente a esta candidata. Por ejemplo, se atacó “la trayectoria” de Lúgaro, sus posturas asumidas en las elecciones del 2016, y se tildó (al menos por los seguidores del PIP en las redes sociales) como “mogolla ideológica” al MVC por su posición sobre el estatus y el proceso de descolonización.

Como es sabido, el MVC defiende un proceso democrático de descolonización mediante una Asamblea Constitucional de Estatus. Este movimiento se compromete a impulsar el estatus político (anexión, independencia, o libre asociación) que sea favorecido democráticamente por la ciudadanía. De ahí que la colectividad no apoye abiertamente ninguna opción de estatus en particular. Lo que sí apoya es el proceso democrático de autodeterminación. El MVC, por tanto, no participa de la lógica del paradigma del estatus imperante en la cultura política puertorriqueña. En días recientes, ante la desafiliación de la Dra. Zayira Jordán Conde, quien es estadista y fuera la candidata a Comisionada Residente del MVC en las elecciones, Ana Irma Rivera Lassén, presidenta de este movimiento, reiteró la posición de la agrupación sobre el estatus:

Nos reiteramos en el respeto que desde su formación nuestra organización ha tenido por las personas que creen en las tres opciones que figuran en nuestro programa de gobierno como fórmulas descolonizadoras, la estadidad, la independencia y la libre asociación. Los y las integrantes de MVC responden, se identifican y se unen desde esa diversidad.[9]

Esta perspectiva es lo que posibilita que este movimiento se centre en cuestiones sociales, económicas, de género, y ambientales fuera de la jaula discursiva del estatus. La posición del MVC sobre el estatus constituye una demarcación fundamental, no sólo de este movimiento con el PNP-PPD, sino también con el PIP. Por eso no debe sorprender que los primeros ataquen al MVC por ser “realmente” una agrupación independentista, mientras que el segundo lo critica por no ser independentista y por reconocer la estadidad como una opción de descolonización. Todavía más, esta diferencia –la cuestión del estatus–, es el obstáculo principal (aparte de la ley electoral y la falta de receptividad histórica del PIP) para la “unidad” o “alianza” entre ambos partidos que tantos añoran. Y es que el asunto del estatus distingue la definición misma de ambas formaciones políticas.

En cualquier caso, el MVC debió marcar sus diferencias políticas con el PIP pues no daba igual un voto por Lúgaro que uno por Dalmau. El voto por la candidata del MVC tenía el objetivo de debilitar el ya maltrecho bipartidismo desde un paradigma político alterno. Mientras que el voto por el PIP reiteraba el paradigma político tradicional del estatus, pero en un versión aparentemente “renovada”.[10] Aunque el PIP es un aliado del MVC en asuntos específicos importantes (la derogación de la reforma laboral neoliberal, la defensa de pensiones dignas, combatir la violencia machista, defensa de la salud, la educación pública, y el ambiente, etc.) sus objetivos y su visión estratégica, tal y como ese partido las define en la actualidad, están encontrados con los del MVC.[11] Por eso era (y es) importante que el MVC estableciera (y establezca en el escenario postelectoral) sus diferencias con el PIP (al tiempo que actúe en concertación en los asuntos en que tienen afinidades) y no cediera (ni ceda) a la presión de que eso es hacerle “el juego al enemigo”.

En política es crucial demarcar las diferencias para crear un espacio político propio, y simultáneamente afirmar las coincidencias para ver dónde se puedan dar convergencias. Ese es el arte de la política. Asumir que eso era entrar en “una pelea chiquita” con el PIP fue un error que contribuyó a desdibujar lo que estaba en juego en las elecciones y esto desfavoreció a la candidata a la gobernación del MVC. Como afirmé antes de las elecciones, no era suficiente decir “ni rojos, ni azules”. Había que precisar cómo se iba a derrotar el régimen bipartidista y el paradigma del estatus que subyace a este régimen. Para ello, el MVC tenía que haber planteado que el PIP es un partido tradicional (fundado en 1946) basado en la política tradicional del estatus. Y que este partido, aun cuando no ha participado de la alternación de gobierno y, por tanto, no es estrictamente parte del bipartidismo, sí es parte integral del sistema de partidos fundamentados en el paradigma del estatus. En tal sentido, este partido ha sido un sostén directo o indirecto del bipartidismo. De modo que el PIP, tal y como se ha definido hasta ahora, no podía (ni puede) ser una alternativa real al bipartidismo.[12] Pero el MVC, por las razones antes expuestas, no hizo este planteamiento en la campaña y esto le costó votos a Lúgaro.

A pesar de los resultados de su candidatura, es importante reconocer el rol fundamental de Lúgaro en los logros del MVC y su proyección como una posible alternativa al binomio PNP-PPD. Como ha dicho Manuel Natal, sin la persistencia y el liderato de ella, quien con su candidatura independiente en 2016 creó las condiciones para la emergencia del MVC, nada de lo que este movimiento ha logrado hubiera sido posible. No obstante, debido a lo precipitado del proceso desde que se fundó, el MVC tuvo una débil o nula estructura organizativa en muchos municipios de Puerto Rico. De ahí que postulara solo 132 candidatos/as a puestos electivos, 66% de las cuales fueron mujeres, y muy pocos candidatos/as a alcaldía. Esto contrasta con el PIP que postuló más de mil candidatos/as y compitió en todas las alcaldías. Los resultados electorales demuestran que, además de la campaña mediática en las redes sociales y las visitas a pueblos, el MVC necesita establecerse en términos organizativos en la mayoría o todos los pueblos del país si quiere consolidarse de cara a las próximas elecciones.

El crecimiento del PIP

Otro aspecto sobresaliente de las elecciones fue el dramático crecimiento electoral del PIP mediante la candidatura de Juan Dalmau a la gobernación. Dalmau, sin dudas,  hizo una campaña eficiente, particularmente en las redes sociales, en la que combinó la divulgación de su programa de gobierno, “Patria Nueva,” con una estrategia basada en los atributos personales del candidato y que instrumentalizó la sexualización de su figura. Su campaña, además, reconoció que para que el PIP pudiera crecer tenía que apelar al voto de los sectores mayoritarios del electorado que no son independentistas. De ahí que el partido no hiciera hincapié en los símbolos del partido ni en el reclamo de la independencia. Pero a la misma vez tenía que consolidar el voto tradicional del independentismo. Esto conllevó una campaña que pareció más la de un candidato independiente que la del candidato independentista. Por último, en ausencia de una clara demarcación política entre el MVC y el PIP, la consigna “Ni rojos, ni azules” facilitó el que muchos electores contrarios al bipartidismo, pero que tenían reservas o les molestaba algo de Lúgaro, pudieran votar por Dalmau (porque les “gustaba más” o porque era “el mejor”) y a la vez optar por los candidatos/as a la legislatura del MVC o por Natal en San Juan.

La campaña de Dalmau multiplicó significativamente los votos del PIP, que por primera vez desde 1968 (y la segunda desde 1956) obtuvo votos en los doble dígitos con 13.7% de los votos.[13] Este logro cobra mayor importancia dado que en las últimas décadas el partido había visto menguar su apoyo electoral y había perdido una y otra vez su franquicia electoral. Vale resaltar que siguiendo su tradición de postular una sola candidatura al Senado por acumulación y una a la Cámara por acumulación (en contraste con el MVC que postuló 2 y 2), el PIP eligió nuevamente a María de Lourdes Santiago al Senado (fue la candidata al senado que más votos obtuvo) y a Dennis Márquez a la Cámara de Representantes. Esta táctica tradicional del PIP de postular 1 y 1, asegura la elección de sus candidaturas por acumulación (pues no compiten con otros candidatos/as del partido), pero no logra expandir la influencia ni el impacto, ni el poder  del PIP en los cuerpos legislativos. En este cuatrienio, este partido tendrá que aliarse con el MVC y con el senador independiente Vargas Vidot si quiere ser un factor de cambio en la legislatura. Debe también notarse que el PIP no logró elegir ninguno de los candidato/a al Senado ni a la Cámara por distrito, y esto incluye las candidaturas de jóvenes que representan el “proceso de renovación” de este partido. Tampoco ganó, ni estuvo cerca de ganar ninguna alcaldía.

Ante el resultado de las elecciones, el liderato del PIP proclamó un triunfo histórico. Rubén Berríos Martínez, quien todavía es presidente del PIP y es el mentor de Juan Dalmau, expresó la noche del evento electoral que: “El gran ganador en la noche de hoy es Juan Dalmau y el Partido Independentista Puertorriqueño. Esa es la noticia”. El triunfo del PIP, para Berríos Martínez, “abre de par en par las puertas de la redención de esta patria […].[14] Dalmau, por su parte, sentenció que “el bipartidismo rojo y azul quedó derrotado”. Sobre su campaña afirmó: “Hemos hecho historia. Hoy el PIP se levanta como la nueva fuerza política en Puerto Rico”. Aunque Dalmau reconoció que: “No […] todas las personas que votaron por mí son independentistas”.[15] (Es más preciso decir que: la mayoría de los que votaron por Dalmau no son independentistas.) El triunfalismo perenne del partido puede llevarlos a creer que el crecimiento del voto por Dalmau en estas elecciones es un crecimiento del independentismo. Algo de eso se percibe al proclamar que el PIP es “la nueva fuerza política del país”. Todavía más, algunos seguidores de nuevo cuño del PIP han propuesto interpretaciones triunfalistas tan exageradas y faltas de rigor intelectual que rayan en la demagogia y dejan el triunfalismo oficial del partido chiquito. Un ejemplo de esto es el siguiente fragmento de un “análisis” que llega a conclusiones que ni siguiera Dalmau ha planteado. De hecho, las declaraciones del candidato del PIP son recatadas al lado de este tipo wishful thinking:

 No hay que olvidar que el evento más significativo en estas elecciones lo ha sido el avance exponencial del independentismo progresista. […] No es de extrañar que el independentismo progresista haya sido la única fuerza social y política que experimentó un real aumento tras las últimas elecciones […].[16] (énfasis añadido)

Este tipo de expresión participa de la lógica discursiva del trumpismo cuando Trump afirma que ganó las elecciones contra Biden. En este universo discurso basta declarar que algo es cierto o falso para que lo sea.

En cualquier caso, y desde una perspectiva con un mínimo de rigor, habrá que ver si el voto a favor de Dalmau se consolida como un voto orgánico por el programa del PIP y por la independencia, que sigue siendo el objetivo y la razón de ser de este partido, o si por el contario, este aumento en votos es solo un fenómeno pasajero vinculado fundamentalmente a la figura de su candidato. La pregunta es si el crecimiento en votos para Dalmau es equivalente al crecimiento del PIP. Ciertos datos sugieren algunas pistas. El candidato a Comisionado Residente del PIP, Luis Roberto Piñero, llegó último entre los/as candidatos/as al puesto. Piñero obtuvo 6.4% contra el 7.8% de Ada Nora Henríquez del Partido Dignidad, y el 12.9% de Zayira Jordán Conde del MVC.[17] En la disputa por la alcaldía de San Juan, Adrián González, el candidato del PIP, sacó 3.29% (llegó cuarto de cinco candidatos/as), resultado que contrasta marcadamente con el 34.54% de Natal.[18] (Dicho sea de paso, los 4,003 votos de González, o una fracción de ellos, podrían ser la diferencia para el triunfo de Natal.) En las demás alcaldías, no hubo crecimiento a la par con el por ciento obtenido por Dalmau, con la excepción de Mayagüez y Caguas, a pesar de que en la inmensa mayoría de estas contiendas ni el MVC ni el Partido Dignidad tuvieron candidatos.[19] Así que está por verse si el voto por Dalmau echa raíces y se traduce en un crecimiento sostenido del PIP o no.

De hecho, aunque en un contexto histórico diferente, hay un precedente significativo para el PIP. En las elecciones de 1952 el PIP cosechó el voto de protesta y obtuvo el 19% de los votos (el mayor por ciento en su historia), convirtiéndose momentáneamente en el segundo partido del país (con 10 representantes y 5 senadores).  En 1956, el por ciento del PIP bajó a 12.4% de los votos y pasó a ser la tercera fuerza política (con 6 representantes y 3 senadores). Y para las elecciones de 1960, su apoyo se redujo estrepitosamente a 3.1% (con 0 representantes y 0 senadores) llegando en último lugar detrás del Partido Estadista Republicano y el Partido de Acción Cristiana. Esta debacle fue seguida por un ciclo de 2 elecciones donde el PIP obtuvo cerca del 3% hasta que el partido comenzó un proceso de renovación vinculado a la “nueva lucha por la independencia” a principios de la década del setenta.[20] No pretendo en este texto explicar las razones que puedan revelar esa debacle electoral del PIP después de las elecciones de 1952. Lo que indico es que el éxito electoral del PIP en aquel momento no se pudo sostener y el partido decayó rápidamente hasta entrar en crisis.

Algunos apuntan a una renovación del PIP como evidencia de que su crecimiento es orgánico y será sostenido. Es cierto que este partido postuló un grupo de jóvenes a distintas candidaturas de distrito y municipales y que estos jóvenes podrían contribuir a renovar el PIP. Pero si el PIP quiere ser “una nueva fuerza política” tendría que comenzar por democratizar el partido y darles paso a sectores jóvenes y diversos que no hayan sido ungidos por la formación histórica del liderato, y que puedan romper con el discurso independentista tradicional. No basta con hacer ese discurso más “lite”. Pero esta transformación es altamente improbable, y sería contra natura, no solo para el liderato actual del partido que preside Berríos Martínez, sino también para la base tradicional de este partido. Ojalá me equivoque. Ya el tiempo dirá.

Consideraciones finales

A mi modo de ver, uno de los resultados más importantes de las elecciones es la emergencia del MVC como tercera fuerza política del país. Los logros electorales de este movimiento no son insignificantes. Por el contrario, son muy importantes pues abren paso a la posibilidad de cambios políticos significativos en Puerto Rico si:

  1. El MVC logra consolidar un liderato colectivo diverso y deja de ser percibido como el partido de Lúgaro o los lugaristas. Evitar la deriva personalista es crucial para articular una “nueva política”.
  2. Este movimiento no se deja presionar y se mantiene firme en su posición transversal sobre la cuestión del estatus.
  3. Sus legisladores, en concertación con los/as del PIP y algún otro/a aliado/a, hacen la labor que les corresponde y la combinan con una participación efectiva en las luchas sociales que indudablemente se darán en este cuatrienio.
  4. Natal puede ganar la alcaldía y convertir a San Juan en un modelo para el país, o en el caso de que gane el PNP, el candidato del MVC pueda encabezar un movimiento ciudadano democrático amplio de clara oposición en la capital.
  5. Se logran concertar alianzas con otras corrientes progresistas en torno a los problemas más urgentes del país.
  6. El MVC logra, mediante un trabajo paciente, organizarse en todos o la mayoría de los municipios.

De darse estas condiciones, pienso que estas elecciones podrían ser (en retrospectiva) un punto de inflexión en el proceso de derrotar el bipartidismo y a favor de una política en común. Pero todavía es muy temprano para hacer esa afirmación.  Este proceso no será fácil y no está garantizado. Aun así podemos, reconociendo las dificultades, apostar a ello.

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[1] Tercer artículo publicado en 80grados sobre el proceso electoral de 2020. Los primeros dos son: “Lo que está en juego: elecciones 2020 y la posibilidad del cambio”, 80grados, 9 de octubre de 2020; y “Neoliberalismo, el estatus, y la política en común”, 80grados, 31 de octubre de 2020.

[2]  https://ww2.ceepur.org/Home/EventosElectorales

[3] https://ww2.ceepur.org/Home/EventosElectorales

[4] David Cordero Mercado, “Alexandra Lúgaro celebra “un pueblo que ya reconoce el poder que tiene”, El Nuevo Día, 6 de noviembre, de 2020. (Consultado el 8 de noviembre de 2020.)

[5] David Cordero Mercado, “Legisladores electos de Victoria Ciudadana señalan la auditoría de la deuda y enfrentar a la Junta entre sus prioridades”, El Nuevo Día,  4 de noviembre de 2020. (Consultado el 8 de noviembre de 2020.)

[6] https://ww2.ceepur.org/Home/EventosElectorales

[7] https://ww2.ceepur.org/Home/EventosElectorales

[8] https://www.facebook.com/alugaro

[9] https://www.facebook.com/VictoriaPorPR. Ver también, las declaraciones del MVC a raíz de la renuncia de Zayira Jordán a este partido. Radio Isla, 11 de noviembre de 2020. (Consultado el 13 de noviembre de 2020.)

[10] Carlos Pabón Ortega, “Lo que está en juego: elecciones 2020 y la posibilidad del cambio”, 80grados, 9 de octubre de 2020. (Consultado el 8 de noviembre de 2020.)

[11] Carlos Pabón Ortega, “Disyuntivas progresistas en Puerto Rico”, Nueva Sociedad, octubre 2020. (Consultado el 8 de noviembre de 2020.)

[12] Carlos Pabón Ortega, “Lo que está en juego”…

[13] https://ww2.ceepur.org/Home/EventosElectorales

[14] Yamaira Muñiz Pérez, “Juan Dalmau es el gran triunfador esta noche”, El Vocero, 3 de noviembre de 2020. (Consultado el 8 de noviembre de 2020.)

[15] Yamaira Muñiz Pérez,“Crece en votos el PIP”, El Vocero, 4 de noviembre de 2020. (Consultado el 8 de noviembre de 2020.)

[16] César Pérez Lizasúain, “Sobre políticas y alianzas”, 80grados, 13 de noviembre de 2020. (Consultado el 16 de noviembre de 2020.)

[17]https://elecciones2020.ceepur.org/Noche_del_Evento_92/index.html#es/default/COMISIONADO_RESIDENTE_Resumen.xml

[18]https://elecciones2020.ceepur.org/Noche_del_Evento_92/index.html#es/map/ALCALDES_Mapa_Municipios.xml/detail/ALCALDES_San_Juan.xml

[19]https://elecciones2020.ceepur.org/Noche_del_Evento_92/index.html#es/map/ALCALDES_Mapa_Municipios.xml/detail/ALCALDES.

[20] Datos estadísticos obtenidos en https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Puerto_Rico

*Fuente: 80grados

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