Chile. La Dictadura de Piñera y los Estados de Excepción

Por Cristian Martinez Arriagada, Resumen Latinoamericano, 29 de septiembre de 2020.

Días después de las Fiestas Patrias, el gobierno lanzó un comunicado señalando que se “volvía al horario normal del toque de queda”, como si vivir bajo toque de queda fuera la normalidad. Esa es una demostración de que, bajo la excusa del control sanitario por el Covid, el gobierno de Piñera ha utilizado los Estados de Excepción de la Constitución para tener al país en una constante tutela militar. Hemos visto cómo se ha utilizado el despliegue de las fuerzas de Carabineros y FFAA para reprimir a los opositores politicos y para proteger a los camioneros o a los simpatizantes del Rechazo. Este gobierno nos ha retrotraído a los peores momentos de la historia reciente, y aunque algunos dicen que es una exageración, pues nada se compara con la dictadura de Pinochet, debemos recordar que las dictaduras no siempre surgen por Golpes de Estado, y muchas veces una democracia pueda devenir en autocracia, y la administación de Piñera, se puede definer en esos términos, como un régimen donde una sola persona gobierna sin ninguna limitación y con la facultad de promulgar leyes a su voluntad.

La forma más clásica de Autocracia fue la Dictadura durante la República Romana. En momentos de emergencia o amenaza externa, el Senado le otorgaba plenos poderes a un cónsul durante un periodo de 6 meses para atender los asuntos del gobierno con total discrecionalidad. Esta tradición se incorporaría posteriormente, en las constituciones de las democracias modernas como una herramienta para enfrentar las amenazas internas o externas, pero quedando sumamente acotadas para situaciones particulares. Solo en dichas situaciones se permite el accionar de las FFAA.

Nuestra actual Constitución dispone de varias categorías de Estados de Excepción, que permiten la intervención de las FFAA para enfrentar situaciones anómalas que puedan afectar el normal desenvolvimiento de las instituciones del Estado:

-El Estado de Asamblea: en caso de guerra exterior.

-El Estado de Sitio: en caso de guerra interna o grave conmoción interior (por un plazo de quince días, prorrogable por solicitud del Presidente).

-El Estado de Catástrofe: en caso de calamidad pública (como puede ser el Covid). Transcurridos 180 días, el Congreso podría dejarlo sin efecto.

-El Estado de Emergencia: en caso de grave alteración del orden público (no puede extenderse por más de 15 días)

Los sistemas presidencialistas de América Latina tienden a abusar de las atribuciones que les otorgan los Estados de Excepción Constitucional, y el hiperpresidencialismo suele terminar por utilizar políticamente a las FFAA a su favor. A su vez, esto permite presionar el debate legislativo con una agenda más represiva, como han sido las leyes de Inteligencia, de Migración y de Protección a la Infraestructura Crítica impulsadas por el gobierno. Por eso es necesario fortalecer el control del Congreso y moderar las atribuciones presidenciales. Este debería ser un tema fundamental a discutir en la futura Convención Constitucional.

El politólogo Juan Linz ha señalado que la Democracia no se destruye de un día para otro, sino que ocurre lentamente, cuando se va cercenando el prestigio de las instituciones, apelando, por ejemplo, a un enemigo interno (implacable y poderoso), es lo que él denomina “el deterioro de la autenticidad”. Nadie puede negar que eso es, precisamente, lo que ha hecho Piñera, abusar de los Estados de Excepción para mantenerse en el poder. Desde octubre del 2019 su gobierno solo se sustenta por el apoyo de las FFAA y Carabineros, a los que usa como un brazo armado para atacar a la población civil. La pregunta del millón es ¿Qué hace la pusilánime oposición politica, que posee mayoría en el Congreso, para poner freno a esta situación? Como diría Bersuit Bergarabat: “¿Si esto no es una Dictadura, qué es, qué es?”

Fuente: Prensa OPAL

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