Emiratos (E.A.U) y Bahrein firman en EE.UU. polémicos pactos con “Israel”

Resumen Medio Oriente / 16 de septiembre de 2020 – Bahrein y Emiratos Árabes Unidos (EAU) firman acuerdos de normalización de relaciones con (Israel) en la Casa Blanca, pese al amplio rechazo del pueblo palestino.

Frente a cientos de personas invitadas a la Casa Blanca, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, fueron rubricados los acuerdos de normalización de relaciones con los cancilleres de los EAU y Bahrein, Abdolá bin Zayed bin Sultan Al Nahyan y Abdulatif Al Zayani, respectivamente.

Con la firma de estos acuerdos, denunciados por los palestinos y muchos otros países de la región, los EAU y Bahrein, dos monarquías del Golfo, se convierten en el tercer y cuatro Estados árabes en normalizar vínculos desde que el régimen israelí estableciera relaciones con Egipto en 1979 y con Jordania en 1994.

Al reunirse con Netanyahu antes de la firma de los referidos pactos en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que “al menos cinco o seis países” estaban avanzando “para forjar sus propios acuerdos con (Israel)”.

Los palestinos, sin embargo, han condenado los acuerdos en marchas de protesta en diferentes ciudades de Cisjordania, entre ellas Naplusa, Yenin y Hebrón, donde han gritado consignas contra los “traidores” al pueblo palestino y su causa, es decir, los EAU y Bahrein.

Los organizadores de las protestas han indicado que la normalización de lazos con (Israel) contradice la Iniciativa de Paz Árabe que condiciona el establecimiento de lazos con el régimen sionista a la retirada de este último de los territorios ocupados en 1967 (la Franja de Gaza y Cisjordania) y la formación de un Estado palestino soberano con la ciudad de Al-Quds (Jerusalén) como capital.

El paso dado por estas dos monarquías árabes incluso ha suscitado la ira y el repudio de sus propios pueblos.

Estos acuerdos han recibido, además, una condena uniforme de parte de todas las facciones palestinas, que los consideran una “puñalada por la espalda” para los palestinos y una clara “traición” a su causa.