Argentina. Cuando a ellxs le aumentan cobramos nosotrxs

Por Jorge Falcone, Resumen Latinoamericano, 08 de septiembre de 2020.

“Piden pan, no les dan.Piden queso y les dan hueso.Y les cortan el pescuezo”.
Estrofa de “Los maderos de San Juan”,canción popular española anónima.

Como es de dominio público, una de las consecuencias del profundo cuadro recesivo generado por la cuarentena viene siendo la ocupación de tierras mayoritariamente fiscales que tiene lugar a lo largo y ancho de la geografía nacional. Es más, parecería que se trata del tema que acapara el prime time de los medios de comunicación masiva. En efecto, de un tiempo a esta parte, no hay canal o radio que no entreviste – como acostumbra a suceder – en mayor medida a sus detractores que a sus apologistas.
En tanto, el arco de organizaciones sociales no oficialistas ha venido enarbolando consignas como “Ilegal es no tener donde vivir ¡Tierra para producir! ¡Viviendas dignas!”.
Y es así porque en el conurbano profundo y otras latitudes “abandonadas por la mano de Dios” el hambre y el frío no dan respiro.
La lucha popular tampoco: El último día de agosto tuvo lugar una importante  jornada de protesta en Esteban Echeverría contra el hambre y la desocupación; tres días después se realizó otra de carácter nacional convocada bajo el lema “Por una cuarentena sin hambre: ¡Aumento de la mercadería para los comedores! ¡Aumento salarial ya!”; pocos días más tarde el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas apoyó la ocupación del porteño Café – Pizzería “Piazza” por parte de sus trabajadorxs, que llevan demasiado tiempo sin ver un peso… y la lista de conflictos en curso por causas similares se tornaría interminable, pero basta con unos pocos ejemplos para poner de manifiesto un creciente malestar en la bases de nuestra sociedad.
Hasta el momento, ninguno de esos reclamos ha obtenido una respuesta satisfactoria por parte de las autoridades, que asumieron prometiendo dar vuelta la funesta página del cuatrienio macrista, y ahora se escudan en la pandemia para explicar las trabas que enfrenta su gestión, como si cualquiera que se interese por la cosa pública ignorara que el destino se modela trazando una adecuada dirección de avance (bien distinta, por ejemplo, a prometer el pago de la deuda sin auditoría alguna y patear sus vencimientos a los gobiernos venideros)
Sin embargo, aunque los datos oficiales muestren que el delito no creció más que el año pasado, dicha preocupación se instaló en las encuestas y en las gestiones municipales del conurbano. En consecuencia, atendiendo a la inquietud de lxs dueñxs del país y de un medio pelo llevado hasta la paranoia por el periodismo amarillista, el gobierno nacional junto con las autoridades bonaerenses anunciaron el lanzamiento del Plan Centinela 2. En primera instancia se informó que se trataría de 12.000 millones de pesos que Nación destinará directamente a los municipios para la compra de 2.000 flamantes móviles policiales, la formación y reclutamiento de 10.000 nuevos efectivos, la refacción de 100 comisarías que se hallan en estado calamitoso, y la construcción de 6 nuevas cárceles. Como se podrá apreciar, aunque no se edifiquen barrios económicos, la obra pública no para. Además, se sumarán 4.000 nuevos gendarmes a los que ya recorren los barrios. El plan nació del clamor de los intendentes, que ven peligrar sus enjuagues ante la arremetida de los sin techo, y llega casi a la par de una batería de medidas anunciadas de forma frenética en modo pre-campaña electoral por un oficialismo ya definitivamente embarcado en la post-pandemia.
La reacción de los “ratis” – esa porción de explotadxs reclutada para aplastar los reclamos de su clase – no se hizo esperar. Concientes de que una vez más les tocará ser carne de cañón en las próximas revueltas que genere la hambruna, arremetieron a puro bocinazo en reclamo de aumentos salariales y mejores condiciones sanitarias, rodeando la residencia del Gobernador Kicillof. La mecha se encendió desde las redes sociales. Cortaron calles en ciudades del conurbano, La Plata y el interior de la provincia.
En lugar de condenar dicho levantamiento, con una celeridad de respuesta desconocida por el pobrerío no uniformado – y por lxs uniformadxs con delantales que velan por nuestra salud -, el Jefe de Gabinete bonaerense Carlos Bianco, y el recientemente apuntalado ministro de Seguridad Sergio Berni, brindaron una conferencia de prensa en el Centro de Coordinación estratégica de la Policía de la Provincia de Buenos Aires compadeciéndose de las condiciones laborales de las “fuerzas del orden”.
En esta ocasión, las receptivas autoridades señalaron que la cifra global prevista para solventar el Plan Integral de Seguridad anunciado consistirá en  “inversiones por 40.000 millones de pesos”. Quien suponga que dicho monto será destinado a combatir robos y hurtos para que el ciudadano de buena conciencia circule en paz por las calles del país a cualquier hora del día, siéntase relevadx de intentar interpretar la realidad: La política no es lo suyo.
Al decir del dramaturgo judeo-alemán Bertolt Brecht, “corren malos tiempos para la lírica”.
El panorama descripto habilita a preguntarse si los mentores del “Estado en disputa”, que cambiaron la lucha callejera por los despachos oficiales, no pagarán un precio demasiado alto cuando adviertan que esto es más de lo mismo y decidan volver al redil de una revuelta que – estridente o asordinada – no se detiene.
Ya que ningún historiador o historiadora que se precie de tal podrá afirmar que el garrote consiguió alguna vez doblegar la voluntad popular de acceder a una vida que merezca ser vivida.-

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