Colombia. Las masacres que nunca fueron

Por Gearóid Ó Loingsigh. Resumen Latinoamericano, 29 de agosto de 2020.

El narco-régimen trata de suavizar el asunto cambiando los términos, afirmando que ya no hay masacres sino asesinatos colectivos.

Colombia vive una racha de violencia en este momento. Cada amanecer trae su nueva noticia de asesinatos de dirigentes y campesinos y también trae su noticia de otra masacre. El país mira estupefacto a las masacres y los burdos intentos del gobierno de suavizar el asunto cambiando los términos, afirmando que ya no hay masacres sino asesinatos colectivos.

Es una falsedad vil e insultante, pero no tan insultante como las palabras del senador Iván Cepeda quien a través de su cuenta de twitter dijo que “El presidente Duque recibió un país sin masacres y luego de dos años de incumplir el Acuerdo de Paz, ya se han registrado 30, no es solo ineptitud, sino negligencia dolosa.”

El mismo gobierno de Duque respondió con las cifras, y duele reconocer que el bobo del Palacio de Nariño tiene algo de razón. En el gobierno de Santos (2010-2018) hubo 189 masacres con un saldo mortal de 877 muertos (entendiendo como masacre el asesinato de 4 o más personas en el mismo hecho, lugar o tiempo). Muertos que no existen según Cepeda.

La defensa del gobierno es acertado en cuanto a las cifras totales pero ignora la intensidad de las masacres en este mes de agosto y no es aceptable decir que no vamos tan mal como en el gobierno de Santos. Las masacres en el gobierno de Santos no justifican ni explican las del gobierno de Duque, como tampoco la defensa ofrecida cuando Santos era el ministro de Defensa de Uribe: que los falsos positivos siempre han existido.

Lo que tenemos es un asesino señalando que hay otro más sanguinario. Pero la pregunta que debemos hacernos no es si Santos es más asesino que Duque, todo es una cuestión de grados, y quien mata más no es el asunto, sino el porque y la naturaleza del régimen colombiano. Pero una pregunta que hay que hacer es por que el futuro candidato presidencial el hoy senador Iván Cepeda miente.

Y hay que decir es una mentira, no es una equivocación. Iván Cepeda ha demostrado a lo largo de su carrera como congresista y su trayectoria como defensor de derechos humanos que no es ignorante, no es bobo, es un político bien capaz que conoce a este país como pocos políticos. No olvidó las masacres, no es que no se diera cuenta, decide mentir. Hay cierta clase de político y también dizque defensor de los derechos humanos que les gusta distorsionar la realidad del conflicto.

Para ellos el conflicto comenzó con Uribe, que Uribe inventó las Convivir, cuando en realidad eran un invento de Cesar Gaviria, y su ministro de Defensa, Rafael Pardo y el tal decreto fue reglamentado e implementado por Samper. Uribe lo aprovechó, por supuesto, pero el crimen de las Convivir tiene más responsables. También para esta gente, el conflicto terminó durante el gobierno de Santos, sobre todo durante el proceso de paz con las FARC. Las estadísticas dicen otra cosa.

Iván Cepeda insulta la memoria de las víctimas de las masacres durante los dos gobiernos de Santos, falsificando la historia del conflicto y negando hechos. Hubo mucha controversia cuando Duque nombró un nuevo director del Centro de Memoria Histórica porque él negaba la existencia de un conflicto armado. Ahora hay que preguntarse por que no nombró a Cepeda, habría tenido el apoyo de la izquierda y habría hecho un trabajo mejor a la hora de falsificar la verdad del conflicto.

Hay una explicación, y es que Iván Cepeda es cómplice de Santos. Intervino como ninguno en el proceso de paz, lo justificó, incluyendo el acuerdo sobre las víctimas. Para él es necesario falsificar la historia sangrienta de los gobiernos de Santos, pues él apoyó a Santos y participó en el lavado de imagen. Ahora necesita negar la realidad y los muertos para justificar ese apoyo. Es un nuevo capítulo del proceso de paz con las FARC que ni podemos nombrar y contar las víctimas de Santos.

No sé cómo sienten las familias de las víctimas cuando Cepeda niega lo que ocurrió con sus familiares. Pregunto a Cepeda, cómo se sentiría si alguien negara el asesinato de su papá, el senador Manuel Cepeda, si alguien dijera que murió en un accidente de tráfico y no cayó bajo las balas del Estado. ¿Cómo sentiría Iván? Gloria eterna para el inmolado senador Manuel Cepeda, ignominia eterna para su hijo, Iván Cepeda.

Fuentes: La Haine // Equipo Pueblos

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