Ecuador. La comunidad kichwa desarrolla un proyecto innovador que conserva el bosque tropical

Por Matthew Wilburn King, Resumen Latinoamericano, 12 de agosto de 2020.

Ante las múltiples amenazas que enfrentan, los kichwa, una comunidad de pequeños agricultores indígenas de la Amazonía, se organizaron en una cooperativa que llamaron Ally Guayusa. La comunidad kichwa, que busca diversificar sus fuentes de ingresos y proteger la Amazonía, ha encontrado en la venta del té orgánico de guayusa, pariente de la yerba mate, una salida para obtener ingresos y conservar sus bosques.

La necesidad de conservar y proteger los bosques del mundo es clara y urgente. Las poblaciones indígenas como la kichwa, de la Amazonía, han reconocido la necesidad de tomar medidas para prevenir los terribles efectos del cambio climático, la deforestación y los impactos en las especies. Con este fin, un grupo perteneciente a la comunidad kichwa ha implementado prácticas de agroforestería innovadoras y sostenibles en la Amazonía ecuatoriana.

Los Kichwa son una población indígena de aproximadamente 55 000 personas que habita la selva ecuatoriana, la cual se extiende desde las estribaciones andinas hasta las tierras bajas amazónicas. Conocen las amenazas a su modo de vida y su territorio, una superficie que abarca más de un millón de hectáreas (2,5 millones de acres), ganada en 1992 tras la protesta de Pastaza para exigir los derechos sobre sus tierras.

Esas amenazas son las mismas que existen en otras partes de la Amazonía: incendios forestales, expansión de la ganadería, construcción de carreteras, tala y quema de bosques para hacer lugar a monocultivos como aceite de palma, invasión de asentamientos humanos, tala ilegal, minería y extracción de petróleo y gas.

Una respuesta pensada desde la comunidad

Frente a esto, un grupo de pequeños agricultores perteneciente a la comunidad kichwa de 24 de Mayo, cerca de la localidad de Loreto, provincia de Orellana, se organizó. Están implementando enfoques innovadores de conservación forestal en las 6000 hectáreas de su comunidad (14 800 acres) mediante la cooperativa indígena Ally Guayusa y asociaciones con otras organizaciones.

«Somos una cooperativa de agricultores responsable ante la comunidad que produce, cosecha, procesa y vende té orgánico de guayusa [Ilex guayusa] para el mercado local e internacional», explicó Leonor Andy, gerente general de Ally Guayusa.

Leonor Andy, gerente general de Ally Guayusa, muestra cómo es el proceso de secado de hojas de guayusa. Imagen de Matthew Wilburn King.

Hace poco, Ally Guayusa se asoció de manera innovadora con la Fundación Aliados y la organización Charity Pot de Lush, una empresa de productos de cosmética, con el fin de proteger los modos de vida de los kichwa y la Amazonía por medio de la diversificación de la fuente de ingresos recibidos por productos forestales, sin descuidar la protección de la tierra de la que dependen los kichwa.

El cultivo de guayusa es central para sus esfuerzos. El té orgánico de guayusa, pariente de la yerba mate, juega un papel importante en la cultura Kichwa, y cada vez más en sus esfuerzos de conservación forestal.

«Ha sido utilizado durante generaciones por las comunidades kichwa», contó Andy. «La forma tradicional es cosechar las hojas directamente del bosque y luego hervirlas para preparar un té. Se consume a la madrugada, antes de que salga el sol, mientras se comparten sueños y se planifica el día».

La guayusa, una especie silvestre de acebo que crece a una altura de entre 200 y 2000 metros, también se planta y cultiva en los sistemas tradicionales de agroforestería de los pequeños agricultores kichwa. Ally Guayusa reúne a 103 de las 250 familias de la comunidad con el fin de convertir su cosecha de guayusa en té en hebras y venderlo en mercados locales y globales.

Territorio kichwa de la comunidad 24 de Mayo, cerca de Loreto, Ecuador. Imagen de Matthew Wilburn King.

«Estas comunidades necesitan contar con efectivo para complementar sus modos de vida tradicionales y para usarlo como red de seguridad en tiempos difíciles», explicó Wain Collen, director ejecutivo de la Fundación Aliados y miembro 2014 de Kinship Conservation. «Podrían obtener dinero en efectivo si talaran sus bosques y plantaran cultivos no nativos [como el aceite de palma], pero eso socavaría la salud del ecosistema, su hogar. En lugar de eso, estamos trabajando con ellos para que mantengan cultivos nativos que generen ganancias sin degradar el bosque, gracias a lo cual se logra conservar la biodiversidad y el hábitat de los animales también».

Tradición y capacidad

Tradicionalmente, los kichwa practican la agroforestería en pequeñas parcelas conocidas como chakras, y los esfuerzos actuales se basan en esa experiencia.

Ally Guayusa tiene 40 hectáreas (99 acres) de bosque tropical donde se cultiva guayusa orgánica certificada. Colabora con la Fundación Aliados para experimentar con nuevos cultivos a fin de integrar con éxito árboles madereros, árboles frutales, canela amazónica y hierba de limón con la planta de guayusa. El objetivo es contribuir a la salud del bosque y, al mismo tiempo, proporcionar fuentes de ingresos, según Collen.

Gracias a una donación de tierra de la comunidad 24 de Mayo, una subvención de la empresa Lush y un préstamo a tasa cero de interés de la Fundación Crisfe, los kichwa ahora tienen la capacidad de producir hasta 1600 kilogramos al mes de té de guayusa, con lo que pueden generar hasta 150 000 dólares al año, según Andy. Collen explicó que el 40 % de eso va a los agricultores familiares como pago por el té que cosechan, mientras el resto se destina a la operación y administración de la cooperativa.

Las hojas de la planta de guayusa se utilizan para preparar té. Imagen de Matthew Wilburn King.

La empresa Lush ha sido una importante fuente de fondos para Ally Guayusa, como parte del esfuerzo de la empresa de financiar comunidades indígenas y la protección del medio ambiente.

«Financiamos la compra de mangas industriales, máquinas empaquetadoras y selladoras y otros elementos necesarios para mejorar el control de calidad», explica Tricia Stevens, directora de donación caritativa de la división de América del Norte de Lush. «También financiamos talleres de formación, certificación orgánica, administración de negocios financieros, gestión de la tierra y conservación».

Integrar los conocimientos tradicionales de los kichwa con enfoques más recientes de conservación orientados al mercado incentiva la gestión agroforestal sostenible en detrimento de prácticas agrícolas más destructivas.

La historia en 1 minuto: Perú: guardias kichwa tras las rutas de la tala. Video: Mongabay Latam. 

Maximizar los recursos

Esta combinación de recursos ha aumentado la capacidad de los kichwa de mantener cultivos como la guayusa, que generan el efectivo tan necesario para su subsistencia y aumentan la capacidad regenerativa de la tierra.

Al conversar con los miembros de la cooperativa, resulta evidente que estos esfuerzos les están dando esperanza. Según un agricultor, Ricardo Huatatoca, la venta de guayusa lo ha ayudado a conseguir medios para mantener a su familia y pagar la educación de sus hijos.

«Si tenemos un poco de todo: café, arroz, chocolate, pollos y guayusa, podemos sobrevivir y no depender de un solo producto», dijo.

Té de guayusa envasado y listo para ser distribuido en mercados locales y globales. Imagen de Matthew Wilburn King.

Otro miembro de la cooperativa, Nelson Grefa, dijo que la guayusa «puede sacarnos de la pobreza y contribuye a darle a nuestros hijos oportunidades de negocio para el futuro». Hay un impacto ambiental positivo, agregó: «La planta produce hojas durante todo el año y no requiere mucho cuidado. No es necesario talar la planta entera, ya que solo se cosechan las hojas. El bosque permanece intacto».

La combinación de enfoques de conservación orientados al mercado y prácticas de agroforestería tradicionales no solo protege la cultura y el modo de vida de los kichwa y el sistema ecológico del que dependen, sino que brinda el beneficio adicional de mitigar el cambio climático, al mantener los bosques intactos para que puedan seguir capturando dióxido de carbono.

Además de los beneficios ambientales y financieros mencionados, el enfoque que tienen los kichwa les permite seguir viviendo y trabajando en sus tierras nativas. Su presencia continua en todo el territorio «proporciona un nivel adicional de protección para las 6000 hectáreas de la comunidad 24 de Mayo, en particular frente al accionar de madereros ilegales, mineros y cazadores furtivos», dijo Collen.

Fuente: Rebelion

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