Bolivia. ¿Qué pasa?

Resumen Latinoamericano, 20 de julio de 2020

¿Cual es la situación del gobierno luego de la movilización el pasado martes en todo el país exigiendo que se confirmen las elecciones generales pautadas para noviembre? La presidenta de facto Áñez viene tratando de escudarse en la amenaza de la pandemia mientras sus opositores denuncian un clima de persecución y amenazas a opositores. ¿Cual es la situación del movimiento indígena y la Central Obrera Boliviana (COB)? Estas son algunas de las preguntas que realizamos al periodista Antonio Abal. La crisis en Bolivia se inició el 10 de noviembre del 2019 cuando las Fuerzas Armadas quitaron el apoyo a Evo Morales consumando el golpe de Estado que había comenzado con 20 días de protestas denunciando fraude electoral ante una posible re-elección de Morales y a pesar de haber anunciado un nuevo llamado a elecciones.

ANRed: ¿Que evaluación haces de la movilización del martes pasado en todo el país y qué actor se ha mostrado como protagonista?

Abal: Las marchas han sido muy importantes pero hay que destacar que han sido los pueblos originarios los que han sumado mayor disciplina y organización movilizando en sus territorios. Por ejemplo, en la marcha del norte de Potosí que ha sido impresionante y que ha fijado posición. En Chuquisaca, San Lucas, uno de los municipios más pobres de Bolivia se ha hecho una marcha muy concurrida y organizada. Este es el ánimo podemos decir. Es decir, en los flujos y reflujos de la política diríamos que estamos en un momento de crecimiento y consolidación. No ha sido fácil que las direcciones naturales se organicen. Ha costado mucho que la COB recupere protagonismo. El pacto de unidad está medianamente consolidado pero con algunos problemas todavía, y la gente de las bases está asumiendo roles protagónicos. Por ejemplo, desde los denominados movimientos auto-convocados que son ciudadanos de a pie que frente a la carencia de dirigentes vecinales en los centros urbanos han salido auto-convocados. Esto ha sucedido en Cochabamba, en el Alto.

El movimiento ha sido descabezado. Se han detenido a  tres dirigentes principales pero han surgido otro tipo de direcciones más colectivas. Entonces este proceso se está dando en Cochabamba donde tenemos una fuerza paramilitar que se llaman “los motoqueros”. Y con todo lo que sale del Gobierno central. Entonces, hay un proceso muy rápido de reorganización y voluntad. Esperemos que no sea un simple cambio de Gobierno sino que se profundice lo que se venía haciendo desde hace diez años.

Hay cosas que no se han podido explicar como lo sucedido en el centro urbano de Potosí, ciudad que históricamente ha sido rebelde, contagiada por la presencia de mineros. Yo tengo mí hipótesis de lo que ha logrado hacer las políticas de ajuste estructural. Lo que el neoliberalismo ha logrado. En el caso de Potosí revertir una conciencia minera y reemplazarla por las cooperativas mineras que en el fondo son empresas capitalistas de explotación. Entonces esa fue la base que se ha movilizado en oposición al gobierno del MAS y han ganado lo que Alvaro Linera llama el sentido común del centro urbano de Potosí. Son fenómenos nuevos del quehacer político que en Bolivia se ha presentado en una nueva forma de golpe también en el sentido común de los bolivianos.

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-¿El movimiento indígena cómo ha reaccionado en estas últimas movilizaciones?

El movimiento indígena originario especialmente en la zona occidental donde está la población Aymara y Quechua es la más disciplinada. Incluso el Felipe Quispe ha hecho comentarios que señalan que no queda otra que apoyar al MAS y Quispe tiene mucha fuerza en La Paz. Creo que el núcleo duro se mantiene porque la consistencia de la organización sobre todo está en las bases, es decir en los sindicatos, federaciones. Si bien ha habido problemas, ahora, se está moviendo de madera sólida y unificada. Han habido problemas con dirigentes en niveles confederativos pero las bases son las que caminan firmemente no solo desde lo electoral sino que han dejado sentir su peso cuando han propuestao a David a la presidencia. Esto ha marcado el empoderamiento que han tenido. Y han sido los primeros los primeros en reaccionar ante la crisis política y ahora vienen con mucha fuerza.

El escenario político en adelante tendrá mucho protagonismo de los pueblos indígenas. Ya no solo en los temas organizativos sino desde propuestas ideológicas hasta los intersticios que tiene el armazón estatal como poder. Veremos como se irá traduciendo este movimiento.

¿Como ves a la COB?

La COB no es la de los años setenta. Empezó a debilitarse en los ochenta con los programas de ajuste estructural. Digamos que está en un proceso de fortalecimiento. Si kos dirigentes son lúcidos esta crisis los va a ayudar a proyectar más. La COB tiene sus representaciones departamentales y aquí es donde hay debilidades. Por ejemplo: la COB en Cochabamba, en Chuquisaca o en Potosí fueron contrarias al MAS. Siempre estuvieron en una posición contraria. Hoy la COB está apoyando la organización de las elecciones pero no necesariamente apoyando al MAS. Están cuidando las formas y tienen una posición institucionalista para evitar las represalias del gobierno. Pero este posicionamiento es muy importante porque puede coincidir con muchos sindicatos de base que no necesariamente apoyan al MAS pero si quieren elecciones. Es estratégico hacer esa exigencia.

-En esta situación de pandemia y crecimiento de las movilizaciónes, ¿cómo se proyecta el gobierno de Jeanine Añez?

El actual gobierno no tiene apoyo. Las encuestas no le dan ni un 6% de apoyo y esto ha ido aumentando la idea de postergar las elecciones y buscar pretextos. El más  utilizado ha sido la pandemia, han dejado que las cifras vayan creciendo no tomando políticas de prevención y esto la población lo mira claramente. Están faltando medicamentos básicos, no hay control en las farmacias y los costos de medicamentos se han elevado. Todo esta predispuesto para que crezca el número de infectados.

El único soporte que tiene es la Policía y el Ejército. El ejército ha venido presionando y el gobierno ha realizado una serie de ascensos que han elevado a generales por decreto a pesar de estar prohibido por la Constitución. Esta es la base del gobierno que no atina a construir un proyecto político porque las condiciones no dan. Hace un mes atrás lograron reunir la inteligencia neoliberal de partidos como el MNR, el MIR, etc. los viejos partidos convocaron a todos sus ideólogos pero no pudieron elaborar un proyecto. Y esto es porque el contexto mundial no da para eso. Pensamos que ya no tiene casi ayuda desde Estados Unidos. Los estados están preocupados por cómo pasarán la crisis de sus economías: se está pensando en nacionalizaciones de sectores estratégicos, es decir, una presencia más fuerte del Estado. Esta sería la vía que se presentaría pos-coronavirus para sacar a flote las economías y en este contexto ningún proyecto neo-liberal va a salir a flote. Entonces están estas limitaciones. Ellos quieren quedarse hasta el 2021 y estarán tejiendo sus negociados. Esto es una cleptocracia y la prolongación en el poder tiene es función con dos objetivos: uno es hacer todo los posible para anular al MAS y a sus candidatos si es posible proscribirlos. Si consiguieran hacerlo seguramente habría una articulación con todo el bloque de la derecha representados por Mesa en el retorno de la vieja democracia pactada. Este es el escenario en lo formal de la política. En lo subterráneo seguirá la política de atemorizar a la gente con persecuciones y amenazas selectivas y ha disminuir el caudal de votos para el MAS. Hay una política oficial y otra subterránea.

Fuente: AnRed

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