Argentina. Ir a violar (chinear)

Por Marcelo Valko, Resumen Latinoamericano, 26 junio 2020

Solo buscan

haciendas y el oro

 y la plata y fornicar

Guamán Poma

Espanto naturalizado

El término “chinear”, “salir a chinear” o “ir de chinas” significa que un hombre o un grupo de varones sale a los caminos para ver si atrapa alguna indígena para violarla. Así de simple, directo y trágico. Verán que no exagero. Hace ya unos cuantos años, la primera vez que fui al noroeste argentino (NOA) a dar un seminario varias alumnas me pusieron al corriente sobre el significado e implicancias de “salir a chinear”, un accionar que nos retrotrae a las oscuridades de la encomienda pero que suceden en la actualidad como “una arraigada costumbre”. Aclaro el extraño origen del vocablo. Tanto en el sur como en el norte, las tropas del Ejército que perpetraron el genocidio contra los pueblos originarios utilizaban la denominación “china” para referirse a las indígenas. El término se naturalizó sobre todo en el NOA. Para aquellos que tienden a minimizar, ningunear o invisibilizar el dolor ajeno veamos algunos títulos de los últimos tiempos: “Una adolescente wichí fue violada por cuatro varones criollos” (Pagina/12: 13/06/2020); “Violan a una joven wichi en Chaco y se reactualizan los reclamos” (La Nación 03/05/2020); “Salta: comenzó el juicio por una violación grupal de una nena wichí de 12 años. Son ocho los acusados: seis adultos y dos menores” (Clarín 20/02/2019); “Salir a chinear” (Pagina/12 09/09/2011); “Integrantes de la comunidad Qom denunciaron torturas y abuso sexual” (Infobae 02/06/2020). Estos delitos tienen tal envergadura regional que llevó a que el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir lancen una campaña al respecto: “Mujeres indígenas piden erradicar el chineo, la violación de niñas considerada costumbre” (Telam: 08/03/2020). Este movimiento no exagera con su campaña ya que se trata de un delito muy extendido que paradójicamente cuenta con escasa trascendencia en los medios de difusión. Esto último se debe a varios motivos, más allá del pudor o vergüenza que puede experimentar la víctima, calla sobre todo porque sabe y le consta que es muy improbable que le tomen la denuncia y aun casi imposible que el culpable reciba el castigo que merece. Incluso el sistema judicial encarnado en abogados, policías e incluso médicos legistas participa del escarnio a la víctima tergiversando los hechos y poniendo en duda lo ocurrido.

Repeticiones

            ¿De dónde viene surge esta espiral de violencia que para unos es una suerte de juego o cacería deportiva y para otras es una tragedia que las perseguirá por siempre? En alguno de sus textos Borges asegura que “al destino le agradan las repeticiones”, que las mismas escenas se repiten una y otra vez como una espiral. Si esto es así, veamos si podemos rastrear algún inicio de tal “costumbre”, de donde provienen estas repeticiones. Para dar cuenta de la espantosa situación que se esconde detrás de la relación “chinear y costumbre” advierto que un sinónimo de “costumbre” es hábito, algo que se reitera en forma rutinaria, y como toda tradición cabalga en una línea temporal. Adelanto en principio que estas violaciones sexuales expresan un síntoma de una estructura enferma y putrefacta que tiene origen en el Descubri-MIENTO y la Conquista.

            Como suelo explicar en libros y charlas, los delitos dejan huellas, el dolor necesita emerger, quienes fueron silenciados necesitan hablar, la sangre precisa señalar a los culpables. Las pruebas del genocidio están, nos aguardan, solo hay que tener la paciencia de buscar y encontrar. Comencemos por el contexto. Desde 1492 América no tenía propiedad ni dominio sobre su territorio ni tampoco pertenencias, tenía tesoros que Europa “descubría o encontraba” y obviamente se los quedaba, otro tanto sucedía con las personas consideradas como cosas: los hombres utilizados como combustible biologico hasta morir y las mujeres empleadas en tareas domésticas y como deshago sexual. Hagamos un breve sondeo de los vestigios iniciales de la “costumbre de chinear”. Por ejemplo Ulrico Schmidel el primero de los cronistas que remonto el río Paraná en su Verídica descripción asegura: “Las indias son muy hermosas y no se tapan parte alguna de sus cuerpos, pues andan desnudas tal como su madre las echó al mundo… son grandes amantes, afectuosas y de cuerpo ardiente, según mi parecer”. Más allá del alarde bravucón, Schmidel que vino con la expedición de Pedro de Mendoza no menciona que pensaban ellas de esas gentes invasoras, no cuenta cómo llegó “al cuerpo ardiente” ni que sentían ante la lujuria de esos hombres brutales que tomaban a su antojo bienes y personas. Siempre habla en plural “las indias son…” nunca indica un nombre femenino, no le interesa, son simples plurales ya que dejan de ser personas para transformarse en objetos sexuales. Además, y no es un dato menor, en ningún momento menciona a las parejas y que pasó con ellos…

Idioma sin hablantes

            Colon en 1494 le encomienda a Ramón Pané un fraile de la orden de San Jerónimo que recopile las creencias de los tainos y realice un diccionario. La idea era simple, comprender el funcionamiento de la sociedad antillana para utilizarla en su provecho. Si bien intenta comenzar por el principio, a pocos renglones de iniciado su relato extravía el rumbo previsto para ensimismarse en el sexo “de las hembras”. Su Relación comienza explicando como “surgieron las mujeres”. Apartándose del encargo de Colón para conocer la cosmogonía, tradiciones y datos de interés, el fraile centra su interés en la desnudez bronceada de las mujeres que tiene delante, la descripción de la creación del mundo según los tainos debe esperar su turno. Comienza exponiendo que en principio solo había hombres en la isla y una suerte de seres asexuados. Hasta que apareció un pájaro que picoteó “en el lugar donde ordinariamente suele estar el sexo de las mujeres. Y de este modo tuvieron mujeres”.Tengamos presente que hablamos de un sacerdote y no del último de los marineros… Varios párrafos después Pané advierte su error “puesto que escribí de prisa y no tenía papel bastante, no pude poner en su lugar lo que por error traslade a otro. Volvamos ahora a lo que debíamos haber puesto primero, esto es, la opinión que tienen sobre el origen del mar”. Vale acotar además que su Relación no tuvo la utilidad prevista, ya que a poco de estar finaliza no quedaban tainos, los habitantes que sufrieron el primer embate del “Descubri-MIENTO”

“Desvirgar por fuerza”

            Medio siglo después en la zona andina el cronista indígena Guamán Poma describe la situación desde el otro lado lanzando una clara acusación sobre el siniestro comportamiento de los españoles que ejercen el poder. Expresa los sentimientos de impotencia y desazón frente a la injusticia. La captura de mujeres fue una constante y es otra arista del cruel genocidio desatado sobre la población originaria. Escuchemos la voz del pasado que nos muestra los males del presente: “Por causa del dicho corregidor, padre, encomendero y demás españoles que roban a los indios sus haciendas y tierras y casas y sementeras y pastos y sus mujeres e hijas, por así casadas o doncellas, todos paren ya mestizos y cholos. Hay clérigos que tienen veinte hijos y no hay remedio… por donde no multiplica ni multiplicarán los indios de este reyno”.

            A diferencia del jactancioso Ulrico Schmidel que habla de “cuerpos ardientes” el andino Guamán Poma pone de manifiesto la brutal lujuria de los conquistadores: “Como después de haber conquistado y de haber robado, comienzan a quitar las mujeres y doncellas y desvirgar por fuerza. Y no queriendo le mataban como a perros”. Se advierte fácilmente la enorme distancia entre una crónica y otra. Mientras desde la óptica del conquistador que escribe para su público europeo cuenta sobre las “grandes amantes” el vencido habla sin pelos en la lengua y denuncia que si las mujeres se resistían “las mataban como a perros” Su Nueva Crónica y Buen Gobierno tiene casi 1200 folios y 400 dibujos, me interesa referirme a uno en particular para que se entienda de cuán lejos viene el “ir de chinas”. La imagen que acompaña esta nota y que publique con una descripción pormenorizada en “Pedestales y Prontuarios” golpea de modo especial. En ella se observa a una indígena desnuda en el lecho. Es de noche y dos funcionarios reales con velones se entretienen eligiendo mujeres mientras levantan “la frazada y les miran las vergüenzas y así no hay remedio en todo el reyno”.

Legado de injusticia

            El advenimiento de la Republica no modifico las estructuras semifeudales del NOA, donde el hacendado reemplazó al encomendero y el político heredó a los funcionarios reales. La desinversión y el desempleo obligan a la sumisión donde los mínimos favores del poder deben ser pagados con creces desde votos o en especies. Además, existe un imaginario de extendido racismo hacia los pueblos originarios, considerados como un otro devaluado, una humanidad inferior. Esta es otra de las taras que no logró erradicar la Independencia y van doscientos años…. En ese contexto debe ser entendido la cacería de adolescentes que significa “ir de chinas”. En síntesis, para tener una idea cabal de la trágica impunidad regional y las extendidas implicancias de tal “costumbre” que se reitera en el tiempo, recién el 25 de febrero de 2019 se produjo la primera condena por la violación en banda de una niña indígena en Argentina. Recién la justicia zonal o debería decir feudal “funcionó” el año pasado. Más de cinco siglos para condenar por primera vez “la costumbre de ir a chinear…”

           

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