Argentina. A 18 años del asesinato de Maxi y Darío, una multitud gritó “Presente!” en Puente Pueyrredón

COBERTURA ESPECIAL de Resumen Latinoamericano, 26 de junio de 2020

Maximiliano Kosteki y Darío Santillán son algo más que un símbolo de las luchas de principios de este siglo turbulento en Argentina, sino que además representan la pelea de los desposeídos, de los más golpeados por la crisis que engendran los de arriba, esos a los que se sigue dudando si cobrarles o no un impuesto por todo lo que han robado.
Maxi y Darío son también la prueba de que aún hay una gran dosis de impunidad de muchos políticos y ex altos cargos del pasado. Nombres conocidos como el “padrino” Eduardo Duhalde y el Canciller Felipe Solá, que como el corcho siempre flotan y se salvan de asumir lo que todos saben y muchos callan, fueron importantes piezas del engranaje que facilitó la masacre de los luchadores sociales que llegaron con sus reivindicaciones y banderas al puente Pueyrredon aquel 26 de junio de 2002. Y a esos dos nombres se agregan el nombre de Aníbal Fernández, Juan José Alvarez, Atanasoff, Luis Genoud, Jorge Matzkin y Oscar Rodríguez. Todos en libertad, sabedores que el sistema los defiende, gobierne quien gobierne. Hasta que el pueblo mande y haga justicia de verdad.

Por eso, porque Maxi y Darío son una inmensa prueba de la ética necesaria para alumbrar a las nuevas generaciones en su andar militante, este viernes 26 de junio organizaciones sociales y políticas se concentraron en la estación que lleva el nombre de los piqueteros asesinados, para recordar aquella jornada dolorosa y renovar el compromiso con los principios por los que ellos lucharon.
La consigna sigue siendo la misma: juicio y castigo a los responsables políticos de la masacre.

Cientos de jóvenes y también muchos veteranos formaban las gruesas columnas que al medio día marcharon desde la estación hasta el puente, subieron al mismo y como siempre llegaron hasta la mitad, donde se ubicó un pequeño palco con sonido. Al frente de una inmensa pancarta que señalaba: “A 18 años seguimos exigiendo cárcel para Duhalde, Solá y todos los responsables políticos”, marchaban Alberto y Leo Santillán (padre y hermano de Darío, y también familiares de Maxi y referentes de las organizaciones convocantes. En ese marco, muchas chicas y chicos portaban bengalas de colores, otros prendían latas con humo negro y algunas más estensileaban en paredes y en la propia calle del puente. Como siempre ocurrió con estos homenajes, se mezclaba la rabia por todo lo que viene ocurriendo año a año (desocupación, despidos masivos, hambre en los barrios) con la alegría de estar juntos y juntas, sin abrazarnos como querríamos pero usando los ojos para testimoniar afecto y firmeza para seguir la lucha.
La voz de Alberto y Leo puso otra vez muy en claro la cuestión de por que lucharon Maxi y Darío y por qué causa, tantos y tantas jóvenes de ayer y de hoy no se resignan ni caen en actitudes posibilistas. Alberto evocó a su hijo como un pibe con un corazón enorme, que supo hacer de la solidaridad cuerpo a cuerpo una enseñanza y lo mismo vale para Maxi. Luego, como es su estilo de hablar sin pelos en la lengua, marcó a fuego a los políticos y funcionarios cómplices del asesinato y reafirmó que “seguiremos peleando como siempre hasta que se haga justicia”.
También, Leo Santillán, dejó constancia de la ausencia de las organizaciones sociales ahora alineadas con el actual gobierno y señaló la paradoja de que reivindican la imagen de su hermano pero que son parte de un gobierno “donde ejercen cargos algunos de los responsables de la masacre”.
No fue un acto más este del 18 aniversario, ya que se dio en el marco de una cuarentena por la guerra bacteriológica que sufre Argentina y el mundo, pero sin embargo, no fuero pocos los y las que se animaron a decir presente en una cita que para la militancia sigue siendo impostergable.

Fotos: Julia Mottura

El sténcil de las militantes del Frente Cultural Che Adelita también se hizo presente en el puente

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