Argentina. Testimonio de Elena Moncada, sobreviente de la prostitución

Por Carlos Aznárez, Resumen Latinoamericano, 22 junio 2020

Hablar con Elena Moncada es hacerlo con alguien que ha sufrido mucho en la vida que le tocó en suerte, “una sobreviviente” como ella misma se autodefine. De la prostitución, de la violencia de los cafiolos, de los abusos de la yuta, de tantas y tantas cosas que la han marcado para siempre. Pero Elena no se rindió nunca y un buen día se plantó y aparte de abandonar la mala calle, comenzó a luchar con todas sus fuerzas en defensa de quienes, siendo sus compañeras, seguían o siguen enredadas en esa tela de araña. Se hizo abolicionista, escribió dos libros imprescindibles (“Yo elijo, contar mi historia” y “Después, la libertad”) y ahora trabaja en una ONG para mostrar a otras que son como ella era antes, que hay posibilidades de salir de ese infierno.

Con Elena hablamos a fondo y no lo hicimos de la imparcialidad sino convencidos de que todo lo que dice y cuenta es una prueba de su coraje para denunciar lo que otros, en su hipocresía, prefieren ocultar.

-En estos últimos días se trató que el tema de la prostitución como trabajo sexual fuera legalizado a través de incorporarla a un departamento de la Economía Popular del Ministerio de Desarrollo Social. Esto trajo enseguida una respuesta de las mujeres abolicionistas y, a partir de allí fue retirada dicha resolución, lo que me parece importante, ya que coincido totalmente con el planteo de que la prostitución es violencia y explotación y no es un trabajo sexual. A partir de allí se generó una gran polémica, a la que se sumaron algunos medios de comunicación que ensuciaron aún más el tema.
Quería tener una reflexión tuya que has sido una protagonista de esto que ahora se discute con cierta liviandad y mucho morbo.

-En estos tiempos de pandemia, de aislamiento, donde tenemos compañeras que, lamentablemente, tienen que ir a la esquina todavía a pesar de todo esto, siento mucha angustia, mucho dolor, porque si bien yo vengo hace siete años diciendo que tenemos un Estado proxeneta, hoy nos quedó más claro. El Estado pretende poner a las compañeras, que estamos en una situación de la que se puede salir, y se niega a desarrollar políticas públicas porque, claramente, con eso podríamos avanzar un montón, no tendríamos que estar teniendo niñas de 12 años en la esquina. Entonces, da mucho dolor y bronca, porque cuando uno puede marchar y reclamar es otra cosa, hoy no lo podemos hacer. Pero, por suerte somos muy organizadas en ese sentido y ya se ha firmado un documento y creemos, primero, que hay que analizar que tenemos un tratado internacional desde el año 49 y, por otro lado, poder hablar realmente con las mujeres en situación de prostitución.
Tengo una ONG que se llama Mujeres en Actividad, la fundamos hace 11 años, y hacemos recorridas nocturnas y estamos juntándoles ropa de abrigo a las compañeras, y ninguna compañera que nosotras vamos a visitar, en este tiempo no lo podemos hacer y ellas vienen adonde estamos, dice que se va a trabajar y que quiere estar con dos grados bajo cero en la calle. No hablan con las que deberían hablar, que somos nosotras las que estuvimos, yo 18, otras 15, otras 20, otras un día, y es suficiente para que sufra el dolor de las violaciones que tiene la prostitución.

-Hay un tema en esto también que es el de los medios de comunicación, ¿cómo ves que se hace el tratamiento de un tema tan difícil a través de los medios? ¿se informa o se desinforma?

-Creo que se habla con mucha liviandad. De hecho, cuando no hace mucho pasó lo de Jimena Barón, todo este año nos vienen golpeando como locas, se hablaba más libremente. Por ejemplo, Moria Casán diciendo que ella era prostituta o trabajadora porque pone su cuerpo, y en realidad no se está pensando en que se ponen los genitales, que es algo tan preciado y tan valorado para la mujer o para las compañeras travestis trans. Entonces, me parece que se habla con liviandad y a veces dicen que hablan desde el conocimiento, y no, se habla desde un lugar de privilegio donde se dice que las chicas están libres, les gusta, no quieren trabajar, no quieren estudiar, sin conocer lo que sucede y por qué se llega al lugar.
Los medios de comunicación hacen lo peor que pueden con nosotras, siempre. Tampoco nos habilitan, porque Georgina Orrellano es como si fuera una idola, y si nos habilitan nos pegan golpes bajos, porque cuando estuvo en los medios Alika Kinan, una compañera sobreviviente, casi que no la dejaban hablar. Entonces, los medios tienen mucho que ver porque todo lo que tiene que ver con AMMAR-CTA es plata y tiene mucho que ver con el lobby proxeneta.

-También hay una cuestión que hay que incidir que es como evitan hablar de la trata, como evitan unir a la mujer prostituida con esa chica o esa niña, adolescente, desaparecida, o sea, las desaparecidas, las asesinadas. Entonces, eso también es un aspecto que tenemos que recalcar.

-Tal cual. Yo estuve 23 años viviendo en Buenos Aires, nunca me quería llamar trabajadora por eso entendí después el abolicionismo, y les cuento que acá, en estos 11 años que llevo militando, a nadie le interesa, ni a los medios, ni mucho menos a algunos políticos. Para la gran mayoría, suelen decirlo inclusive, si hay una puta menos o un puto menos, “no pasa nada”, está todo bien, como si no fuéramos seres humanos.
Los medios de comunicación siempre hablan del trabajo sexual porque no saben cómo ponerlo y en realidad creo que lo hacen con la doble intención.

¿Qué papel juega en todo esto la Policía frente a las compañeras que se prostituyen, pero que quieren salir de la prostitución también? ¿qué rol juega esa institución que permanentemente aparece en abusos, corruptelas, y que, realmente, nunca se depura?

-Tal cual. No sé quiénes leyeron “Yo elijo contar mi historia”, donde cuento como hago los arreglos policiales, como la Policía está implicada en todo esto. Acá nos desaparecieron a una compañera, Natalia Cota, que todo el mundo sabía que había un prostíbulo en plena peatonal, y obviamente tenía un amparo policial porque si no no podría estar habilitado. Entonces, la Policía juega el papel de siempre, la caja chica no se la pueden tocar. Ojo, hay que decir que no toda la Policía, todos los jueces y todos los abogados, pero hay una convivencia muy grande. Tenemos un Estado proxeneta y eso hay que decirlo permanentemente.

-En esta batalla, en la que el Estado acaba de dar marcha atrás sobre lo que ya había aprobado, diciendo que va a poner a debatir al tema, ¿cómo creés que seguirá vuestra lucha? ¿Hay fuerza como para frenarlo realmente y que no sea institucionalizado el tema de la prostitución como trabajo sexual?

-Creo que sí. Primero, tenemos que ser conscientes de que tenemos un tratado internacional que me parece que hay que respetarlo y, por otro lado, hoy no somos dos mujeres nada más las que tenemos voz, somos muchísimas y también la gente que nos acompaña desde la campaña abolicionista, hay millones de organizaciones que nos podemos juntar. El otro día hacíamos una nota y me preguntaban si quería ser parte de esa mesa, y la verdad es que tenemos que ser todas sobrevivientes, parte de esa mesa, todas, ninguna puede quedar afuera porque tenemos que definirlo desde un lugar de políticas públicas. Si toman esa decisión, nadie va a controlar a las niñas de 11 o 12 años que están prostituidas, nadie va a controlar la salud, es todo mentira esto de que quieren cuidarlas por la salud, me parece que es todo un engaño para llegar a ponerlas en el sindicato que no existe y que además no va a existir nunca.

-Te quiero comentar que en los ámbitos de la militancia, cuando se habla de este tema entre hombres, y también entre mujeres, siempre la conclusión que surge es que se trata de algo muy polémico, y que será difícil ponerse de acuerdo. De hecho, fijate que las centrales sindicales más combativas, tienen incorporadas a compañeras que se definen como trabajadoras sexuales y ambas centrales las defienden. ¿Qué le podrías decir, en pocas palabras, a alguien que dice que esto es muy difícil y elude el debate y la discusión y se queda en el limbo de que esto se va a arreglar de alguna manera?

-Siempre cuando me dicen que lo mío es una gota en el mar, digo que tenemos que hacer un charquito entre todas y todos. Me parece que sí se va a arreglar. Es un compromiso, primero de la ESI, Educación Sexual Integral, para poder prevenir. Yo trabajo mucho en los colegios y tiene mucho que ver esto de, por ejemplo, lo que pasó ahora, con un fiscal que dijo que a una chica “la violaron para desahogarse”. Entonces, en la Educación Sexual Integral tenés que aprender que no tenés que violar para desahogarte.
Creo que estamos en un camino que seguramente muchas de nosotras y nosotros no veamos los resultados, pero hay muchas jóvenes que están militando porque no quieren estar en la esquina prostituyéndose y quieren hacer prevención sobre esto. Lo que pasa, es que tampoco el Estado, aparte que no te brinda la política pública, te ofrece la prevención de la prostitución, que acarrea las drogas, el alcohol y todo lo demás.

Transcripción. Guillermina R. Iturralde

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