Venezuela. En tiempos de pandemia, las mujeres de Hogares de la Patria son sostén de la economía popular

Por Marco Teruggi. Resumen Latinoamericano, 13 de junio de 2020.

Para hacer frente a las dificultades económicas en Venezuela, la Misión Hogares de la Patria despliega una política de ayudas sociales que buscan además algo central: que la gente se organice.

El sector Cañaveral del barrio Cotiza está hundido a los pies del Ávila, la montaña que separa Caracas del mar. Algunas casas, como la de María Oliva Ortega, tienen el techo que se hace ladera de tierra.

No estaba previsto que allí se construyera un barrio. Esa es gran parte de la historia de la ciudad: la de la gente que armó casas donde pudo, como pudo, en quebradas, cerros, como racimos y equilibrios, amenazados muchas veces por las lluvias tropicales que se transforman en vaguadas.

Tampoco estaba previsto que desde esos barrios se gestara un proceso político de la magnitud del chavismo y que, según los diferentes planes de bloqueo económico, asfixia y asaltos al poder, el país aún fuera gobernado por esa fuerza política en el 2020.

©Sputnik / Marco Teruggi
Sector cañaveral en el barrio Cotiza

No solamente —según esos cálculos— tendría que haber caído el presidente, sino que el chavismo, como identidad, organización, conjunto de ideas, debería haberse disuelto. Pero ahí está, y María Oliva es una de las tantas que a diario recorre su barrio, su comunidad, ante la difícil situación económica.

María Oliva conoce las diferentes casas, vecinos, problemáticas. Dónde viven las familias más vulnerables, los abuelos que quedaron a cargo de los nietos mientras los hijos se fueron del país, los que tienen problemas de salud y no pueden costear los altos precios de los medicamentos.

No solo sabe de las “vulnerabilidades de las familias”, como dice, sino también de algo central: las potencialidades. “En el movimiento captamos todos los valores dormidos que tenemos en las casas y los despertamos”. Se refiere al Movimiento Hogares de la Patria Eulalia Buroz, del cual forma parte.

“En las visitas en las casas vemos los valores, virtudes y necesidades de cada familia, captamos a quien tiene una manualidad, le damos el empuje para se organice, pueda ser emprendedora con su familia, surgir y echar hacia adelante”, dice María Oliva.

La Empresa de Propiedad Social (EPS) Textil Centauro de San José se encuentra al final de la avenida principal Fuerzas Armadas, zona de comercios del centro de Caracas. Una cuadra más adelante comienza la bajada hacia el sector Cañaveral, donde las calles se hacen angostas y ya, de a poco, no caben los carros.

La EPS tiene las puertas de la entrada cerradas, es semana de cuarentena dentro del nuevo esquema implementado por el Gobierno: los comercios abren una semana sí y la otra no.

Pero adentro el trabajo no se detiene. Así ha sido desde el inicio de la pandemia y la cuarentena donde esta EPS ha cumplido el rol central de, ante la urgencia, coser miles de tapabocas. Primero fueron 10.000, de los cuales donaron 3.000 a la comunidad. Luego el Estado les encargó 21.000.

Sputnik / Marco Teruggi
Tapabocas azules confeccionados por la EPS

Quienes trabajan en la EPS son parte del Movimiento Hogares de la Patria. “Les dije ‘muchachas ustedes tienen sus máquinas, por qué no vamos a ese sitio y hacemos algo importante allí, donde vamos a beneficiar a la comunidad, nuestro barrio’, y aceptaron, trajeron su maquinita y fuimos construyendo poco a poco”, cuenta Natty González en el taller de costura.

El trabajo comenzó en febrero del 2019, con arreglos de ropa a precios solidarios. “Un cierre cuesta hasta 2 o 3 dólares, aquí cobramos 200.000 bolívares —equivalente a 1 dólar—, hacemos el estudio de mercado, salimos, buscamos los precios, les decimos que traigan su cierre, cobramos mucho más económico”.

Esos mismos precios solidarios fueron implementados para los tapabocas: la EPS los puso en venta a 30.000 bolívares, mientras que, en la calle se consiguen en cerca de 180.000 bolívares o 1 dólar.

“Buscamos el beneficio nuestro y del colectivo, no buscamos enriquecernos con las necesidades de los otros, lo que nos diferencia de otros comercios, esa es nuestra filosofía”, dice Yoselin Páez, administradora, costurera, desde atrás de una máquina en el taller.

Tienen diferentes modelos de tapabocas: uno estándar, azul, y luego con diseños, para adultos y niños. Es parte de su trabajo central, junto con arreglos, y encargos especiales, como fue la confección de uniformes escolares.

Contener y organizarse

©Sputnik / Marco Teruggi
Marisol Gastelo al interior de la EPS

“Hay personas que enteramente no tienen nada, son vulnerables, vamos a esas casas, ayudamos según lo que requieran”, explica Marisol Gastelo, responsable parroquial del Movimiento Hogares de la Patria.

“Lo que requieran” significa muchas cosas. Por ejemplo, el apoyo educativo ante la situación de cuarentena y de dificultad dentro de los hogares. “Ubicamos las familias con niños, si tienen una deficiencia académica hay un maestro que se dedica a ellos, les llevamos la cartilla educativa”.

Según Gastelo la fortaleza viene de recorrer casa por casa, para tener “el conocimiento de dónde están las personas de más vulnerabilidad” y así poder desplegar las diferentes atenciones.

©Sputnik / Marco Teruggi
Integrantes de la Empresa de Propiedad Social Textil Centauro de San José

También se ocupan de embarazos y lo que se denomina el parto humanizado. Existe así un seguimiento de un médico, de la fecha de parto, la ubicación del sitio para la atención, y “si no llegan a la maternidad, se encarga el médico de la comunidad y nosotras hacemos el acompañamiento, corremos de acá para allá”.

El trabajo es constante, en el sector, la parroquia, y a nivel nacional. Existen 80.000 comités de la Misión Hogares de la Patria. Quienes están al frente son centralmente mujeres.

“Las mujeres y hombres protegidos son quienes hacen la política de inclusión social y la masifican en cada comunidad a través de los comités”, explica María Rosa Jiménez, presidenta de la Misión, que fue creada en el 2014 como parte de la política de la Revolución Bolivariana centrada en la protección de las familias vulnerables.

Jiménez señala un elemento central de la política desplegada: la organización a través de la protección social para que sean “sujetos que luchan todos los días en los diferentes frentes de resistencia que tenemos abiertos”.

El hilo histórico

María Oliva, Natty, Marisol, todas vienen de años de organización en sus comunidades, en diferentes Misiones, en sus consejos comunales, en la historia de la Revolución Bolivariana que abrió las puertas a la participación colectiva de quienes nunca lo habían hecho, en particular las mujeres.

La EPS que ahora protagonizan, el apoyo escolar, el acompañamiento a las mujeres embarazadas, las visitas casa por casa, todo el despliegue que realizan es parte del entramado diario de resistencia. Sin eso, sin los subsidios directos otorgados por el Estado, la situación allí sería aún más compleja.

©Sputnik / Marco Teruggi
María Oliva Ortega en la terraza de su casa, rodeada de plantas medicinales

Esa trama explica en parte cómo se ha venido enfrentando la situación desde los sectores más vulnerables, donde históricamente ha tenido fuerza el chavismo. Y, si bien allí también ha crecido la proporción de gente que se ha alejado del Gobierno, eso no parece haberse traducido en un apoyo a los partidos opositores, que no suelen tener presencia en esos territorios.

María Oliva no descansa nunca. Además del impulso a la EPS, las visitas casa por casa, también siembra sus plantas medicinales en la terraza, como toronjil, malojillo, sábila, romero, ruda. Es parte de lo que impulsan y en lo cual se forman en la Misión.

Cuando se le pregunta por qué hace todo lo que hace, contesta: “me gusta, y no me alcanza el tiempo, eso está en la sangre, la revolución, el proceso, es conciencia”.

* Fuente: Sputniknews.com

You must be logged in to post a comment Login