Argentina. “Hoy queremos levantar nuestra voz como pueblo originario para que no vuelva a pasar nunca más” /Nora Cortiñas denuncia (video)

Resumen Latinoamericano*, 2 junio 2020.-

Familias Qom del Barrio Banderas Argentinas denuncian la irrupción violenta e ilegal de 30 policías a un domicilio en la madrugada del lunes. Elsa, la dueña, relató lo que muestran los videos registrados por su familia. “Estábamos durmiendo y llegaron a los tiros y a los botellazos. Agarraron del cabello a mi hija, alcancé a prenderme de ella y el oficial Fernández me pegó con la 9mm en el rostro, lo agarraron a mi sobrino y a mi hijo y los desfiguraron”. Luego, los policías de civil armados con escopetas secuestraron a cuatro jóvenes, dos varones y dos mujeres, una menor de edad de 16 años y los encerraron a oscuras en un cuarto de la comisaría seccional 3era de Fontana donde les rociaron alcohol amenazándolos con prenderlos fuego al grito de “Indios infectados”. Los golpes nunca cesaron. Las dos jóvenes denunciaron que también sufrieron abuso sexual. La policía los liberó al mediodía y en sanidad el doctor registró lesiones leves aunque no podían caminar ni estar sentados. La angustia de las familias que sufren la presencia del Estado desde el racismo y la ausencia de la Justicia. Por Manuela Wilhelm (ANRed).

En la madrugada del lunes dos familias del barrio Banderas Argentinas de Chaco sufrieron el terror estatal como nunca lo habían vivido. “Nosotros estábamos durmiendo y mi sobrino estaba mirando la tele cuando escuchamos los ruidos; yo y mi hija salimos a mirar, tenía tres menores durmiendo”, relata Elsa, dueña de la casa que fue el escenario donde comenzaron a recibir las violencias ese día. “Vinieron como 30 policías largando tiros, gomeras y botellas también. Yo les dije que no entren pero no les importó, me pegaron y cuando querían ingresar a mi casa mi sobrino cierra la puerta y les dice que no entren porque hay menores adentro. Me rompieron la puerta, le pegaron a mi sobrino, les apuntaron con armas a mi hija de 11 años la agarraron del brazo y la tiraron en la cama, yo vi que dos policías la pateaban a mi hija, la arrastraban de lo pelos, y yo me quise prender y me empujaron y cuando los cuatro policías le pegaron a mi hijo, por las costillas y la cara lo abracé y lo mismo me empezaron a pegar. Me agredieron a mí, a mi sobrino y a mi hija pero cuando vieron que el policía Fernández me pegó con el arma reglamentaria en el rostro, mi hija y mi sobrino se asustaron y ahí me soltaron ellos para que no me sigan pegando. Le tiraron en el suelo y le empezaron a pegar y a mi hija se la llevaron inconsciente”. El relato fue registrado por la Mesa Multisectorial Feminista, un frente de 16 organizaciones que desde 2015 articulan para prevenir y actuar frente a casos de violencia machista.

Lo que sucedió luego del ataque inicial en el hogar de Elsa lo cuenta su sobrino, que fue una de las cuatro personas que la policía de la Seccional 3era de Fontana secuestró y trasladó al destacamento. “A mi abuela la apuntaron con una escopeta en la cara y a mi también. Me llevaron hasta la otra cuadra, me tiraron en la zanja y me patearon todo. Nos llevaron a la comisaría, me sacaron las zapatillas, las ropas, me tiraron al piso y como tres me saltaban encima, a mi primo lo estaban pateando todo, después como no nos podíamos parar nos pateaban la cintura, los presos empezaron a patear las rejas para que nos dejen y pararon, nos llevaron al patio nomás, y después del mediodía nos soltaron. Cuando nos esposaron nos pegaban por la espalda. En sanidad nos miraron nomás y nos dijeron están bien ustedes, pero no nos podíamos parar. Había un policía que le decía al doctor que estábamos bien y yo le dije cómo que lesiones nomás si no nos podemos mover ni comer”. La novia de uno de los jóvenes también fue arrestada y relató: “Apagaron la luz, nos rociaron alcohol, apagaban los cigarrillos al lado, después nos patearon, me tiraron agua, me patearon de nuevo, había como cinco o seis. Por las costillas, los pies, la espalda, y a mí compañero la boca del estómago, cuando nos llevaron para sanidad nos dijeron que nos iban a pegar otra vez, nos amenazaban que nos iban a quemar, a prender fuego”.

Magdalena Corvalán, de la Mesa Multisectorial Feminista cuenta que llamó a las familias víctimas del ataque racista y le dijeron que estuvieron todo el día solos esperando que se garantice el protocolo por abuso sexual. Magdalena cuenta a ANRed “entonces vamos con las compañeras de la mesa, y APDH que también la integra a Fontana y llegamos a las 4 de la tarde al barrio. La menor de edad, (D en adelante) estaba totalmente en shock, sin poder parar de llorar. Llamamos a la Secretaría de DDHH para que se hicieran presentes y nos decían “sí, estamos allá”, pero no, nosotras estamos acá. Eso nos decían, así: “hace dos horas que está el equipo”. Desde ese momento también empezamos a llamar a una ambulancia porque D estaba muy descompensada. La ambulancia y el equipo de DDHH recién llegaron a las 8 de la noche al barrio, cuando ya nos habíamos ido porque comenzaba el toque de queda. En la casa estaban todos los pibes lastimados, no solamente los detenidos, la madre de D tiene cortada la cara de un culatazo, están golpeadas”. Magdalena señala que en el video está la saña con que operó la policía de Chaco.

Según consta en la denuncia, alrededor del mediodía los y las jóvenes detenidas fueron llevados a una unidad sanitaria donde un médico los revisaba mientras el policía los amenazaba. “Finalmente en su domicilio no podían estar de los dolores por lo que ellos mismos se trasladan al hospital donde los médicos registran “lesiones leves” y las madres se enojan, porque los chicos no se podían sentar, no podían caminar, hay uno que tiene toda la cara hinchada, el círculo perfecto del culatazo de la escopeta. Cuando las pibas pidieron una ginecóloga porque habían sido abusadas la respuesta es no hay. Les dieron ibuprofeno y los largaron a la casa, donde esperaron todo el día alguien que vaya a garantizarles el protocolo ILE.

Intervención estatal

“En paralelo a que estábamos allá nos llegaban capturas de pantalla en el celular de declaraciones de la secretaría de DDHH y Género, Silvana Pérez diciendo “en este momento estamos tomando denuncia a la menor…” y nosotras estábamos allá tratando de contener a más de 20 personas en la casa, entre las dos familias. Hoy están los comunicados de prensa y tenemos calentura bárbara” cuenta Magdalena a ANRed.

Por su parte, la Ministra de Seguridad y Justicia Gloria Salazar se despegó del accionar de la policía que dirige y hoy declaró en una conferencia de prensa que el Estado será querellante en la causa por apremios ilegales, amenazas de muerte y abuso sexual que protagonizaron los policías de la Comisaría Tercera de Fontana. A su vez aseguró que Jorge Capitanich ordenó la inmediata separación del cargo de los agentes implicados. Este medio intentó comunicarse con el Gobernador Jorge Capitanich pero no obtuvo respuesta.

Mientras tanto Liliana Beatriz Irala es la fiscal subrogante de la fiscalía de DD.HH quien ordenó como primera medida que Elsa y los y las detenidas sean examinadas por el instituto médico forense, mientras ordenó sea remitida copia certificada de la guardia y novedades de la comisaría así como la identificación del personal policial que intervino en el procedimiento de allanamiento sin orden judicial.

“Hicieron un delito no es que hicieron mal su labor, fue una hazaña tremenda, el odio, la discriminación, racismo, a una de las chicas le querían cortar el pelo… Estamos esperando qué pasa institucionalmente porque tiene que sentar un precedente real porque estamos en vistas de que el aislamiento por la pandemia va a durar mucho más y hoy por hoy los dueños de la calle son esta policía. Si esto queda en la nada significa que de acá a mucho tiempo en Chaco todos y todas las ciudadanas la vamos a pasar muy mal. Más allá de la justicia y cómo esto sigue necesitamos que esto sea ejemplificador para quienes integran la policía porque nadie puede vivir así” señalan las militantes feministas que integran la MMF.

La pandemia como la tortura

Entre los gritos que vociferaban los efectivos policiales resuena la frase “indios infectados”. El barrio Banderas Argentinas queda a cinco minutos en auto de la Capital de Chaco y colinda con el área que se conoce como Gran Toba conformado por comunidades qom, toba, wichí, mocobí. Hasta el domingo 31 de mayo se registraron 889 casos positivos de covid 19 con 53 muertes confirmadas. La víctima fatal más joven de la Argentina tenía 14 años y era de Chaco.

“La situación en Chaco con respecto a los pueblos originarios es gravísima, el virus llega como llegó a todas partes por gente que pudo viajar afuera, la cuestión es que ellos ahora están pagando con sus vidas. En zona metropolitana de Resistenica tenés el barrio Toba y Gran Toba donde hay 4500 habitantes, y desde que llegó el virus al barrio ya hay 13 muertos. Hay vallas y montículos de tierra y la policía rodeando, decidiendo quién entra y quién sale. Observamos que se exacerbó el racismo del pueblo chaqueño: donde ven una persona con rostro chaqueño es una persona con coronavirus. Es cierto que el barrio está plagado de casos, ahora no pueden trabajar, no los quieren subir a transporte público, como consta en las denuncias al INADI, y cuando la policía les golpean les dicen “indios de mierda, infectados”.

Ante esto desde la Mesa Multisectorial Feminista señalan que el Comité de Prevención contra la Tortura, un ente autártico es el único actor institucional en escena que interviene desde que se instaló el aislamiento obligatorio y el toque de queda. “El Comité interpuso un hábeas corpus contra el hostigamiento policial, pero la Secretaría de DDHH no dijo ni una sola palabra, incluso cuando el Ministerio de Seguridad se jactaba con flyer la cantidad de detenidos y menores que detenían por día, como un logro. No sacaron ni un comunicado para decir a la policía, muchachos los estamos observando”, señala Magdalena.

A propósito de la represión ilegal a las familias de Fontana, en el programa radial “Pasaron Cosas que conduce Alejandro Bercovich fue entrevistada Susana González, que coordina 200 comedores en todo Chaco. “Para nosotros no es sorprendente” comentó y señaló “yo presido la comisión de tierra interpartidaria de la provincia de chaco donde nosotros hacemos trabajo dentro de los asentamientos espontáneos, los barrios populares, e integramos Habitar Argentina, un colectivo que está hace 10 años en el país trabajando sobre las leyes de hábitat y género… hacemos mucho trabajando territorial y vemos los abusos policiales. En un desalojo violento que hubo en los límites de Fontana a una señora que pasaba la policía la levanta, la golpean dentro del patrullero,la llevan a la comisaría donde la torturan y hasta hoy tiene problemas en la cadera porque no pudo caminar durante muchísimo tiempo. Nunca hubo una investigación sobre esos policías. Entonces los abusos policiales estamos acostumbrados a verlos”.

Nunca más la versión policial

La mayoría de los medios de comunicación de la región hicieron circular la versión de los policías que ejercieron la violencia, en la cual supuestamente un grupo había arrojado objetos contundentes contra el destacamento policial. Como si eso fuera una excusa para cometer vejaciones sobre adultas, jóvenes y niñas.

“Somos parte de un pueblo originario. Que esto no quede en la nada después de unos meses como pasa siempre, que esto avance para bien para que lo que nos pasó no les pase de vuelta a nuestra comunidades, ya sea wichí mocobí, todos somos aborígenes, todos somos pueblos originarios, quiero que las policías que hicieron esta agresión tanto física como verbal, porque de todas formas nos agredieron, no quede impune. Fue algo tremendo lo que pasó el domingo, está saliendo en todos lados las versiones de la policía y eso no es lo verdadero, fue un atropello, estábamos todos tranquilos y cuando escucho toda la balacera vengo y me encontré encerrada, vine (a la casa de Elsa) porque la señora tiene tres menores de edad y mi intención en el momento era sacarlos y resguardarlos en mi domicilio para que no les pase nada. Cuando voy a la pieza de atrás viene un policía y me empuja que abra la ventana, “le queremos sacar todo de adentro” dijo y cuando el policía se me arrima al lado mío para gritarme yo le sentí olor a alcohol, como que estaban borrachos”, cuenta Rebeca, una vecina que acudió para ayudar a Elsa con los niños y niñas. Su sobrina Karina es una de las pibas detenidas y que también dio su testimonio a la Mesa Multisectorial Feminista.

En medio de las luchas de los barrios populares a lo largo y ancho de Argentina; de la lucha y resistencia negra al norte del continente; la resistencia ancestral de los pueblos originarios se expresa en la valentía de estas familias del barrio de Fontana, Chaco que denuncian y piden justicia.

“Cuando caiga un detenido aborigen en la comisaría tercera que no le pase nada. Para que ningún detenido más de los pueblos originario sea torturado, por eso nosotros hoy queremos levantar nuestra voz como pueblo originario para que no vuelva a pasar nunca más”, desea Rebeca.

Videos de testimonios registrado por la Mesa Multisectorial Feminista el lunes 1/6/20.

*Fuente: ANRed

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