Argentina. El sur global debe ganar la pulseada por el mundo que viene

Por Jorge Falcone*, Resumen Latinoamericano, 1 junio 2020




“Me desperté con ganas de ver que el mundo se incendiara ayerporque estoy cansado de ver morir a los hombres negros”.

Killer Mike, activista y rapero norteamericano.
“El segundo mayor país de América del Sur son los pobres de Brasil que no tienen renta, 60 millones, y esos son los más pobres, los que podrían alzarse en una u otra circunstancia”. 
Joao Pedro Stedile, referente del Movimiento Sin Tierra de Brasil.
“La gente no va a esperar que los que estamos en una organización política digamos ‘ahora hay que salir’, van a salir, la gente toma sus propias decisiones”.
Jorge “Tambero” Zabalza, ex dirigente tupamaro.

Es un hecho. Pese a la contumacia de lxs anticuarentena – tan obtusxs como lxs terraplanistas -, el COVID – 19 existe, hace estragos, y prácticamente en toda latitud en que se ha ensayado flexibilizar el aislamiento preventivo y obligatorio (más por hartazgo del mundo aeróbico que por estricta consideración científica) ha habido significativos rebrotes.
En su intervención más reciente, el Dr. Mario Firmenich escribía: “La eliminación de lo que es ‘población sobrante’ para el establishment global busca reducir tanto el consumo de recursos escasos como la generación de polución mundial no reciclable por parte de una fuerza laboral no necesaria para ellos, a la vez que implica suprimir a los pueblos del sur como sujetos políticos soberanos de los territorios con recursos naturales que se agotan”.
Ante semejante panorama, lxs políticxs locales con vocación de Estado que ya se alistan para las elecciones intermedias del año entrante (Bullrich, Lousteau, Massa, Máximo…) deberían abandonar la noria de una política mil veces fracasada y prestar más atención, de cara al sistema-mundo en ciernes, a la tensión entre lo que alguna vez el poeta uruguayo Mario Benedetti describió como “el arriba nervioso y el abajo que se mueve”, ya que de momento parecería que la iniciativa para que nada cambie la mantiene el Norte Global, que – echando mano a medidas extremas de precarización laboral y control ciudadano – viene sacando tajada de la pandemia a más no poder. Sin ir más lejos, desde que el coronavirus hizo su presentación en sociedad los sectores más concentrados del rubro informático (Apple, Google, Microsoft, etc.) han incrementado sus ganancias en un 15%. En la Era del Big Brother, el resiliente sistema capitalista se apresta a renovar su “rostro humano” alineando a Soros, Stiglitz, y su discípulo de cabotaje, el joven Martín Guzmán.
Pero si algo queda claro, es que sin planificación estratégica sólo pueden darse manotazos de ahogado, tales como prorrogar indefinidamente la cuarentena por carecer de un proyecto de largo aliento, mientras se sitia policialmente un barrio precarizado con el virus circulando dentro.
Como contraparte de lo antedicho, el ejemplo cubano nos recuerda que es posible una globalización de la solidaridad, y el venezolano alecciona sobre lo que puede – aún en una Nación tan asediada por el Imperio – contar con una política de Defensa soberana.
También desde el mundo periférico, más de 300 intelectuales, artistas y organizaciones sociales adhieren a la iniciativa impulsada por la socióloga Maristella Svampa y el abogado ambientalista Enrique Viale, que propone un Pacto Eco Social y Económico urgente y necesario basado en cinco ejes: el ingreso ciudadano universal, la reforma tributaria progresiva, la suspensión de pagos de deuda externa, un sistema nacional público de cuidados y una transición socioecológica radical.
En tal sentido, algunas voces un tanto asordinadas aún, reclaman incluso poner fin al dinero mercancía y pasar a la construcción de un Nuevo Sistema Monetario que emita una moneda virtual facilitadora del comercio mundial – China ya cuenta con la exitosa criptomoneda DCPE, paralela al Yuan -, sin que ello conlleve pago alguno por su uso. Y el establecimiento de créditos otorgados por un Banco Central Internacional, que también debieran orientarse a la solución de todo tipo de tragedias y a la concreción de iniciativas loables y muy necesarias, tales como un sistema sanitario ecuménico y la financiación de una Renta Básica Universal por Derecho de Ciudadanía.
Simultáneamente, desde Panamá hasta nuestro conurbano profundo, la olla popular viene constituyéndose en centro de gravedad de la reorganización popular, ratificando que desde las comunas del hambre volverá a ascender la ola plebeya que inunde las calles si el Palacio sigue empeñado en ser “un servidor de pasado en copa nueva”.
Las multitudinarias movilizaciones contra el asesinato racista del joven George Floyd que hoy conmueven al Gran País del Norte  confirman que no hay cuarentena ni control digital que detenga a ningún pueblo cuando se siente avasallado.-

*Integrante de la OLP-Resistir y Luchar

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