Israel. Muestra su auténtica esencia: Corrupción y Ocupación

Resumen Latinoamericano, 25 de mayo de 2020—-

Por *Alberto Rodríguez García

A finales de mayo, oficiales israelíes confirmaban que la Autoridad Palestina de Cisjordania, liderada por Fatah y Mahmud Abbás desde Ramala, estaba poniendo fin a la coordinación en materia de seguridad con Israel. La relación entre ANP y el Estado de Israel ha llegado a su fin después de que el Knesset, el Parlamento israelí, haya puesto fecha para la anexión ilegal y unilateral de los territorios ocupados de Cisjordania y el Valle del Jordán: julio.

Cuando desde el lado palestino había una mano tendida para el entendimiento, cuando hasta Hamás, el grupo más radical y ‘el coco’ al que todos echan la culpa de los males de la región, había aceptado la ‘solución de los dos estados’ con las fronteras de 1967, los sionistas han decidido dinamitar toda posibilidad de coexistencia; y es que la anexión de territorios por parte de Israel podría salpicar a toda la región. Una tierra especialmente importante que representa la mitad de todo el territorio cultivable de Palestina. Aunque Jordania es de los pocos países árabes que tienen acuerdos abiertamente con Israel, el rey Abdullah II sentenció, en una entrevista para Der Spiegel, que si los israelíes se anexan definitivamente los territorios ocupados en julio, provocarán un “conflicto masivo” con la monarquía.

Los sionistas, no en vano apoyados desde el exterior principalmente por protestantes y evangélicos, solo entienden el mundo como algo que les pertenece, siendo incapaces de comprender que hay comunidades con otra concepción de la vida que llevan mucho más tiempo asentadas en la zona. Y aunque se escuden en el ‘antisemitismo’ para justificar su nulo respeto por el derecho internacional, la convivencia y la vida de los no-judíos, no hay nada más antisemita que expulsar a los árabes semitas autóctonos para entregar ese territorio a ‘los suyos’; aunque sean polacos, argentinos, etíopes o de cualquier otra parte del globo.

Israel se siente con la capacidad de anexionarse territorios, como si tuviesen algún derecho divino sobre los mismos, porque cuentan con el beneplácito de Donald Trump, el megalómano que se cree ‘sheriff’ del mundo. Y es por Donald Trump que en Tel Aviv tienen prisa para anexionarse los territorios ocupados, ante el temor de que Joe Biden apueste por la solución de dos estados por puro pragmatismo, ya que parece contar con asesores más serios que el actual presidente. Esto no cambia que la política de Biden en Oriente Medio sería (de ganar las elecciones) la misma que la de EE.UU. hasta ahora; con un apoyo ciego al estado de Israel. Pero el cambio de presidente en Washington forzaría a las autoridades israelíes a ser más comedidas en sus métodos, sin el actual apoyo para hacer con más territorios de los ya ocupados.

Israel nunca estuvo por la labor de cumplir con su parte en la solución de los dos estados. Ni siquiera estuvo por la labor de aceptar el derecho al retorno de los cientos de miles de desplazados palestinos cuya diáspora hoy suma ya millones. Un derecho al retorno recogido por la Resolución 194 de la ONU y avalado por la Convención de Ginebra. No se puede hablar de una relación bilateral de igual a igual cuando en los territorios ocupados la población palestina sufre cortes en el suministro de agua mientras los colonos no. No se puede hablar de una relación bilateral de igual a igual cuando los palestinos tienen limitado su movimiento con estrictos controles mientras los colonos no. Los israelíes siempre tuvieron en mente re-dibujar Oriente Medio a su conveniencia; nunca integrarse en las dinámicas ya existentes.

Un estado corrupto

Y aunque los israelíes piensen que su modelo es el único válido –cuando no el mejor–, lo cierto es que su estado lo apuntalan el supremacismo y la corrupción. Tras tres elecciones y casi 500 días sin gobierno, 18 meses, Benjamín Netanyahu volvió a convertirse en el primer ministro. Un Benjamín Netanyahu que no duda en afirmar que “Israel no es el estado de todos sus ciudadanos, sino el estado-nación de los judíos”, y que es capaz de cuestionar el mismo sistema judicial del que lleva años beneficiándose ahora que el que está en el punto de mira es él, siendo juzgado por soborno, fraude y abuso de poder.

No deja de ser poético en cierto modo, eso sí, ver al primer ministro de Israel, tras 11 años consecutivos en el poder (y sumando), juzgado en territorios de Jerusalén ocupados desde 1967 poniendo en duda el funcionamiento de su propio sistema.

Egipto y Arabia Saudí han elegido resguardarse bajo el paraguas israelí, Líbano atraviesa una crisis económica sin precedentes, Siria intenta recuperarse de la guerra mientras la economía se debilita, Irak intenta recuperar la estabilidad política, Irán ha tenido que cerrar filas y el mundo está pendiente únicamente del coronavirus. Los sionistas lo saben, y por ello intentarán expandir en el menor tiempo posible todo lo que puedan las fronteras de Israel; como si el Derecho Internacional no significase nada, y como si los palestinos no existiesen. Julio será cuando Israel decida aniquilar definitivamente toda esperanza para la paz, y esta vez no podrán culpar ni a Hamás ni al ‘antisemitismo’.

@AlRodriguezGar

*Alberto Rodríguez García, periodista especializado en Oriente Medio, propaganda y terrorismoLos sionistas intentarán expandir en el menor tiempo posible todo lo que puedan las fronteras de Israel; como si el Derecho Internacional no significase nada, y como si los palestinos no existiesen

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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