Argentina. Una oportunidad

Por Juan Carlos Giuliani*, Resumen Latinoamericano, 23 mayo 2020

La pregunta es sencilla y no admite respuestas ambiguas. ¿La celebración del 210º aniversario de la Revolución de Mayo, representa el continuismo de la maqueta de país neocolonial refrendado por la Reforma Constitucional de 1994, hija del espurio Pacto de Olivos o, por el contrario, retoma las líneas emancipatorias del pensamiento nacional, popular y revolucionario que nos legara Mariano Moreno en su Plan de Operaciones?

El 30 de agosto de 1810 Moreno presenta a la Primera Junta su Plan de Operaciones, un catálogo de nueve artículos que refleja el programa revolucionario de la Gesta de Mayo. Su vitalidad es de tal magnitud, que el principal escriba de la cátedra liberal de la historia oficial, Bartolomé Mitre, “extravió” una reproducción del manuscrito hallada en el Archivo de Indias de Sevilla. Recién en 1896 el doctor Norberto Piñero lo publicó utilizando otra copia que se le enviara desde España.

Moreno proponía una serie de expropiaciones a las grandes fortunas y planteaba políticas de nacionalismo económico y proteccionismo industrial para hacer sustentable el proceso transformador. “La moderación fuera de tiempo no es cordura, ni es una verdad; al contrario, es una debilidad cuando se adopta un sistema que sus circunstancias no lo requieren; jamás en ningún tiempo de revolución, se vio adoptada por los gobernantes la moderación ni la tolerancia”, afirma en la presentación del documento a la Junta Gubernativa de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

“El mejor gobierno, forma y costumbre de una Nación es aquel que hace feliz mayor número de individuos; y que la mejor forma y costumbres son aquellas que adopta el mismo número, formando el mejor concepto de su sistema; igualmente es máxima aprobada, y discutida por los mejores filósofos y grandes políticos, que las fortunas agigantadas en pocos individuos, a proporción de lo grande de un Estado, no sólo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil”, reza el artículo 6 del Plan de Operaciones.

En medio de la pandemia por el COVID-19 vale la pena volver a interrogarse: ¿Existe la voluntad política de establecer una nueva normalidad que no sea igual a la injusticia social anterior?

¿El espíritu humanista y transformador de la Constitución de 1949 no debería presidir cualquier intento de salida de la crisis que consulte los intereses populares?

El territorio en disputa parece ancho y ajeno aunque el pueblo, en sus distintas manifestaciones, con las restricciones impuestas por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, no resigna los espacios que ha ganado por derecho propio y se apresta a librar un nuevo round en su histórica pulseada con el poder oligárquico.

Las ollas populares que proliferan por todo el país simbolizan, mejor que mil palabras, la dimensión del hambre que azota a millones de compatriotas. A su alrededor se congregan en una cremonia colectiva hombres y mujeres que ponen el cuerpo a la intemperie de la marginalidad; desafían la cuarentena que no se puede cumplir en las villas de emergencia, asentamientos o barriadas populares. Porque hay pobreza, falta espacio y sobran penurias; viven hacinados, no existe confort; hay que llenar la panza con algo caliente y conseguir abrigo en estos días de frío.

Y lo hacen sin perder la esperanza de que después del virus algo va a cambiar. Que sea para bien, por la positiva, para mejorar su situación, dependerá en gran medida de la capacidad que exista para traducir en política de masas los niveles de organización y participación desplegados por el Movimiento Popular desde el 2001 hasta acá.

Existe una oportunidad histórica para intentar que los ganadores no sean los mismos de siempre y se pueda dar vuelta la taba.

Para empezar a discutir desde una perspectiva diferente la relación entre capital, trabajo y ambiente.

Para promover un Pacto Constituyente capaz de desarrollar un Proyecto de Emancipación Nacional.

Para que el final de la peste traiga la novedad de que empezamos a resembrar semillas de Justicia Social en nuestra tierra.

Desde distintas vertientes del pensamiento crítico se vienen proponiendo algunas líneas de intervención en la coyuntura con el entendimiento que es el momento oportuno de provocar un cambio drástico en la matriz distributiva.

Sindicatos de diferentes centrales obreras, organizaciones sociales y Pymes presentaron el 1º de mayo el “Manifiesto Nacional por la Soberanía, el Trabajo y la Producción”. Los ejes de las políticas soberanas que proponen son los de Soberanía Alimentaria; Soberanía Monetaria y Financiera; Soberanía Fiscal; Soberanía Productiva; Soberanía Energética y Soberanía Marítima. Además plantean un Piso de Ingresos Garantizado; Acceso a la Vivienda Digna y Planificación Territorial.

La propuesta “Hacia un Salario Universal para afrontar la Emergencia”, destaca cuatro pilares de acción concreta: Renta Básica Universal, Impuesto a la Riqueza, Suspensión de los pagos de la Deuda Pública y una mayor Democratización para afrontar la crisis.

La iniciativa “Hacia un Gran Pacto Ecosocial y Económico”, plantea cinco ejes como punto de partida: Ingreso Ciudadano Universal; Reforma Tributaria Progresiva; Suspensión de pagos de Deuda Externa; Sistema Nacional Público de Cuidados y Transición Socioecológica Radical.

La Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda, bajo el lema El pueblo tiene derecho a saber de qué se trata, para no pagar lo que no debe”, es taxativa: “El Gobierno se encamina a ceder. Todos estos sectores en disputa (FMI, Fondos de Inversión, Gobierno) coinciden en que se pague y que sea a libro cerrado. No aceptamos que sólo exista la opción de pagar. Nuestra prioridad es la vida del pueblo y de la naturaleza. Lo que nos reclaman nunca fue para beneficio nuestro”.

En cualquier caso, se trata de construir una agenda de nuevo tipo hacia una transición justa, que cuente con la participación popular; que logre unir nuevas y viejas luchas, sociales e interculturales, feministas y ecologistas; impulsando un nuevo diálogo Norte-Sur, Centro-Periferia en clave de autodeterminación.

El único sentido valedero y productivo de conmemorar este nuevo aniversario de la Revolución de Mayo es rescatar, revivir y actualizar el plan de liberación inconcluso que idearon los fundadores de la Patria.

*Vocal de la Comisión Ejecutiva Regional de la CTA Autónoma Río Cuarto. Congresal Nacional de la CTA-A en representación de la provincia de Córdoba

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