Argentina. Entrevista desde Europa con el analista político Carlos Aznárez: «Necesitamos unir todas las nuevas y viejas insurgencias»

Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 8 mayo 2020

El portal Resumen Latinoamericano, también revista impresa, representa un observatorio privilegiado de la geopolítica mundial. Le pedimos a su histórico director, Carlos Aznárez, reconocido periodista y militante (actualmente integra las filas de las Organizaciones Libres del Pueblo-Resistir y Luchar, de Argentina) de compartir con nosotros su visión específica del continente latinoamericano y más allá, en estos tiempos de pandemia.

¿Cómo es la situación en Argentina, como se está enfrentando la pandemia?

La situación era ya muy crítica antes de que estallara con fuerza esta guerra bacteriológica en Latinoamérica. Argentina está sumergida en una profunda crisis económica heredada del anterior gobierno macrista que entregó el país a las trasnacionales y fortaleció la idea del vaciamiento a partir de la fuga masiva de capitales al exterior. Pero para ser sinceros, la deuda externa que hoy el gobierno de Alberto Fernández renegocia a la baja para terminar pagando a mediano plazo, no es solo producto del macrismo sino que viene de mucho antes, de la época en que imperaba la dictadura militar y ningún gobierno en estos 37 años optó por no pagarla, y al hacerlo siempre redunda en contra de los intereses del pueblo pobre. Lo de ahora, por más que quieran endulzarnos el oído, apunta en ese sentido a más de lo mismo.
En ese marco, de qué hacer o no hacer con la deuda externa apareció como invitado maligno el Covid-19, y todo empeoró en múltiples aspectos. Si bien el gobierno se percató de que no se podía repetir la tragedia europea, y apuró la idea del confinamiento obligatorio con los primeros casos de infectados por el virus, luego se fue empantanando y entró en contradicciones que terminan mareando a la población. La cuarentena se prolonga sin fecha cierta de término (ahora se está hablando de no levantar el encierro hasta después del invierno nuestro, o sea hasta el 20 de septiembre) y siguen sumándose las denuncias del personal sanitario que habla de falta de insumos básicos (barbijos, respiradores, etc). Por otra parte, las idas y vueltas sobre si se sale a la calle o no, provocan más incertidumbre, y todo indica que estamos ahora entrando en la parte más dura de las infecciones, precisamente porque el 21 de junio empieza el invierno. Aquí hay que hacer una salvedad, si bien el virus es peligroso, no lo es menos que el dengue, que en Argentina causa cientos de miles de víctimas al año, y nunca nadie se preocupó en llevar el conteo día a día. Que el Covid-19 es muy infeccioso, ya se sabe, pero el mosquito del dengue está en todos los barrios más humildes y jamás se hizo bulla por ello, salvo la heroica primera línea de los hospitales públicos o algunos sindicalistas estatales de la rama Salud que siempre denunciaron y pelearon para que se fumigaran los barrios periféricos. Lo que ocurre es que, como dicen muchos pobladores, el Covid-19 es enfermedad de clase media y media alta, que luego termina contagiando al resto, pero el dengue es del pobrerío.
Además, ahora que el virus avanza, y los hospitales tienen camas pero no tienen insumos suficientes, uno se pregunta (y aquí verás que está todo relacionado) por qué pagó este gobierno, en medio de esta pesadilla, primero 8 millones de dólares y luego 250 millones más, de la deuda externa. No hay que ser muy rápido para imaginar cuantos insumos para proteger la salud de la población se hubieran podido comprar con esa desembolso criminal. Porque además, la deuda que se paga y se quiere seguir pagando, es ilegítima y odiosa. Si antes del Covid-19 ya planteábamos suspensión de pago e investigación de su legitimidad, ahora eso debería ser razón de estado, pero lamentablemente no es esa la intención del gobierno, que por otra parte pacta con el trasnacional grupo Soros más préstamos. Y como se sabe ninguno de estos multimillonarios presta dinero por filantropía.

¿Qué países son a tu entender los que realmente han planteado políticas serias contra el Covid-19?

Sin dudarlo, Cuba, Venezuela, China y Vietnam. Todos ellos parten de una premisa: lo más importante es el ser humano y no el mercado. De allí, que apostaron desde hace años a la medicina preventiva, a los médicos de familia, a preocuparse realmente por la salud pública y no solo decir que “hay que hacer algo” cuando todo ya está en situación de colapso. De allí que son los países que saldrán vencedores de esta compulsa, han hecho cuarentenas responsables, han testeado a miles de personas a tiempo, tienen insumos y en el caso de Cuba, que creo que se lleva todas las palmas, han enviado médicos allí donde se les reclamó. Incluso a países que aún -y esto es de conductas miserables- aún mantienen el bloqueo contra la Isla.
Los médicos y médicas cubanas son una expresión imponente de lo que es la solidaridad internacionalista que siempre ha practicado la Revolución Cubana, y el mundo entero debe estar agradecido por ello. De allí, que es el momento de redoblar la campaña de solidaridad con Cuba, Venezuela y todos los países que sufren el bloqueo y exigir que el mismo se termine definitivamente. Trump y sus secuaces no pueden digitarnos de tal manera, ya que ellos sigue significando dolor y muerte para las poblaciones que soportan desde hace años ese criminal bloqueo.

¿Como te imaginas la post pandemia?


Solo con ver como viene el presente, nos podemos ir preparando para ese tiempo de post pandemia. Ya van 300 mil despedidos y despedidas de sus puestos de trabajo, una inflación estruendosa de casi el 60%, la economía en un default desordenado. Sumemos que prácticamente un 60 0 70%, según el rubro, de las pequeñas y medianas empresas están fundidas y algunas ya con la decisión tomada de no poder reabrir sus puertas, el dólar “negro” en una carrera de crecimiento acelerado que en un corto plazo hará estallar una hiperinflación más brutal que la del 2001. En ese marco, millones de personas sumergidas en la pobreza, esa parte de la población que no puede hacer cuarentena porque vive en casas de lata o cartón hacinados, que vive de lo que se rebusca trabajando en el día a día, y que ahora integra el ejército de la desesperación, ese que grita en sus barrios, la consigna “si no nos mata el Covid nos mata el hambre”. Es verdad que el gobierno ha abierto una línea de subsidios, pero no es suficiente y no abarca a una buena franja de esa población carenciada. Porque también es verdad que se le entrega cientos de millones a las empresas como compensación para el pago de salarios, pero muchas de esas empresas siguen suspendiendo o despidiendo a trabajadores. Como siempre, la riqueza (aunque sea en estas circunstancias extremas) nunca se distribuye entre los que hacen en la práctica la economía de un país.
Con este presente, vamos a un futuro en el que habrá que luchar duramente contra el capitalismo y quienes lo representan aquí o en el resto del continente. No es posible que esa “normalidad” de la que nos hablan signifique que todo quede parecido al mundo pre Covid 19. Si algo quedó demostrado es que los países capitalistas, esos que se llenan la boca con la palabra democracia y que ahora sugieren que “nos cuidan”, cuando en realidad nos tienen en prisión domiciliaria para que no les plantemos cara, son la muestra cabal de desprecio hacia sus pueblos. Solo les importa el dinero, las ganancias, el mercado, la destrucción de la tierra y el eco sistema. No, no puede ser que imaginemos un mundo donde esos valores sigan intactos. Para ello habrá que pujar de tal manera y provocar que la lucha de clases les estalle en plena cara. Ellos, con sus empresas trasnacionales, con sus guerras imperialistas, con sus Trump, pero también con sus Macrón, Pedro Sánchez; Merkel, Salvini, Conte o Johnson y otros similares son los que han ido provocando paso a paso este trágico presente. ¿Los vamos a perdonar? ¿Dejaremos que otra vez nos convenzan con sus cantos de sirena para que terminemos postrandonos ante las democracias burguesas? O por el contrario, apelaremos a toda la fuerza de nuestra creatividad para pensar un mundo diferente, donde recurramos a la sabiduría de los pueblos originarios, a su amor a la tierra, a su desprecio por el consumo, a su fuerza ancestral.

¿Qué está pasando en las cárceles, cúal es la situación?

No solo en Argentina, sino que creo que en todo el mundo hay rebeliones carcelarias, protestas lógicas de quienes están detrás de las rejas y temen contagiarse por el hacinamiento en que viven. Alli se mezclan en el reclamo los presos políticos y los presos sociales, y los gobiernos hacen caso omiso a la necesidad de conceder prisión domiciliaria a quienes no estén acusados de violadores o asesinos seriales y genocidas. Sin embargo, aquí en mi país, varios jueces nefastos han otorgado ese beneficio a militares violadores de derechos humanos o civiles cómplices de la dictadura. Por otra parte, la sola mención de que se pudiera conceder ese tipo de prisión temporaria para algunos detenidos que no entran en el rubro de los “peligrosos”, provocó una catarata de protestas impulsadas por la derecha y así vimos como un montón de gente de clase media salió a cacerolear a los balcones repudiando que los presos pudieran salir. Esa demostración fascistoide de una parte de la sociedad asquea, pero gran parte de la culpa la tienen los medios hegemónicos que calientan los motores para que las fobias reaccionarias estallen con fuerza.

¿Qué pasó con Milagro Sala?

Milagro Sala, Luis D’Elía y otros dirigentes sociales están en prisión domiciliaria porque hubo fuerte presión militante para que se dé ese paso. Lo tremendo es que el gobierno al cual estos compañeros siguen apoyando, miró a un costado todo este tiempo, como si realmente no pudiera hacer nada para liberarlos. Eso habla de un formalismo incomprensible que seguramente la derecha no haría jamás. Todo lo contrario, ellos te hunden en la cárcel sin ningún tipo de excusas, y a su gente le otorgan toda la impunidad posible.

¿Cómo evalúas la situación desde el lado comunicacional?

Con toda esta guerra bacteriológica que estamos soportando, los medios hegemónicos sigue jugando un papel nefasto. Son los especialistas en seguir lavando el cerebro de los consumidores de falsas noticias o de una clara desinformación de la realidad. Nunca han dejado de conspirar contra los gobiernos que ellos no colaboraron en impulsar: fueron obedientes y disciplinados junto a los militares y de ahí en más, han desestabilizado cualquier amago de planteo mínimamente progresista. Lo peor es que gobiernos que se dicen nacionales y populares no los enfrentan realmente, sino que además les otorgan prebendas en pauta publicitaria, y eso sirve para que estos medios conspiren permanentemente contra dichas administraciones. Lo vimos durante todo el período de los Kirchner, luego se reforzó en la era Macri, y ahora como el gobierno Fernández-Fernández está intentando tímidamente modificar algunos de esos déficits, ya están conspirando desde sus cloacas comunicacionales.
Por el contrario, esta situación hace cada vez más necesario el reforzamiento de los medios alternativos o de contrainformación, tanto para batallar contra las mentiras de los “grandes medios” como para ir generando espacios de formación y debate entre quienes se animan a luchar y desafiar al capitalismo. Medios como el nuestro (Resumen Latinoamericano) que ya tenemos una larga andadura de 31 años de existencia, que hemos crecido navegando contracorriente y apostamos siempre a la continuidad, juegan un rol importante en este momento difícil que vivimos. Nos preparamos para el momento post-Covid, dando espacio a información que no se subordine a la OMS sino a la realidad de lo que ocurre en nuestros países asolados por la miseria y el hambre. En nuestras páginas también damos lugar a artículos de científicos, médicos o filósofos que dicen que esto no es lo que nos quieren vender para asustarnos y desmovilizarnos, sino que se trata de un montaje muy potente de envenenamiento y control férreo poblacional para someternos mucho más aún, a punta del miedo y el pánico. El virus existe, sin duda, pero toda la campaña “OMSiana” (a la que la mayoría de los países se suscriben) está en sintonía de involución a nivel de nuestras sociedades. Hubo una época en que decíamos “no queremos que nos den una mano, sino que nos saquen las manos de encima”. Hoy diríamos: No queremos que nos cuiden los que provocaron todo esto, los amigos de los agrotóxicos, los transgénicos alimenticios, la soja, las bombas, las guerras, las invasiones, las razias contra inmigrantes.
Los medios alternativos en toda esta batalla tenemos mucho para ayudar para que la intoxicación de las mentiras no se perpetúe.

¿Qué piensas de lo que está pasando con Venezuela bajo agresión norteamericana?


Lo de Venezuela es realmente heroico. Fuera de Cuba, ningún país ha soportado, sin desmoronarse, un jaqueo imperialista de tanta intensidad y continuidad. Sin embargo, las enseñanzas del Comandante Hugo Chávez, en el sentido de no ceder un paso ante la agresión de Washington y sus aliados europeos, se han encarnado en el bravo pueblo y sus fuerzas armadas, generando un muro donde se han ido estrellando todos los ataques.
Ahora mismo, tenemos el ejemplo de esta nuevo Bahía de Cochinos venezolana, cuando los mercenarios colombianos arropados por dinero y logística gringa intentaron desembarcar en La Guaira y más puntos del país. Otra vez fracasaron porque las FANB con su Inteligencia, con sus armas y su arrojo, más la colaboración del pueblo en armas, hicieron morder el polvo a quienes lo intentaron. Para estos esbirros asesinos no debe haber ningún tipo de concesiones. Si vienen a asesinar lo más lógico es que se los reciba a plomo limpio.
Si bien, desde 1998 cuando el chavismo se hizo con el gobierno, todos los mandatarios estadounidenses intentaron apoderarse de Venezuela y sus riquezas, es indudable que el recrudecimiento que se ha producido con la llegada de Trump, ha encendido en el país caribeño todas las alarmas. El reforzamiento de la alianza cívico militar más el desarrollo imparable de las milicias son un factor fundamental con el que no ha podido el imperio, pero además Venezuela Bolivariana ha multiplicado sus victorias diplomáticas tirando por tierra todo intento de los aliados putativos de Trump en Latinoamérica de forzar una intervención directa. Con la conducción de Nicolás Maduro, el trabajo leal e incansable de Diosdado Cabello, la lealtad del ministro y jefe militar Padrino López y la impecable tarea como Canciller de Jorge Arreaza, la Revolución sigue en pie y resistiendo cada día a las sanciones y agresiones. Ahora, esa misma solvencia ha quedado demostrada en la lucha contra el Covid-19, generando confianza y manteniendo una comunicación permanente para llevar tranquilidad a la población. En ese marco de continuas victorias, EE.UU quiso montar también en los últimos días un bloqueo naval sumado al que ya existe y que genera dificultades de todo tipo a la economía venezolana, sin embargo, la catástrofe sanitaria que vive el pueblo norteamericano por la desastrosa política de Salud del actual gobierno han frenado esa iniciativa guerrerista de sus marines. Por eso, dieron luz verde a los paracos colombianos, a los “soldados” de la DEA y a los “Rambos” de Silvercorp, y ahora se estarán maldiciendo entre ellos al ver como un humilde grupo de pescadores de Chuao los rindieron, amarraron con cuerdas de plástico y los expusieron a la vista de todos, allí en el piso frente a la “Pescadería socialista” inaugurada hace años por Hugo Chávez. Más allá de esta victoria indiscutida y tonificante para toda Nuestramérica,Venezuela y su Revolución deben estar siempre en nuestra agenda y ser premisa fundamental de todas y todos los internacionalistas del mundo. Esos que con los bolivarianos locales repetimos: “Leales siempre, traidores nunca”.

¿Qué tendrían que hacer los revolucionarios en esta situación donde los poderosos podrían aprovechar de la crisis para fortalecerse?

Organizarse para incrementar la lucha frontal contra el capitalismo allí donde nos toque actuar. Desoír las voces de aquellos que siempre intentan poner paños fríos a las rebeldías. El futuro, repito, será de confrontación. No sirve seguir comprando los espejitos de colores del reformismo o las aventuras socialdemócratas con que cierto progresismo suele encandilarse. Con los millones de despedidos que tendrá el mundo y en especial nuestro territorio latinoamericano, con la pobreza estructural en aumento mes a mes, qué otra receta podemos imaginarnos que no sea seguir pensando en la Revolución y el Socialismo. El capitalismo ha demostrado, una vez más, que es la encarnación de la muerte. Es imprescindible la construcción de un mundo donde los pueblos se pongan espalda con espalda y rechacen las fronteras odiosas y disciplinadoras. Todas las vías de luchas son buenas a la hora de pensar de plantarle cara al imperialismo y al capitalismo. Aprendamos de las compañeras que han unido sus fuerzas contra el patriarcado y el machismo, y procuremos el ensamble entre todas las nuevas y viejas insurgencias. Si por el contrario nos conformamos con todas las bajadas de línea de los que nos quieren sumisos, luego no nos quejemos, todos estos meses hemos visto como se las ingenia el gran capital para seguir machacándonos.

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